2. Perseverancia

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- Es que siempre acabamos haciendo caso al gilipollas este -refunfuñaba Iñigo, que esta vez si iba cargado con la nevera- Y todo para que se ligue al socorrista ese que tiene una pinta de hetero...

En ese momento Alberto apoyo la nevera que ambos llevaban en el suelo, le cogió la cara y le besó, Iñigo solo pudo devolverle el beso.

- ¿Te vas a callar ya o tengo que repetirlo?

- Me callo, me callo... -contestó el otro visiblemente rojo.

- Vaya, parece que al final si que has aprendido a callarle Albertito -dijo Pablo a lo lejos. Era el más adelantado porque aquella vez no le tocaba llevar nada ya que  habían tenido comida y no iban a tener ganas de merendar.

- Mi hermano es el que ha sido listo esta vez, con la excusa de estar malo se va a librar de el pesado este y de todas las tonterías que va a hacer para ligarse a... ¿Cómo dijiste que se llamaba?

- Como tú, pero al ser catalán pues es Albert y no Alberto.

- Es verdad, es verdad...

Al llegar a la piscina se dieron cuenta que aún estaba más abarrotada que el último día que fueron y que si aquella vez tuvieron poco sitio ese día aún iban a tener menos...

- Genial, esto cada día da más asco...

- Calla Eneko, si mi plan sale bien es el último día que vas a tener que venir -contestó Pablo mientras extendía la toalla y le miraba con una sonrisa cómplice- Ahí está.

Los tres se centraron en Albert que volvía a la piscina de los aseos.

Lo que te haría yo allí...

- ¿Qué? ¿Vas a ir a saludarle? -preguntó Alberto.

- Hombre, por supuesto, ahora vuelvo.

Y emprendió el camino hacia él bajo la atenta mirada de sus amigos, que no querían perderse ni un detalle para poder contárselo luego a todo el grupo de amigos.

- Hola Albert.

- Ah, hola Pablo -sonrisa.

Joder, no empieces con las sonrisas que tenemos un problema...

- ¿Qué tal? ¿Cómo va el día? ¿Mucho trabajo?

- Lo normal, con toda la gente que hay es raro que no haya alguna caída o rozadura... o una picadura de avispa -rió él.

- Muy gracioso...

- Perdón -seguía riendo- Por cierto, ¿te duele aún o qué?

- No, no, la pomada que me pusiste me fue muy bien y al día siguiente estaba perfecto.

- Me alegro pues -otra sonrisa.

La madre que lo parió y el padre que lo crió...

- Bueno, te dejo trabajar, si quieres algo estoy con un par de colegas allí, ¿vale?

- Vale, y ten cuidado, espero no tener que curarte nada esta vez.

Eso ya lo veremos...

Y volvió hasta donde estaban Iñigo y Alberto esperándole para entrar al agua y refrescarse de la caminata, porque a pesar de ser la piscina del pueblo estaba bastante alejada de este.

Después de nadar un rato los tres amigos empezaron a hablar de los planes de Pablo.

- Bueno, nos podrías contar qué tienes pensado hacer para ligarte al catalán, ¿no? -empezó Iñigo.

Antes de responder dedico una mirada hacía donde este estaba y sonrió.

- Me voy a ahogar.

- ¡¿Qué cojones estás diciendo Pablo?! -dijo el de los ojos azules visiblemente asustado.

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