Día Frío, o tal vez...

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- ¡Aghhh! Sasuke... ¡Aghhh! Más... ¡Másss! - Gritaba sin parar un joven rubio de piel bronceada, mientras apretaba las sábanas bajo su pecho, y sus ojos permanecían cerrados. Sobre él, estaba Sasuke, su piel de porcelana se dejaba ver enrojecida, mientras se deslizaban perlas de sudor, su respiración errante daba fe que su cuerpo estaba excitado.

Justo cuando la realidad me choqueó, sentí como hipotéticamente mi corazón se fracturó. ¿Por qué? Ni siquiera yo mismo sé por qué... Si es algo que hacen las parejas ¿No es así? Me llené de ira, ligada con dolor.

- Sasuke... - Pronuncié casi en un susurro, captando la atención de ambos chicos en la habitación.

- ¡Itachi...! - Respondió él, mientras veía como su cuerpo convulsionaba, siendo víctima de un orgasmo entrecortado. Mordí mi labio, sentí como mi rostro se enrojecía y mis ojos se llenaban de lágrimas, soy un completo idiota, esto no debería ser así, pues Sasuke sólo es mi hermano y está con su novio, punto.

Tomé la puerta de la manilla y la cerré de un portazo. Salí del apartamento, ni siquiera tomé las llaves del auto, necesitaba caminar. El día estaba helado, el cielo estaba algo nublado y para colmo dejé la chaqueta en mi hogar, una corriente de aire frío se metió a través de mi camiseta, acariciando la piel de mi espalda, erizandome en su totalidad. Froté mis manos, en una busqueda de algo de calor, el frío era inclemente, aunque sinceramente me encanta esta clase de clima, me pone de buen humor, aunque en este instante sienta mi músculo vital adolorido y fragmentado.

Tan sólo quería desaparecer del mapa, este huracán de sentimientos que ahora golpeaba mi pecho era incalmable, me desesperaba... La brisa golpeaba mi rostro, mientras mi cabello era sacudido, la coleta se rompió y entonces quedó libre, yendo hacía donde el viento lo condujera. El sol parecía no querer salir hoy, aunque tampoco llovía, tan sólo era eso, un día frío.

Cuando me di cuenta, ya había caminado tanto, me encontraba a una gran distancia de dónde vivía. Mi estómago rugió, al parecer llevaba demasiadas horas caminando, intentando apaciguar el desastre que tenía dentro de mi, pero al parecer sólo conseguí que se despertara otro problema: Tenía hambre. Caminé un poco más, hasta encontrarme frente a un restaurante, algo lujoso para lo que realmente deseaba.

Me ubiqué en una mesa al azar, finalmente mi cuerpo comenzó a tomar un poco de calor, ordené bolas de arroz, té y dango de postre. Mientras traían lo que pedí, revisé mi celular, nunca había visto tantas llamadas perdidas, la mayoría de Sasuke, dos de papá y tres de Shisui. Me tomé la molestia de pensar quien merecía que le regresara la llamada... Con papá no quería hablar, sé bien que sería para cosas de trabajo y estaba harto de trabajar mientras mis vacaciones no finalizaban, descartado.

Sasuke... Sentí como mi corazón se contrajo, sería a la última persona que llamaría, descartado. Shisui, supongo que era el único merecedor de que le llamara.

- ¿Hola?

- Itachi, hasta que respondes. Ha sido imposible comunicarme contigo hoy. - Respondió, soltando un suspiro de aliento.

- Ah, Shisui... Sí, he estado algo ausente hoy. - Contesté intentando sonar desinteresado.

- Ya veo... ¿Te gustó el desayuno? -

- Oh, muchísimo, gracias, fue una buena manera de demostrar tu apoyo, gracias shisui.

- Eso es una buena noticia, te llamé al apartamento para saber si habías llegado bien y cómo iba tu resaca pero sólo contestó Sasuke y cuando pregunté por ti, colgó, así que me preocupé un poco. ¿Todo está bien? - Preguntó con preocupación, Shisui debía ser como mi ángel guardián.

Prohibida Seducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora