Capítulo 4

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Los exámenes se están acercando y realmente no entiendo nada sobre literatura, gracias al cielo, Alex es bastante listo en esta clase, así que puede ayudarme a estudiar un poco para mi prueba. Me encontraba esperándolo tratando de retener un poco de información sobre las funciones del lenguaje, un tema que logre captar más o menos en clase y con un poco de asesorías de Luis Fer.

El timbre sonó provocando desconcentración en el tema, corrí desde la estancia tropezando torpemente por toda la casa hasta llegar a la puerta, abrí encontrándome a Alex con una caja de pizza en sus manos y una sonrisa de oreja a oreja.

— Hola— Dijo el depositando un beso en mis labios. — Traje pizza, es seguro que nos has probado bocado.

— ¿Eres brujo o qué? — Me hice a un lado para que él se adentrara. — Muero de hambre, pero debo estudiar demasiado si no quiero tronar literatura.

— Tranquila amor, vas a aprobar. Solo tranquilízate. — Me tomo por los hombros y después me enrollo entre sus brazos. — Te amo, ¿Sabes?

De pronto recordé lo que dijo Camila, ¿En realidad lo amo?

— ¿Amber?

— Yo te amo más. — Respondí no muy convencida sobre mi respuesta. — ¿Estudiamos? — Tome su rostro entre sus manos y bese sus labios desesperadamente, en realidad necesitaba hacerlo, es como una prueba de que en realidad estoy enamorada de él, Alex me tomo por la cintura acariciando mi espalda de arriba hacia abajo, enrollé mis piernas sobre su cuerpo mientras el besaba mi cuello, la intensidad comenzó a subir cuando comencé a desabotonar su camisa y el quito mi blusa, dejándome solamente en ropa interior. — Amber, te lo suplico, se mía.

Asentí entre besos desesperados. Su mano derecha viajaba por todo mi cuerpo y la otra acariciaba mi cabello. Nuestras respiraciones se encontraban agitadas y una leve capa de sudor se encontraba en mi frente.

— Espera. —Dije un poco agitada. — No tengo.... — Hable con vergüenza.

— ¿Para que los necesitamos? — Su pecho jadeo. — Te amo Amber, no los necesitamos, te quiero para toda la vida. — Volvió a besar mis labios y después mi cuello.

— No Alex, es peligroso. — Recorrí con mis manos su pecho desnudo. — Mejor hay que esperar y mejor nos ponemos a estudiar.

— ¿Estas insinuando que estoy enfermo? — El silencio tras esa pregunta se hizo presente en la habitación. Negué y me lancé a sus labios tratando de controlar un poco su enojo. — Eres mía Amber, puedo hacerte lo que yo quiera.

— Si, pero esta tarde no, no estamos completamente listos amor. — Alex se tiro a mi lado y suspiro pesadamente.

— ¡Estoy harto que siempre me hagas esto Amber! — Dijo con aquel tono que tanto me da miedo. — ¡Joder!

— Tranquilo Alex, esta vez te lo juro que si quería, pero no tenemos protección. —Trate de convencerlo, pero al parecer lo empeore ya que comenzó a arrojar las cosas de la comoda.

Regreso su vista a mí, me tomo por los hombros y comenzó a besarme desesperadamente como si fuera la última vez que lo haría, no podía hablar ya que sus labios estaban sobre los míos impidiendo que lo hiciera.

Trate de zafarme de su agarre, pero su puño se estrelló contra mi estómago, impidiendo mi movilidad, Alex se puso de pie para quitarse los vaqueros, dejándome un espacio para salir de la habitación, cuando por fin logre ponerme de pie, volvió a tomarme lanzándome a la cama dejando caer todo su peso sobre mi cuerpo.

Alerta AmberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora