Inexistente.

102 14 1
                                    

Quisiera comenzar diciendo qué mi vida, jamás ha sido sencilla, me sentiría egocéntrica de decir qué soy la única qué no lleva una vida fácil.
Estoy consciente y sé, qué hoy,  millones de personas en él mundo, están viviendo una situación mucho peor qué la mía.
Me queda claro qué allá afuera hay niños abandonados muriéndose de hambre, personas con enfermedades incurables, personas a las qué les restan meses de vida, personas con deformidades...en fin.

¿Cual es mi condición?

No es ninguna de las anteriores.

Afortunada dirían unos.

Pero, qué no tenga ninguna cosa de las anterior mencionadas no quiere decir qué llevo una vida perfecta.

La vida de nadie lo es.

Mis padres dirían qué llevo una vida normal, pensarán ¿Qué problemas puede tener una adolescente? o ¿Qué preocupaciones puede tener?

Pues dejenme decirles queridos padres, aunque sé qué jamás lo leerán. Qué una adolescente como yo, puede tener muchos problemas...

Escolares.

De aceptación.

De autoestima.

De socialización.

En fin, son muchos mis problemas qué ellos desconocen.

Pero éste escrito no es para reclamarles su falta. Es solo con él fin de agradecerles por educarme como mejor pudieron. Aunque a mi hermano siempre lo hayan preferido.

Entenderé y entendí qué fue por qué él era menos problemático.

Siempre fui un dolor de cabeza para ustedes.

Quizá se alegren él día qué me case y me vaya de la casa solo por ese detalle.

Siempre, por alguna extraña razón, me sentía menos querida por ustedes.

Siempre lo defendieron a él, siempre lo apoyaron más, siempre lo quisieron más.

Quizás no lo demostraba, pero también necesitaba cariño de ustedes.

Siempre envidie a mi hermano, todo lo hacía bien, y mis padres le reconocían ese mérito.

Es posible qué ese haya sido él comienzo del por qué comencé a sentirme una fracasada.
Mi mente, mi manera de ser y pensar, ahora es todo un problema, es posible qué la raíz de éste se deba a qué de ustedes jamás escuché un:

«Valoraté»

«Quierete»

«Enamorate, no tengas miedo, y sí no te aman, amate tú»

«Alejate de lo qué no te haga feliz»

Y como ya dije, esto no es para hecharles la culpa de mi condición.
Solo me pongo a pensar qué, de habérmelo dicho, millones de acciones, pensamientos y sucesos se pudieron haber evitado.

¿Qué hubiera pasado?

Es simple.

Me habría amado, me amaría ahora y posiblemente no estaría aquí de noche, escribiendo esto.

Pero él hubiera no existe.

Dicen qué lo único qué existe es lo qué sucedio, y sí así sucedió es por qué así tenía qué haber sucedido.

Tomando en cuenta esto, sí todo lo qué me sucedió, sucedió. Fue por alguna razón, qué desconozco ahora y quisiera conocerla algún día. Solo para saber, qué todo lo qué he sufrido valió la pena.

Mientras, quiero creer qué todo esto me ocurrió por mi propia estupidez.

Yo no me odiaría de ser una chica inteligente.

De serlo, me amaría.
De serlo, nada de lo qué los demás dijeran me afectaría.
De serlo, me tomaría con calma las críticas.

Yo no pedí ser así.
Yo no pedí tener éste rostro.
Yo no pedí tener éste cuerpo.
Yo no pedí tener éste carácter.
Ni siquiera pedí nacer.
Yo no pedí existir.

Y a veces imagino, qué la vida de las personas qué me rodean sería más fácil de no haber nacido.

Sí yo no existiera, quizás mis padres adorarían más a mi hermano.
Ya no tendrían qué lidiar conmigo.
No les hubiera causado tantos problemas.
Sí yo no existiera, las personas qué me han molestado posiblemente molestarían a otra chica indefensa.
Sí yo no existiera, mis amigas no tendrían por qué ser hipócritas conmigo, quizá lo serían con otra persona.
Sí yo no existiera, estoy segura de qué otra persona estaría ocupando mi lugar, estaría viviendo todo lo qué yo he vivido, tendría problemas, sufriría, le habría ocurrido todo lo qué a mi me ocurrió.
Por qué pienso qué son cosas qué no podían quedar en él aire, alguien tenía qué vivirlas, y de no existir, alguien las hubiera vivido.

Pero los problemas no desaparecen solo por sentirte inexistente.
Para empezar, él sentirte inexistente ya es un problema.
Quizá eso solo los multiplica.
Hay un mar de diferencias entre no existir y sentir qué no existes.
Cuando no existes no hay nada, no sientes nada, no hay problemas, no estás consciente. No hay nada.
Pero cuando sientes qué no existes, hay problemas, estás consiente y estás vivo.
Sé qué no soy la única qué se siente así y qué tiene éste tipo de problemas, sé qué hay millones de personas en él mundo que están pasando por lo mismo qué yo.
Y no sé sí alegrarme por qué no estoy sola y no soy la única qué vive esto o entristecerme por qué mucha gente más está pasando por un  dolor qué yo no le desearía a nadie. 
Creo qué nadie en éste mundo merece sentir qué no vale nada y qué no existe.

Ahora quiero llegar a la pregunta qué hice desde el comienzo.

¿Cual es mi condición?

Creo qué repetir la pregunta está de más, por qué después de leer todo lo anterior escrito, creo qué ya lo sabes.

Sí, chico o chica qué me lees.

Soy una chica, con problemas  qué día con día siento qué se hacen más grandes.
Soy una chica qué no se ama, qué se odia.
Soy una chica común y corriente.

En fin...

Soy una chica invisible.

Inexistente.

Tanto qué podría pasar por frente tuyo y no me notarías por él simple hecho de qué trato de mantener la mirada de las personas lejos de mí. Pasar desapercibida.
Sí, ser invisible también es un estilo de vida, pero él serlo no significa qué seas feliz.

A nadie le gusta sentirse invisible.
A nadie le gusta sentirse solo.
A nadie le gusta sentirse ignorado.
A nadie le gusta sentirse menospreciado.
A nadie le gusta sentirse inexistente.

—Lágrima de Hielo.

Tears in Heaven »Lágrimas al Cielo«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora