3. Por fin

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- Venga Pablete, no te pongas así coño.

- Es que me parece muy fuerte que tú, que no vienes a la piscina ni a tiros, vengas precisamente hoy que es el día que voy a llevar a cabo mi plan -refunfuñó él mientras intentaba quitar de sus hombros el brazo que le había puesto encima Juan Carlos.

- Bueno, si es que está vez puedes, todo sea que a otro niño le de por ahogarse -le picó Iñigo.

- No seas aguafiestas...

- Si que te debe gustar el tío ese para que te lo curres tanto -dijo Tania antes de llegar a la entrada de la piscina.

- No es gustar, es atraer, es que está demasiado bueno, ya verás.

Una vez habían comprado la entrada se dirigieron al interior. Está vez, por suerte, no había tanta gente como en días anteriores y pudieron colocarse en un buen sitio y anchos. Pablo intentó localizar nada más pudo a Albert pero no lo veía por ningún sitio.

- ¿No está? -le preguntó Alberto mientras colocaba la toalla.

- Pues no lo veo tío... como no haya venido hoy me da algo ya.

- Sí que está -afirmó Iñigo de repente- Lo que pasa es que me parece que se te han vuelto a  adelantar -añadió señalando en dirección a la piscina.

Ahí estaba,sentado en el borde de la piscina, tan guapo como siempre, con esa sonrisa imparable, con los músculos de sus brazos al descubierto, con... con las tías que estaba hablando con él el otro día y que claramente se lo quieren ligar. Pablo empezó a arder de rabia por dentro, ¿por qué siempre tenía que pasar algo?

- Vaya, vaya... así que esa es tu nueva presa, ¿eh? No está mal, demasiado pijillo para mi gusto pero he de reconocer que es guapete -dijo Juan Carlos apoyando una mano sobre su hombro.

- ¿Eh? Ah sí, es él, pero parece que hoy tampoco va a ser el día, está ocupado con sus amiguitas.

- No jodas Pablo, hemos venido todos para ver el espectáculo, ¿y ahora nos dices que te vas a cortar porque está hablando con unas chicas? -gruñó Tania desde su toalla.

- Joder, ¿y que quieres que haga? Va a parecer patético si lo hago cuando él ya está ligando con otras...

- A ver, patético es de todas las formas posibles -rió Iñigo.

- Muy gracioso Eneko, eres de gran ayuda -y le dedicó una mirada de odio.

- Venga Pablo, tú intentalo, aunque esté hablando con ellas si alguien se está ahogando su obligación es ir a salvarle, ¿no? -le animó Alberto.

- ¿Y si no se da cuenta? Parece bastante entretenido con esas...chicas.

- Se dará cuenta hombre, y si no nos ponemos a chillar nosotros y llamamos su atención, no te preocupes -intentó tranquilizarle Monedero.

- ¿Seguro?

- Seguro. Va, tira -respondió Iñigo empujando a su amigo hacia el agua.

- Como salga mal os mato -sentenció antes de respirar hondo y zambullirse en el agua.

Venga Pablo, que esta vez va a salir bien, piensa que merece la pena, que todo lo que estás pasando es para poder tirártelo este fin de semana, joder... es que me lo imagino ahí a cuatro patas y bufff... ¿Ves? Otra vez palote, pues a tomar por el culo, si lo nota que lo note, estoy hasta los cojones ya o me lo tiro o exploto a si que al ataque.

Echó una última mirada hacía sus colegas que le dedicaron una sonrisa y una "vamos" colectivo. Después su plan empezó: comenzó a mover bruscamente los brazos mientras se hundía y volvía a subir intentando armar el mayor jaleo posible.

VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora