Capítulo 2

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Los gritos de Camila provocaron que despertara de golpe. Tome un respiro profundamente tratando de llenar mis pulmones con el aire que tanto necesito en estos momentos y me incorpore tomando la posición más cómoda en este pequeño sofá, para poder lograr dormir en el, tuve que luchar a muerte con Elliot, ya que él quería que durmiera en la cama, pero me parecía injusto que mis amigos se organizaron para disfrutar este viaje y estar cómodos, para llegar yo e invadir su espacio de dormitorio.

— ¿Cómo dormiste? — Pregunto Carlos recargando todo su peso sobre la puerta.

— Bien— Suspire pesadamente observando a Carlos. Lucía muy gracioso en la posición que se encontraba ya que parecía que estaba imitando a mi padre, eso solía hacerlo cuándo me levantaba todas las mañanas para asistir al colegio. Lo extraño tanto. — ¿Y tú? ¿Descansaste?

— Más de lo que creí. — Rió y se acercó hacia mi dirección sentándose sobre el pequeño espacio que quedaba del sofá. — ¿Aun te duele tu mejilla? — Inquirió, alzando una de sus gruesas cejas.

— Estoy bien, gracias por preocuparte.

Él volvió a callar un segundo y después continúo con el interrogatorio.

— ¿Cómo fue que te golpeo?, puede ser que pienses que soy un entrometido y que no me importa nada sobre tu relación, pero en realidad no es así, me importa bastante, más de lo que crees.

Recordar el momento simplemente me provoca estremecerme, traté de tranquilizarme y decirle la verdad a Carlos, pero es muy difícil contar una historia como esta. Supe que mi expresión me delataba ya que mi amigo no hizo más que reflejar preocupación al verme en el estado en el que me encontraba.

— Él trato de hacerme, d-año. — Dije en un hilo de voz. — Trato de abusar de mi Carlos. — Las lágrimas comenzaron a brotar, luche contra ellas pero fue imposible controlarlas. — Pero yo tuve la culpa, le seguí el juego pero después no quise continuar, le dije que no me encontraba lista para dar ese paso, pero él no entendía y me quería obligar a hacerlo. Soy una estúpida. — Mi amigo me escuchaba atentamente con el ceño fruncido y en su mirada se encontraba un poco de coraje y tristeza al mismo tiempo.

— Amber, tú no tienes la culpa de nada, no debes culparte, tienes razón, cuando das ese gran paso, tienes que ser responsable y cuidarse al momento de tener relaciones, Alex no tiene ningún derecho de obligarte ni aunque seas su novia no le otorga el derecho de obligarte a hacer algo tan importante en la vida de una chica, como tú Amber. — Tomó mi rostro y con cuidado quito las lágrimas que recorrían cada mejilla. — Alex estuvo mal al haberte golpeado, eso ya es un grado de violencia, el noviazgo se debe disfrutar con respeto y amor y tampoco debe de sacarte de los clubs, como lo hizo ayer, ¿Crees que no me di cuenta cuando te tomo del brazo y te saco de allí? — Habló con la voz más ronca de lo usual y observándome detenidamente a los ojos.

Solo asentí. El nudo en la garganta no me dejaba hablar, mis manos sudaban y mis piernas temblaban.

— Pero somos novios, él puede darme órdenes. — Logre hablar entrecortadamente. — Por favor ya no quiero hablar sobre esto. — Suplique, pero Carlos solo negaba.

— Amber, ¡Alex está mal!, debes ponerle un alto. ¡Incluso puede llegar a matarte! — Casi gritó y se puso de pie echando su cabello para tras.

— Por favor. — Insistí suspirando pesadamente. Carlos salió de la habitación estrellando la puerta tan fuerte que provoco que mis amigos gritaran.

Tal vez él tiene razón, pero Alex no merece que lo termine, simplemente lo ha hecho una vez y estoy segura que el me pedirá perdón y todo seguirá como antes.

Alerta AmberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora