2. Lust

6K 422 185
                                    

Advertencia: éste capítulo contiene escenas de sexo explícito. Si eres susceptible a este tipo de cosas, es mejor que no leas.

+++++

Los primeros días que conoció al rubio no le tomo verdadera importancia, sin embargo detallaba cada acción de él, sus pequeños y tiernos gestos hacia su prima, su mirada comprensiva cuando ella explicaba sus ideas, la sonrisa sincera cuando Bridgette contaba alguna anécdota, todo gesto que lo hacía ser humano era gracias a su prima. No obstante, cuando ellos dos se quedaban cinco minutos solos era como si una pared se creara, como si ella perteneciera a un objeto de decoración de la casa, y uno feo para querer no verle.

Como sucedía últimamente, ella llegaba a su hogar. Se encontraba sola, así que se dedicaba hacer tareas o algunos diseños de ropa. Daba las diez de la noche y el timbre comenzaba a sonar, su prima nunca llevaba llaves y siempre llegaba cansada, así que su novio Félix siempre la llevaba hasta su hogar.

Luego Bridgette se iba a duchar y Marinette se iba a preparar la cena, mientras que el rubio debía esperar en el living.

-¿Félix?- le llamó la azabache menor, la cual estaba revolviendo una salsa.

-¿Qué?- dijo en un tono serio, aquello le provocó un escalofrío a la muchacha.

-¿Te gusta... la lasaña?-

-Sí-.

Marinette pensó en Adrien, los dos eran totalmente diferentes, como el sol y la luna. Soltó una risa que el rubio se le quedó viendo, mientras se apoyaba en el marco de la puerta, con una sonrisa en la cara.

-¿De qué te ríes, Mari?- le dijo Bridgette, quien vestía una pijama un tanto reveladora.

-Nada, Bridgette. Me estaba acordando de un mal chiste-.

Marinette sirvió la comida y ella se fue a duchar. Pensando que la estadía de su prima no le estaba haciendo feliz, no pasaba con ella, se la vivía con su novio (el cual pensaba que era bastante guapo), se sentía sola y perdida, se sentía como la chica invisible que pensaba que era. Después de salir del baño se dirigió a su habitación, en donde se encerró.

-¿Por qué todos me olvidan?- preguntaba con rabia, tirando los objetos de su mesa de noche. Cayendo de rodillas y abrazarse, sentía como el aire comenzaba a faltar y sus sollozos era la demostración de una vida en agonía y desesperación, no podría salir de aquella oscuridad que su mente le estaba creando, un mundo de rosas, no obstantes eran rosas con espinas muy peligrosas.

Bridgette escuchó el ruido en la habitación de su prima, iba ir a verla, pero su querido rubio le tomo la cintura para comenzar a repartir besos por su cuello. La azabache soltó una risa.

-Vamos Félix, debo ir a ver qué le pasa a mi prima- dijo en un intento de escapar.

-De seguro es una rabieta de adolescente- mencionaba sin mucho interés.

-Marinette no es así, es muy tranquila y tierna-

-Sólo déjala-.

La pareja siguió besándose para luego ir a ver un poco de televisión. Félix pensaba en Marinette como una chica que necesitaba atención, de que era seguro que ella era una odiosa a esa edad, un chica normal y aniñada, inmadura. No le agradaba la idea de que tenía que ir todas las tardes donde la casa de la prima de su novia. Muy poco conocía de ella, pero tampoco le interesaba.

-¿Sabes que no lo hacemos hace un mes?-

-¡Ah!- gimió la azabache al sentir la mano helada de su novio en su seno, aquello era tan sólo el comienzo de la entrega de placer sin culpa.

Marinette intento conciliar el sueño, pero no lo logro. Su mente le estaba jugando muy malas pasadas, su garganta estaba seca de tanto llanto en vano. Así que decidió bajar por un poco de agua, aunque escucho ruidos extraños en la cocina. De manera cautelosa se dirigió a la cocina, para sólo asomar su cabeza encontrándose con una escena de lo bastante excitante.

Su prima, la santa y pura Bridgette estaba desnuda, con sus ojos cerrados y una sonrisa en su cara, la cual estaba sonrojada y perlada. Sus senos se movían al compás de cada embestida y sus manos estaban en el mesón de la cocina. Por detrás estaba el novio de su prima, con las manos sujetando la cintura de la chica y besando el cuello, donde estaba segura que dejaría marcas.

-Fe-Félix más... más rápido ¡ah!- gemía la chica, la cual descendió para apoyar la mitad de su cuerpo en la encimera. El sonido seco de sus cuerpos chocando era lo único que sonaba para Marinette, además de los gruñidos del muchacho.

Marinette soltó un jadeo, para luego taparse la boca, Bridgette no se había dado cuenta que la pequeña y dulce Marinette estaba observando su sesión de sexo, pero Félix si reparo en su presencia. Ambas miradas dilatadas chocaron, el rubio pensó que la adolescente se marcharía, pero no. Se quedó observando todo y el chico siguió penetrando a su novia sin pudor, aunque tampoco perdía el contento visual con la menor de las Cheng.

-Me... voy a ve... venir- le dijo entre jadeos la chica, el rubio entendió la indirecta que quería que la penetrara más fuerte, y él no iba dejar de consentir a su novia. Las embestidas fueron más salvajes, para luego escuchar como Bridgette llegaba aquel estado de inconsciencia y soltaba un grito para descargar toda la energía acumulada, todos sus músculos se tensaban, provocando que Félix también llegara al máximo placer, aferrándose más a la chica.

La expresión de Félix era una de las cosas que Marinette no quería olvidar, no obstante cuando su prima comenzó a moverse, la pequeña Dupain escapo con éxito a su habitación, cerrando la puerta de su habitación demasiado fuerte, porque llego a sobresaltar a Bridgette. Marinette se sentó en su cama, esperando que el ritmo de su corazón bajase y la incomodidad que se estaba presentando en su zona intima se fuera, se removió un poco, para soltar un suspiro. Comenzó a bajar sus manos para tocarse. Pero el sonido en su puerta la asusto.

Lentamente se acercó para abrirla, toda aquella excitación se fue por el caño al ver el rubio frente a su puerta con una cara tan seria, que el sudor frio y su sexto sentido le decía que debía huir, escapar del peligro.

-No seas estúpida y por lo menos para la próxima no dejes evidencia- le tiro su celular y azotó la puerta con furia.

-¡Maldición ¿acaso eres estúpida Marinette?!- se preguntó frustrada.

Expiación [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora