3. Sensation

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Advertencia: escenas subida de tono.

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Había pasado dos días desde aquel incidente, pero la azabache no podía olvidar aquellos iris color celeste, mirándola, tentandola.

-¿Vas a volver a tu casa?- le preguntó la morena en el receso. Y es que la mejor forma de evitar a su prima y a Félix, era quedándose a dormir con Alya. No tenía la suficiente valentía para mirarlos a la cara.

-Tengo que hacerlo, Alya. Mi prima no me va a permitir todas mis salidas- le respondió, comiendo unas galletas.

A lo lejos vio a Adrien. Aún no podía entender como era hermano de Félix, eran totalmente distintos. En carisma y amabilidad ganaba Adrien, pero en belleza ganaba Félix. En su pequeña y retorcida mente no encontraba la explicación de porque Bridgette estaba con un chico como el témpano de Félix.

-Alya... ¿Tú crees que uno nunca termina de conocer a las personas?-

-Si, lo creo. Somos humanos en busca de ocultar nuestros defectos, mentiras o incluso nuestra verdad. Es por eso que no hay que dejarse llevar por las apariencias-

-Gracias, supongo- la última palabra fue un susurro. Y volvía a mirar al rubio, preguntándose si conocía su prima sólo por ser la novia de Félix o por algo más.

Félix ya no se sentía tan cómodo para ir a la casa de aquella adolescente. No sabía que había pasado por su mente cuando se le ocurrió tener sexo (sí, sexo. No estaba haciendo el amor, el quería liberarse de aquella tensión acumulada) en la cocina.

-La carne es débil- suspiro frustrado. Y se sentía así por no controlar sus impulsos más irracionales.

-¿Qué sucede amigo?- preguntaba el revoltoso de Claude, mientras leía un libro de física. "Como si un estudio de última hora lo salvaría", pensaba el rubio.

-Nada que te importe- respondió arisco como siempre.

-Problemas en el paraíso con Bridgette- sugirió con un tono demasiado sugestivo para el Agreste.

-Bueno... -no podía guardarse aquel secreto. Que mientras tenía sexo con su novia, había pillado in fraganti a la menor de la casa. Sin embargo el no hizo el amago de que se marchará, no. Incluso se le quedo viendo, como si un gato estuviera a punto de cazar a su presa - Hace unos días atrás, estaba manteniendo relaciones con Bridgette en la cocina-

-Si que son salvajes- le comentó burlón. Ganándose unas mejillas sonrosadas por parte del rubio.

-La cosa es que... La cocina estaba en la casa de la prima de Bridgette, ¿Mariana? ¿Marianne? ¿Mari...? ¡Marinette! Ella- ni siquiera se acordaba del nombre de la pequeña.

-Y los vio- el castaño ya había dejado de lado el libro, lo que le estaba contando su amigo era mucho mejor.

-Si- afirmó el chico, después de todo no ganaba nada con ocultar la verdad.

-Ya veo, ¿y qué? ¿después se fue rápidamente, sonrojada?- Claude pensaba en el comportamiento de una cría de diez años. Abrió sus ojos azules sorprendidos al ver que el rubio negaba -¿No? ¿Se les quedo viendo?-

-Exacto. La muy tonta se quedó ahí, sin hacer nada-

-¿Cuántos años tiene?-

-Quince-.

Claude se le quedó viendo atentamente, buscando algo que lo contradiciera. Pero no, la prima de Bridgette estaba en la plena adolescencia.

-Bueno... es normal a esa edad tener curiosidad- le daba el beneficio de la duda el castaño.

Expiación [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora