Capítulo 9

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Abrí mis ojos lentamente ya que la luz del sol molestaba mi mirada, observe alrededor encontrándome en una habitación color rojo decorado con una cenefa de color negro, en el rincón se encontraba un piano y una guitarra sobre su atril, sonreí al recordar que me encontraba en la habitación de Carlos.

Tome el portarretrato que se encontraba sobre la comoda, encontrándome una foto de Carlos disfrazado de bufón, me causo bastante gracia, ya que se encontraba con cara de desagrado y con sus ojos ligeramente entrecerrados, tenía máximo cinco años de edad, en ese mismo instante se abre la puerta provocando que diera un leve salto sobre la cama, debido a mi acto Carlos rió posando su mirada sobre el portarretrato pero al segundo su sonrisa desapareció cuando noto lo que tenía en mis manos.

— Dime que no viste esa foto. — Avanzo unos cuantos pasos hacia mi dirección.

— Claro que la vi, te ves tan chistoso, ¿No te gustó ese disfraz? — Volví a observar la foto de Carlos, tratando de controlar mi risa.

— No— Dijo poniendo la fotografía de nuevo en su lugar. — Era mi mayor secreto, pero al parecer lo descubriste.

— Vamos, luces tierno.

El negó y después tomo lugar al lado de mí.

— ¿Cómo es que llegue hasta aquí? — Pregunte observando fijamente a Carlos. — Solo recuerdo que estábamos en la recamara de juegos viendo una película que por cierto no me gusto en lo más mínimo. — Le dije dulcificando con mi voz.

— ¡¿Cómo puedes decir eso?! Es la mejor que pueda existir Amber, creo que debería dejarte. — Vaciló riendo.

Me crucé de brazos intentando hacerme la ofendida girando mi rostro hacia la divertida foto de Carlos y una carcajada proveniente de mi garganta broto fuertemente en la habitación.

— ¡No mires esa foto! — Se puso de pie y camino hacia la comoda tomando la fotografía guardándola en uno de los cajones. — No quiero que digas mi secreto, solo tú y mis compañeros del preescolar lo saben. Debes prometerlo.

— Lo prometo. — Reí por la tontería de Carlos. — Y lo prometo. — Alcé mi mano derecha en forma de juramento.

— No te creo, debes jurarlo con el corazón. — Alzo una ceja y yo volví a reír.

— Lo juro con el corazón. — Dije posando mi mano derecha sobre mi corazón. — ¿Estas contento? — pregunté riendo por el rostro divertido de él.

— Más que eso. — Dijo mostrando la más bella de sus sonrisas. — Ambercita, quiero hacerte una invitación. — Volvió a tomar lugar sobre la cama ahora abrazándome por los hombros.

— ¡Detente, no digas nada más! — Pose mi mano sobre sus labios impidiendo que articulara alguna palabra. — ¿Cómo me llamaste? — Retire mi mano y el soltó una carcajada.

— Pues como tú me llamas Carlitos, tengo el derecho de llamarte Ambercita, ¿Es el diminutivo de Amber que no? — Preguntó mirando mi rostro divertido.

— Si, pero Carlitos se escucha bien, "Ambercita" no me agrada. — Le dije a la defensiva. — Se escucha como si llamaras a un cachorro, no quiero que me llames así. — Lo mire detenidamente esperando una respuesta aceptable de su parte.

— Esta bien. — Dijo tomando mi rostro entre sus manos plantando un beso sobre mi mejilla. — Ambercita. — Volvió a decir. Negué con la cabeza y después reí.

— ¿Y la invitación? — Pregunte cruzándome de brazos tratando de lucir enfadada.

— Cierto— Trono sus dedos sobre mi rostro. — ¡Hoy iremos al parque de diversiones!, irán los chicos, Luis Fer, Cami y Elliot. — Dijo entusiasmado.

Alerta AmberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora