Capítulo 3

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Treinta minutos después, Will regresó y la ayudó a bajar del escenario. Sus piernas y brazos temblaban, y su coño y pezones gritaba por atención.

Fueron directos al bar donde Marie estaba sentada en una de las mesas , esperando con una botella de agua.

— La tengo, Will, gracias.

—¿Segura? Está temblando bastante. Necesita...

—La tengo. Además, tienes un club que cerrar. -Marie le ayudó a sentarse la silla y le dio el agua— Bebe.

Angel tomó la botella ofrecida y la colocó sobre sus labios, y la bebió a grandes sorbos.

—Realmente te interesa eso de estar expuesta ¿verdad? - preguntó Marie

—Sí, supongo que sí—jadeó— No sabía que sería así.

—Has tenido a Ethan en la cabeza toda la noche y ese pequeño viaje te llevó al límite.

Marie siguió hablando, pero Angel estaba en las nubes, pensando sólo en las manos ardientes en su trasero, que podía jurar que aún sentía.

¿Qué diría Ethan si se inclinaba sobre esta mesa y le rogara que la follara, aquí y ahora?

—¿Estás siquiera escuchándome, Angel? -La voz de Marie la saco de sus pensamientos.

—Necesito... Dios, no sé qué diablos necesito.

—Sí, lo necesitas. Tienes que follar, correrte, y justo ahora ni siquiera te importa con quién.

—Ethan.

—No está, y no voy a dejar que te descubras ante él o en la fiesta que viene así.

Angel apoyó la frente sobre la mesa y tragó saliva con dificultad.Respiraba lentamente.

—Ángel, ¿confías en mí?

—Por supuesto, confío en ti.

—¿Lo bastante como para dejar que te ayude para que puedas recuperarte?

—Cualquier cosa, por favor... -Unos suaves dedos le acariciaron la piel expuesta de sus hombros. Marie era una buena chica.Gimió cuando se movió por detrás de ella y tomó asiento a su lado en la mesa.

—Voy a tocarte, Angel, permanece tan calmada como puedas. No creo que quieras meternos en problemas por contacto sexual en un área pública.

Angel asintió.

Unas manos frías tocaron la cara interna del muslo y los dedos trazaron un círculo allí, provocándola con laxitud. Marie se inclinó hacia ella hasta que sus cuerpos se tocaron. El aroma a chocolate golpeó su nariz al mismo tiempo que la mano de Marie se desplazaba unos centímetros más arriba por su muslo.

Su cuerpo gritaba por ser tocado, por encontrar la liberación de cualquier modo que pudiera conseguirla. Levantó la cabeza para mirar a su amiga y reconoció la excitación en su mirada así como las mejillas sonrojadas y un suave jadeo. Confiaba en Marie. Había sido atenta y amigable con ella desde la primera noche.Le demostro que en Darks todos eran recibidos y aceptados, no importa qué.

Al principio, había estado celosa de ella, viendo el modo en que sus dos hombres enloquecían con ella aun cuando le exigían sumisión a veces.

El evidente amor entre ellos la motivaba.

Sólo quería a un hombre, y esta noche lo tendría. Angel soltó un suspiro hondo cuando los finos dedos dedos rozaron su húmeda e hinchada carne, acercándola a la locura con cada movimiento lento. Marie se marcaba su propio ritmo.

—Por favor, Marie, más. -Angel enterró el rostro en el cuello de su amiga e inhaló profundamente

—No te preocupes, pequeña, llegaremos allí. -Su voz adquirió untono ronco, revelando su propia excitación.

De vez en cuando había pensado en estar con una mujer, pero nunca había tenido el valor suficiente para explorarlo. Hasta ahora.

Angel inclinó sus caderas ligeramente, dando a Marie mejor acceso a su sexo.

—Eres muy impaciente. Vas a meterte en unos pocos problemas esta noche. La paciencia es la lección más difícil de aprender y siempre uno de las primeras que un Dom espera que domines.

Quería estar de acuerdo con Marie, pero realmente no podía concentrarse en la conversación, le dolían los pechos, e incluso las pequeñas tiras de la rejilla que los cubría era demasiado. Anhelaba estar desnuda y extendida.

¿Qué pensaría Ethan si la veía entonces? ¿Le excitaría ver a una mujer haciéndola correrse o ni siquiera se daría cuenta?

Dios, tenía que quitárselo de la cabeza.

—Oh, demonios -gimió cuando Marie deslizó el primero dedo dentro de ella.

—Shhh, no nos hará ningún bien a ninguna que nos echen a patadas

Angel cerró con fuerza los labios y apretó los dientes cuando Marie añadió un segundo dedo y aumentó el ritmo de sus movimientos. Cuándo los curvó en su interior y los frotó contra su punto G, prácticamente saltó de la silla. Su cuerpo se estremeció con las nueva sensaciones, y su cabeza dio aún más vueltas mientras una oleada de placer palpitó a través de ella.

—Ángel, voy a tocar tu clítoris y quiero que te corras para mí sin gritar ni hacer ruido. ¿Lo entiendes? -La sola orden susurrada casi la arrojó por encima del límite mientras asentía lentamente.

Los dedos de Marie rozaron el sensible punto tres veces más y los músculos de Angel se aferraron a su alrededor, manteniendo a raya su liberación hasta que tocó su clítoris. Sus labios se apretaron muy juntos y ella hundió el rostro en el cuello de su acompañante cuando el orgasmo atravesó su cuerpo.

Cuando las oleadas que la envolvían finalmente disminuyeron, la tensión en su cuerpo se libero lentamente y se desvaneció contra su amiga.

—Eres una mujer hermosa y sensible, Angel, y si Ethan no lo reconoce esta noche,no te merece.

Angel miró fijamente a través del club a Leo y Fran.

-¿Qué pasa con ellos?

-Estoy segura de que saben exactamente de lo que soy capaz y si no lo saben, tendré que decírselos.

Justo en ese momento, Leo levantó la vista, su mirada depositada
en Marie.Angel juró que el ardor entre ellos podría incendiar el lugar.

-Creo que Leo lo sabe.

-Sí, y me huele seducción de un castigo más tarde.

-Oh, no. No quería meterte en problemas.

-No vayas allí. Eres mi amiga y haría cualquier cosa por ayudar a un amigo. Incluso tomar una deliciosa y prolongada flagelación seguida por una dura follada.

Angel se rió y giró la cabeza.

-Gracias,Marie.

-El placer fue mío, pequeña, pero probablemente deberíamos ir y asearte antes de que comience la subasta.

TÓMAME (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora