Consanguíneo

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– ¿Qué hiciste en todo el día Sasuke? – Preguntó Madara, yo sólo lo miré con desgano, hoy pasaría la primera noche en su enorme apartamento, nótese la palabra enorme. Itachi no quería ceder, tuve que hacer mil y una cosa para poder salir de allá.

Luego del gran evento Uchiha Corporations, papá habló con ambos, dándole órdenes específicas a Itachi que no se opusiera a mi salida con Madara, según mi padre no estaría en mejor lugar que con él en estos momentos, puesto que debo aprender "cosas de empresarios", por favor... No sé dónde rayos dejó Padre su instinto ninja.

Esa misma noche tuve que hablar con Itachi, que estaría bien y ciertamente conseguí venir con Madara, no sin antes jurarle que no dejaría que se me acercara y que estaría siempre muy cerca, vigilándome... Quedaron tantas cosas pendientes entre Itachi y yo, sólo quiero estar a su lado, deseo...

–¡Sasuke! – Exclamó Madara, sonando la mesa. – Te estoy hablando. – Agregó, mirándome serio.

– Ah, sí... Pues, nada. Desde que llegué sólo he estado arreglando mis cosas. – Respondí, encogiéndome de hombros.

– Umn, entiendo... Hoy pasarás tu primera noche aquí... – Dijo, metiéndose un bocado de comida.

– Ajá... – Respondí desinteresado, tomando de mi bebida.

– ¿Sabes? Es una lástima que las cosas hayan tenido que ser a la fuerza, tú me recuerdas mucho a mi cuando era joven. – Dijo él, señalándome con el cubierto, yo ni siquiera lo miré, estaba algo molesto de haber tenido que mudarme, luego recordé los motivos reales por los cuales accedí con tanta facilidad y sabía que tenía que poner de mi parte, sino jamás podría descubrir qué planes tenía Madara tanto con la empresa, como conmigo.

– ¿Por qué te recuerdo a tu juventud? – Cuestioné, intentando sonar interesado.  

– Tu forma de ser... Es bastante peculiar. Tienes un carácter rudo, difícil de domar, sé que no me equivoqué a colocar mis ojos sobre ti. – Dijo él, volviendo su vista a su comida. 

–Ya veo... –  Respondí, entrecerrando los ojos, me pregunto que esconderá o a qué se refería.

– Bueno, he terminado. Tomaré una ducha– Dijo, mientras se levantaba y dejaba el plato en la mesa, entonces fue cuando noté una presencia adicional a la nuestra, un hombre de cabello grisáceo, atado con una cola baja, usaba anteojos.  Observé a los lados y Madara ya no estaba. 

– Bienvenido a casa, Sasuke-kun... –    Arrugué el entrecejo. 

 – ¿Quién rayos eres? – Cuestioné, serio. 

– Oh, cierto que tú no me conoces como yo a ti... Soy Yakushi Kabuto, sirviente de Madara-Sama. Un placer... – Dijo, haciendo una reverencia. 

– Uhm. – Respondí, observándolo con desconfianza. 

– No tienes que ser tan escéptico Sasuke-kun, ve... Termina de comer, se te va a enfriar, yo mismo la hice para ti. – Dijo, sonriendo. ¡¿Qué rayos?! Pudo haberme envenenado tranquilamente y... Rayos, error de novato, jamás comeré algo que no compre yo mismo, es un hecho. 

– Ya no tengo hambre. – Respondí, levantándome y caminando a la que sería mi nueva habitación, más que un cuarto, parecía la mitad del apartamento de Itachi, era enorme. Mientras caminaba, sentía como la mirada del tal Kabuto me devoraba, que despreciable ser...   

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POV Madara

Entré a la ducha, dejando que el agua mojara mi cabello, ver el rostro de Sasuke aquí en mi casa, tan cerca de mi, me hace sentir que estoy muy cerca de conseguir mi objetivo. Dejé que el agua mojara mi pálida piel, mi cabello se adhería a mi espalda, sólo intentaba que la ducha ahogara mis pensamientos, siempre era igual, sentía que en cualquier momento iba a enloquecer. Es una mezcla de bipolaridad, con algo de demencia. Sé que jamás podré superar la muerte de Izuna y jamás podré perdonar a Hashirama por su traición.

Prohibida Seducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora