Capítulo 13

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Han pasado varios días desde que salí del hospital, claro con bastantes cuidados, como no correr, no caminar largas distancias, no cargar cosas pesadas y todas esas exageraciones de cada doctor. La madre de Carlos, y Carlos insistieron en que me quedara en su casa, pero era evidente que me negué, ya hicieron bastante por mí.

He estado viviendo en mi casa, afortunadamente las cosas con Connie mejoraron, todos los días cocina esas galletas que tanto me gustan, mientras conversamos, las comemos escuchando música clásica en la tocadora de discos de mamá.

Aún sigo dándole vueltas al asunto sobre mi embarazo, Camila sigue insistiendo en que acepte la oferta de Carlos, mi corazón dice que me quede con el bebé, mientras mi cerebro dice que lo de en adopción, todos dicen que siempre debes seguir a tu corazón, pero en realidad siempre he tenido una teoría sobre este asunto, en mi opinión, siento que es mejor aceptar la respuesta del cerebro, ya que piensa más, el nos hace pensar en las consecuencias o en las cosas buenas que nos pueden suceder y el corazón, simplemente nos hace actuar sin medir lo que puede suceder, sin embargo las personas siempre seguimos al corazón ya que es lo que la mayoría nos aconsejan, pero en mi caso, opto por seguir al cerebro.

Brota un suspiro de mis labios mientras cierro el álbum de fotografías donde nos encontrábamos toda mi familia en mi fiesta de seis años, en la cual me quebré un brazo intentando usar la bicicleta que me regalaron mis padrinos, recuerdo tanto ese momento, no podía dejar de llorar, mi hermano me trataba de consolar mientras me consultaban tratando de jugar conmigo a las muñecas, pero simplemente el dolor me hizo golpear su rostro con una de ellas, mamá me regaño pero no recuerdo muy bien que dijo ya que también la ignore.

Me levanto del sofá mientras mis pies me dirigen hacia la cocina provocando que la madera se estruje por cada paso que doy, abro la nevera tomando una manzana la cual se encontraba algo pasada de días, así que decido tirarla al pequeño cesto de basura, sigo buscando algo para merendar, pero en realidad el refrigerador se encontraba casi vacío, lo único que logre encontrar fue una barra de jamón la cual también estaba pasada de días.

El día se encontraba soleado con un aire realmente agradable, tomo mi bolso y salgo de la casa para iniciar una caminata hacia el supermercado, en realidad no estaba muy lejos de la casa, solo que hace verse un poco retirado ya que debes de dar varias vueltas para llegar hacia el.

Tomo uno de esos típicos carritos del super adentrándome hacia el, iniciando con las compras escuchando la típica voz que habla anunciando las ofertas del día de hoy, camino por los pasillos solo echando las cosas necesarias, como, frutas, verduras y un poco de lácteos.

— Hola— Habla una pequeña de máximo dos años con dos coletas rubias sentada en la parte donde deben de ir los pequeños.

— Hola— Respondo mientras hago fila esperando mi turno.

— ¿Qué compraste? — Pregunta bajando la mirada hacia mi carrito. — Oh ya veo, eres saludable.

— Debemos estar sanos y fuertes— Sonrío observando a la nena mostrando su dentadura.

— Ya viene mamá. — Dijo señalando a una señora con una barriga bastante grande. — Voy a tener un hermanito, estoy tan feliz. — Dijo jugando con sus pequeñas manitas.

— Hola— Habló la señora acariciado el rostro de la pequeña rubia para después dirigir su mirada hacia mí. — ¿Te estaba hablando de que tendrá un hermanito?

Asentí aun observando a la señora la cual se notaba feliz por su embarazo.

— Siempre lo hace, ella adora a su hermanito y aun no nace. — Dice acomodando las cosas sobre la barra de la caja y después vuelve a mirarme. — Y en realidad yo también lo hago, deseo tanto tenerlo en mis brazos.

Alerta AmberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora