Mandatory Daily Assistence

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    Justin

Inhalo y exhalo con los ojos fuertemente cerrados, luego lo hago de nuevo. Sé que necesito relajarme, pero es imposible con Sebastián Ferreira delante de mí.

Siempre estoy nervioso cuando tenemos que hablar con el jefe, pero ahora que ha vuelto a Roma y tenemos que verlo cara a cara, me siento aún más nervioso. Sobre todo porque mi madre no tiene ningún tipo de instinto de supervivencia y se ha comportado como una mocosa durante toda la reunión.

No hay nada peor para mí que tener que aguantar a mi madre metida en el negocio con su forma de ser. Piensa que siempre tiene la razón y se cree la jefa incluso cuando estamos literalmente sentados delante de él.

Si voy a hacer esto por el resto de mi miserable vida de mierda, no puedo ni pensar en casarme con alguien que no sea una puta que se quede callada para siempre.

—No. No estás pensando bien. Creo que...

—Amor, por favor, sólo... déjanos manejar esto —la interrumpe mi padre, igual o más exasperado que yo y todos los presentes. Él sabe que ella será nuestra muerte si no se calla.

Mi madre asiente, cruzando los brazos en señal de clara molestia. El Señor Ferreira le sonríe a mi madre y sacude la cabeza, divertido. A simple vista parece ser un hombre agradable, pero yo sé que no es así.

—Déjala opinar, Sinclair. Sé que, después de todo, Winona siempre salva el día —dice, encogiéndose de hombros— Por favor, Winona, dime lo que piensas sobre esto. La perspectiva de una madre siempre se agradece.

—De acuerdo, te diré lo que pienso. No puedes tener a tu hija encerrada para siempre, eso no es justo para ella y no es sustentable. Deja que la niña salga y se divierta con normalidad. Creo que fingir que no sabemos nada es la mejor opción que tenemos por el momento. Si ven que tienes a Alessia encerrada y asustada como un ratoncito se darán cuenta de que ya conocemos su plan y eso no es bueno, solo hará que actúen más rápido, de forma más inteligente y en secreto —suelta mi madre, hablando rápido— Todavía no sabemos exactamente quién es el traidor e incluso podríamos estar equivocados sobre todo su plan. Así que actuemos con normalidad durante un tiempo y dejemos que caigan por su cuenta.

—Mamá, eso es muy estúpido —murmuro con frustración, esperando que no hayamos molestado al señor Ferreira— Van a matar a la chica.

Y eso sería una mierda para nosotros porque entonces Sebastián no tendría a nadie y probablemente perdería la cabeza.

—No es estúpido y no la van a matar, Justin, porque tú y tus hermanos la van a cuidar.

—¿Qué? ¿Yo? Ser niñero no está en mi descripción de trabajo —me quejo, hablando con más fuerza de la que debería en este momento.

—Pues ahora sí es tu trabajo. Vas a cuidar de ella. Y también vas a hablar mal de ella y de Sebastián a cualquiera que sospeche —continúa dando órdenes, actuando una vez más como si fuera la jefa. Todos la miran fijamente esperando que se explique— Así te convertirás en una buena opción para que confíen en el plan porque estarás cerca de ella. Y tú tienes... ya sabes, una reputación dudosa.

—¿Quieres decir que debemos actuar como el enemigo? —repite Joshua, asintiendo levemente y con el rostro concentrado, considerándolo— es una buena idea, en realidad.

—No. Es una muy buena idea. Creo que esto puede funcionar de verdad —Sebastian se pone una mano en la barbilla y se queda mirando al vacío durante un segundo, pensando mucho en el estúpido plan de mi madre.

Y sí, es terriblemente estúpido. Nunca confiaría la vida de mi hija a unos idiotas... aunque no somos realmente idiotas, no del todo. Quiero decir que al menos yo no lo soy, pero confiarnos la vida de su hija no es algo muy inteligente.

Pew, PewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora