Karma Police - Radiohead
Adriana's POV
Después del incidente con mi auto y aquella chica volví a casa y decidí tomar un relajante baño de burbujas. Tenía una casa a las afueras de la ciudad para evitar todo el ruido de una gran metrópolis, así era mejor, vivía más tranquila y no tenía vecinos molestos.
La casa era grande de dos pisos, una sala bastante amplia, la cocina perfectamente decorada, una mesa enorme en la cual tan solo cenaba yo. Dos habitaciones, dos baños y un jardín trasero enorme que daba directamente con el bosque. Uno de mis más grandes sueños siempre fue tener una casa cerca del bosque y lo conseguí con el pequeño inconveniente de que no tenía con quien compartirla.
Note que mis dedos comenzaban a arrugarse por el agua así que levante y me di una ducha rápida. Me coloque el albornoz y camine hacia el espejo que estaba completamente empañado por el calor.
"Bueno" conteste mi celular que no dejaba de sonar hacia casi media hora
"Al fin contestas"
"Thiago tuve un pésimo día así que te agradecería que no me molestes" respondí algo enfadada.
"Que gruñona" se reía "Aun así no me puedes dejar colgado esta noche pasare por ti en media hora, te quiero ver guapa y despampanante como siempre"
"No espera..."
Demasiado tarde él ya había colgado, era inútil decirle que no así que limpie el espejo para mirar mi reflejo. Comencé a cepillar mi cabello y cerré los ojos por un momento recordando algo que me hacía daño. Odiaba no poder controlar cuando un recuerdo llegaba a mi mente, más aún cuando ese recuerdo me hacía tanto daño.
FLASHBACK
Eran casi las once de la noche y yo llegaba a casa tratando de hacer el menor ruido posible, el día había sido agotador ya que trabajaba en una cafetería limpiando mesas mientras que en la mañana iba al instituto, me pagaban lo básico, pero sabía que con cada mesa que limpiaba estaba más cerca de mi sueño.
"Al fin llegas" murmuro molesto
"Sabes que trabajo hasta esta hora" dije en voz baja.
"Los espejos de la casa están sucios" aquello era absurdo, completamente absurdo, pero con el tiempo me había acostumbrado a aquellos comentarios.
"Debo dormir" dije rápidamente y trate de llegar a mi habitación, pero él me detuvo "Papá suéltame" lo mire a los ojos, pero solo vi rabia y enojo.
"Dije que los espejos están sucios" murmuro sujetándome fuertemente de la muñeca "Las mujeres no sirven para nada y tú eres el claro ejemplo de eso" su voz retumbaba por toda la casa.
"Lo limpiare solo suéltame" decía al borde de las lágrimas. Odiaba que tratara de esa forma, dolía demasiado saber que él pensaba eso de mí, que no servía, que no valía para nada.
"Nunca haces nada" dolía demasiado, cada palabra que salía de su boca se clavaba en mi corazón "Eres igual que tu madre una buena para nada" grito enfurecido.
Y así llego el primer golpe de la noche.
Su puño se estampo contra mi mejilla y caí al piso, nunca trataba de defenderme porque sabía que eso solo arruinaría más las cosas, yo no podía vencerlo, por más que trataba de hacerlo el siempre ganaba. Traté de no llorar, no quería darle la satisfacción, pero dolía demasiado.
Uno tras otro, cada golpe dolía, pero mi corazón era el que se rompía cada vez que sentía sus manos sobre mí. Era mi padre. Era el hombre que un día me enseñó a andar en bicicleta, el hombre que una vez fue cariñoso conmigo, que una vez dio todo por verme sonreír.
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El Libro de las Mentiras
Teen Fiction"Mi abuelo me decía que las personas son como libros Adriana, que algunos tienen una historia hermosa que te dan ganas de leer una y otra vez, otras personas tienen una historia dolorosa que no la entiendes solo hasta que te tomas el tiempo de leer...