I Don't Need It

1.2K 89 7
                                        

Hasta ahora estoy un 98% convencido de que voy a odiar a esta chica, Alessia o como mierda se llame. Se ha ganado a toda mi familia en tres horas, todos están prácticamente comiendo de su mano.

No hace más que hablar, hablar, hablar, sonreír como una demente, reírse con cada cosa que alguien dice y agitar las manos con cada palabra que sale de su boca, una boca que tal vez sería sexy si la mantuviera jodidamente cerrada de vez en cuando. Y yo, como siempre, no digo más de lo necesario, o quizás menos.

Y no me siento mal por ser así, creo que si todos dijéramos sólo lo necesario no habría tanta contaminación auditiva en el mundo.

—Perdona a este inepto, no tiene habilidades sociales —se burla Kyle y me da un puñetazo en el brazo sin dejar de masticar como un animal. No tengo ni idea de porque están mirándome pero pero encojo de hombros para no tener que decir nada y solo seguir comiendo. Una vez que la atención se dirige a mí, no se va fácilmente, sobre todo porque todo el mundo sabe lo mucho que odio ser el centro de atención.

—Sí, lo había notado —comenta Alessia y vuelve a reírse. Joder, su risa está haciendo que me duela la maldita cabeza. Empiezo a considerar ponerme los audífonos y poner la música a todo volumen. Y ni siquiera me gusta la música, solamente prefiero ese ruido molesto a su estúpida voz.

—Pero no te preocupes, cariño, él no es así una vez que te conoce y empieza a tomar confianza —miente mi madre para llamar su atención. Es una gran mentira porque yo soy así con todos los que conozco y además, no confío en nadie. Ella tiene que entender que hay gente que prefiere estar callada y ya. 

—Lo entiendo, soy igual que él —Alessia también miente. Esta es una cena llena de mentirosos. Y gente molesta.

—No, no lo creo —se burla Joe masticando con una sonrisa y la boca abierta— tú eres genial y él es... bueno, es Justin, lo que significa: totalmente no genial.

—Joe, cierra la puta boca cuando comes, cerdo —suelto sin pensar que estamos delante de mi madre y el jefe y debería comportarme.

—Justin, cuida tu lenguaje. Joseph, no molestes a tu hermano. Por favor, chicos, compórtense —nos regaña con otra de sus falsas sonrisas, conteniendo las ganas de gritar algo mucho peor, matándonos a los dos con la mirada y volviendo a mirar a Alessia— Tener sólo hijos varones es un martirio. Algo que no le desearía a nadie. Nuestra última esperanza es Tayson, rezamos para que no sea como los demás

—¿Tayson? —pregunta Alessia masticando y mirando a mi madre con el ceño fruncido. Bueno, al menos se ve algo linda cuando mantiene la boca cerrada. Alguien debería decírselo.

—Es nuestro hermano menor, tiene 13 años —responde Joshua— pero al final acabará siendo como todos nosotros de todas formas, es... el gen.

Logro terminar de cenar sin decir una palabra más, cosa que nadie más hace. Yo comí en silencio, como se supone que uno debe comer, pero los demás simplemente no entienden el placer de estar en silencio. Hablaban de cosas tan estúpidas, incluso hablan todos al mismo tiempo, todos juntos y nadie parece darse cuenta o molestarse por ello además de mí. Hay muchas cosas que odio de los italianos y definitivamente toda esta mierda de las grandes cenas familiares en las que todos hablan entre sí y se comunican de forma cariñosa... lo odio.

Y justo cuando creía que todo lo malo había terminado y ya me estaba levantando de la mesa dispuesto a salir no solo del comedor sino de su casa, mi madre se levanta también para abrazarme los hombros con fuerza y mira hacia Alessia.

—¿Por qué no van a dar un paseo por la calle ustedes dos solos? —pregunta, sonriendo demasiado. Abro la boca para decirle que de ninguna manera voy a salir solo con esa chica, pero ella me lee la mente y antes de que pueda decir nada, añade— van a ser amigos en el colegio y a verse mucho en cenas como esta, así que creo que es mejor que se conozcan bien. Algo me dice que podrían ser muy buenos... amigos, o lo que quieran ser.

—Um, sí, claro —responde Alessia sonando como una niña perfecta y complaciente, lanzándome una mirada brillante porque sabe que no quiero hacer esto. Yo no tengo más opción que forzar una mueca y asentir rígidamente antes de salir de la casa, esperando que Alessia decida no venir después de todo.

        ¿Amigos o lo que quieran ser? ¿En serio? Eso suena mucho más insinuante de una manera romántica que cualquier otra cosa y en ningún momento me dijeron que debería ser su novio o algo por el estilo. Si esa es mi próxima orden de parte de Dio voy a explotar en serio.

—Recuerda, Justin, que no tenemos prisa por irnos. Puedes tomarte todo el tiempo que quieras —dice mi madre mientras abro la puerta y ella me abre sus grandes ojos con una mirada decidida, frunciendo los labios y moviendo las cejas en un claro mensaje que dice: no lo arruines.

Una vez que estamos fuera de la casa, Alessia se queda unos segundos mirando a la calle sin decir nada, ahí se queda perdida como una estúpida, dejándome de pie detrás de ella sin saber qué hacer.

Ha estado hablando y moviéndose toda la noche y ¿ahora decide quedarse ahí sin hacer nada? Eso me hace perder la poca paciencia que me queda.

—Entonces, ¿vamos a dar un paseo o quieres quedarte aquí toda la puta noche? —pregunto, ganándome una risa burlona de su parte.

—Impaciente, desesperado e inquieto —murmura mirándome de arriba abajo con una ceja levantada— diría que sufres de hiperactividad, pero eres demasiado callado y amargado para eso. Los niños hiperactivos son divertidos, tú no.

Comienza a caminar con una gran sonrisa después de decir esa gigantesca idiotez, sus brazos se levantan un poco a los lados delicadamente con cada paso, caminando y rebotando al mismo tiempo e incluso la escucho tararear. Me quedo un momento en shock viendo cómo se mueven sus caderas al caminar y cómo su trasero rebota ligeramente.

¿Cómo se atreve a decir que soy un amargado que no es divertido?

Quiero decir, es cierto, pero no tiene derecho a decirlo. ¿Acaso yo le digo que es una niña molesta que juega a saberlo todo? No, yo soy educado. Y tengo miedo de su padre.

Tomo aire intentando calmarme y la sigo porque es lo único que puedo hacer.

Caminamos juntos lentamente por la calle en un silencio demasiado incómodo para ser cierto. Ni siquiera sé por qué demonios nos hicieron salir a la maldita calle a caminar, no tiene sentido. Estoy empezando a sentirme ansioso y por primera vez en mi vida tengo ganas de decir algo, así que suelto lo que pienso:

—No eres un puta psicóloga de verdad, no actúes como si supieras leerme. Y no estamos en la escuela, no puedes mirarme así, como si me estuvieras estudiando.

—Tienes razón, no soy una psicóloga de verdad, solo soy la consejera temporal —responde, deteniéndose y volteando hacia mí para poner los ojos en blanco. Tengo que bajar la cabeza para poder mirarla a los ojos. Además de molesta, parece un maldito hobbit al lado de una persona de tamaño normal como yo— pero creo que se me da bien. Y estás frustrado porque lo que dije es verdad. Es muy fácil leerte, Justin, dolorosamente fácil. Estás amargado y no sé por qué, estaba considerando que tenías problemas familiares, pero acabo de conocer a tu familia y son geniales, así que el problema está en ti. Siempre estás a la defensiva con cualquiera que te diga una palabra y la primera vez que te vi, tenías la cara llena de moratones, así que también eres violento. Algo en ti está realmente jodido y solo quiero ayudarte. Pero es evidente que eres el tipo de persona que nunca deja entrar a nadie en su mundo, que no muestra sus emociones y que se lo traga todo. Lo que quiero...

—Lo que quieres es molestarme hasta la muerte. Eso es lo que quieres. Eres un maldito estorbo —escupo y empiezo a caminar hacia donde me lleve esta calle mientras sea lejos de ella.

—¡Deja de actuar a la defensiva! —me regaña llegando a mi lado en un segundo. Pongo los ojos en blanco e intento ir más rápido pero ella me agarra del brazo. Podría hacer cualquier cosa, como agitar el brazo para que me suelte o simplemente empujarla con la otra mano para que acabe en el suelo, pero no quiero tener treinta balas en la cabeza todavía, así que es mejor no hacerlo— solo quiero ser tu amiga, Justin. Puedo ayudarte de verdad. Es obvio que no eres feliz y eso me hace sentir una lastima inmensa. No te he visto sonreír de verdad ni una sola vez.

—No puedes ayudarme, lo siento —admito, sin mover el brazo porque su mano sigue enroscada allí— nadie puede ayudarme. No voy a cortarme las venas ni a suicidarme por mi miserable vida, ¿De acuerdo? Así que no te molestes, no quiero ayuda. Eso es lo que le he dicho a Fabiola desde que la conozco "No. Quiero. Ayuda" pero ni ella ni tú entienden esas palabras. Y sobre todo, yo simplemente no sonrío, Alessia, nunca.

Pew, PewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora