Renegades - X AMBASSADORS
Maia's POV
El reloj marcaba las tres de la mañana y yo salía de la cafetería en la que trabajaba completamente agotada, mi turno empezaba a las seis de la tarde y terminaba a las tres de la mañana. El trabajo era simple pero agotador lavar cada plato de aquel lugar.
Me dolían las manos y mis ojos se cerraban. Había sido un día pesado como todos en realidad. Pero al menos tenía el dinero de la noche anterior.
No tenía una casa propia por lo que llegaba a la bodega en la que nos estábamos quedando.
Mi vida dio un cambio tres años atrás cuando me canse de todo lo que sucedía a mi alrededor, cuando decidí que no podía seguir viviendo en una mentira y tome la decisión más importante de mi vida, una que me marcaria por siempre, pero si me preguntan si me arrepiento de mi decisión digo que no, puede que ahora las cosas sean más difíciles, pero soy feliz con lo poco que tengo.
La bodega en la que nos quedábamos con los chicos estaba en las afueras de la ciudad, la habíamos encontrado al llegar casi tres meses atrás y resultaba perfecto. La habíamos adecuado con varios viejos sillones, un par de mantas y claro una cocina para preparar nuestros alimentos, no teníamos mucho de hecho el refrigerador solo era uno pequeño encontrado en la basura, pero era lo suficiente para vivir. Compartía aquel lugar junto a Sebastián, Valeria y Marco. Cada uno con una historia completamente diferente, pero todos teníamos algo en común: resistir ante las injusticias, actuar y tratar de generar un cambio.
Los consideraba mi familia ya que desde que me quede sin nada ellos eran las únicas personas confiables a las que podía acudir.
Sin hacer mucho ruido entre a la bodega y me acomode en el sillón a descansar. Me esperaba un largo día y es que había decidido aceptar la propuesta de aquella chica.
No tenía un trabajo estable y quizás conseguir algo de dinero seguro me haría bien, además lo haría haciendo lo que amaba hacer. Dibujar.
Dejé que el sueño me venciera y al menos por unas cuantas horas dormí plácidamente hasta que el ruido de la radio me despertó.
"Mierda" trate de cubrirme con la cobija.
"Despierta dormilona, el sol ya salió y es un día precioso"
"Marco por la mierda déjame dormir" me queje bastante molesta.
"Uy que gruñona" se reía "Vamos ya van a ser las ocho de la mañana. Debes levantarte"
"¿Qué?" me levante de prisa "Oh dios voy a llegar tarde"
"Y a esta ¿Qué bicho le pico?" entraba Valeria junto a Sebastián con varias bolsas en sus manos, mientras yo corría hacia el pequeño baño que habíamos adecuado.
Me bañé deprisa y me vestí con lo primero que encontré dentro de mi pequeña valija. No tenía mucha ropa y eso estaba bien no necesitaba demasiado y mientras tuviera un par de vaqueros limpios y mis vans grises era feliz.
"¿A dónde vas tan temprano?" se acercó Sebastián hacia mí. Él era como el líder del grupo, siempre nos cuidada y organizaba cada movimiento. Era de estatura alta, cabello negro y su cuerpo bien definido, por fuera era un chico duro, terco, idealista, pero por dentro seguía siendo aquel chico asustado que me había compartido un poco de su comida.
"Debo ir a ver un trabajo y si las cosas van bien pues tendremos más dinero por acá" les conté emocionada.
"Así me gusta" me sonrió "Trabajadora como siempre, si necesitas algo no olvides que siempre estaremos aquí para ti"
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El Libro de las Mentiras
Подростковая литература"Mi abuelo me decía que las personas son como libros Adriana, que algunos tienen una historia hermosa que te dan ganas de leer una y otra vez, otras personas tienen una historia dolorosa que no la entiendes solo hasta que te tomas el tiempo de leer...