8. Me cuesta tenerte lejos

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El baño. Pablo y Albert metidos en la bañera. El primero con la espalda pegada en el segundo. El segundo rodeando con sus brazos y al primero.

- No entiendo por qué no quieres que te acompañe a Barcelona...

- Ya te lo he dicho Pablo, quiero ir solo -contestó el otro mientras dejaba varios besos en su cuello.

- ¿Por qué? Sea lo que sea lo que tengas que hacer quiero ayudarte a hacerlo.

- No es eso... -soltó un suspiro mientras apoyaba su cabeza en el borde la bañera- Pablo no quiero que vengas a Barcelona a amargarte conmigo, quiero que cuando vengas a mi ciudad todo este calmado y yo haya cerrado todas las cicatrices que tengo allí, si no lo quieres entender es tu problema...

- ¿Y crees que es mejor que me quede aquí comiéndome la cabeza por lo que te pueda o no pueda pasa allí? Para empezar no me has dicho ni siquiera para que vas, solo sé que es un asunto importante, y segundo, saber que todavía estás muy tocado por lo que pasó no me deja tranquilo, no quiero que hagas ninguna locura cuando estés allí -y presiono los brazos del catalán contra si mismo, le encantaba la sensación de protección que le ofrecía estar así con él.

- Pablo, no voy a hacer ninguna locura, tan solo iré una semana, aclararé lo que tengo que aclarar y volveré, y luego te prometo que no me separaré más de ti en todo el verano -volvió a atacar su cuello.

El madrileño solo pudo lanzar un suspiro y asentir, echando la cabeza para atrás y dejando un suave beso en la mejilla del otro.

- Prométeme por lo menos que me traerás algo de allí.

- Mmmm... ya veremos.

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*toc toc*

- ¿Contraseña?

- Alberto, eres gilipollas, sabes que soy yo.

El malagueño abrió la puerta y se encontró con un Pablo ojeroso y con cara de pena.

- Tio, ni que vinieras de un funeral...

- Albert se ha ido a Barcelona -anunció el otro mientras entraba y tomaba asiento entre Iñigo y Juan Carlos que estaban sentados en un pequeño sofá.

- ¿Qué dices? ¿Para siempre? -preguntó Edu, que había llegado de la cocina con varias cervezas.

- No coño, o eso creo, me ha dicho que tenía que solucionar unos asuntos en Barcelona y que en una semana volvería.

- Podrías haber ido con él, así hubieras conocido Barcelona -dijo Iñigo extendiéndole una cerveza.

- No ha querido que fuera con él.

Silencio.

- Igual es que no está preparado para que sus padres sepan que eres su novio, ¿no? Ten en cuenta que estáis empezando -dijo Alberto mientras le acariciaba la espalda en un intento de animarle.

Pablo lanzó una sonrisa irónica y suspiró mientras se frotaba los ojos. No les había contado nada porque sabía que Albert quería que lo supiera el menor número de personas posible y porque tampoco les había visto tanto desde que se había trasladado al piso del catalán.

- No es eso... Es que lo que me jode es que no sé lo que va a hacer allí, no me ha dado una pista si quiera...

- Será algo personal Pablete, ya te lo contará cuando vuelva si quiere, tú no te preocupes, ya verás como la semana pasa antes de que te des cuenta y en nada le tendrás aquí otra vez -le animó Juan Carlos.

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