Me desperté con la ropa de ayer puesta, anoche me había rendido por completo, hice toda mi rutina matutina, al salir del baño note algo bajo mi cobertor, tome un libro y levante el cobertor lentamente, y luego lo lance al suelo mientras gritaba como un guerrero espartano y dejaba caer el libro sobre el bulto. Se escuchó un chillido estremecedor y al levantar el libro me percaté de que solo se trataba del ratón de Marc, mi hermano mayor, esa era su mascota, un pequeño ratón de laboratorio que se había robado de los salones de biología para que no pudieran hacer su examen, después se encariño con el ratón y convenció a mis padres de tenerlo en casa, lo llamo bigotes, solo que no sé qué demonios hacía en mi habitación. En ese momento escuche los pasos apresurados de mi madre que subía las escaleras maldiciendo:
-¿Qué diablos es ese alboroto?-estaba claramente enfadada.
-casi aplasto a bigotes, con mi libro de historia, lo siento
Mi madre me miro por un momento y negó con la cabeza. Hay que aclarar que no es mi primer intento de asesinar a bigotes, la primera vez que lo vi mi hermano no me había advertido y lo corretee por toda la casa arrojándole cosas. La verdad es que me había encariñado un poco con el roedor, eso desde que Marc se había ido a la universidad y me tocaba alimentarlo y limpiar su casita. Tome al ratón y lo volví a encerrar asegurándome de ponerle el seguro a la jaula, escuche la bocina del volvo de Katy y tome mis cosas y baje a toda velocidad por las escaleras, me despedí con un beso de mis padres y salí, hoy era un día nublado pero aún no había comenzado a llover, al subir al auto pude ver una enorme sonrisa en el rostro de Katy.
-¿Qué te sucede?-dije mirándola con cara de asco.
-a que no adivinas quien es mi nuevo vecino-dijo más afirmando que no era capaz de adivinarlo y era la verdad, las adivinanzas se me daban fatal.
La mire con una cara confusa y ella entendió que no tenía la menor intención de tan siquiera pensarlo.
-tu sexy acosador-dijo ahogando una pequeña risita, yo debí haber puesto los ojos en blanco porque freno al instante y se me quedo mirando mientras se burlaba de mi cara de idiota.
-no digas eso, no lo conozco y no es mi sexy acosador-dije seria pero eso solo hizo que volviera a estallar en carcajadas.
-ya averigüe su apellido, es Harrison-dijo mientras soltaba el timón y agitaba las manos en el aire, asustada sujete el timón y trate de seguir el camino.
-¿estás loca, nos quieres matar?-dije todavía alterada.
-lo siento, es que me alegro tanto de que por fin mi ratón de libros haya encontrado su media naranja-dijo y sus ojos brillaron de emoción.
Cuando llegamos al instituto estábamos tan agitadas de reírnos de haber estado a punto de morir que cuando nos bajamos me tropecé y caí, o eso creí yo ya que unos brazos me alcanzaron antes de estrellar mi frente contra el asfalto, me recupere lentamente y me di la vuelta para encontrarme con esos hermosos ojos verdes que antes no había podido ver por la gorra, era Jonathan, se veía tan radiante como ayer, la gorra había desaparecido y ahora podía ver su hermoso cabello revuelto y esos ojos tan preciosos que hipnotizaban, sus labios se curvaron en una sonrisa de superioridad, dejando ver su perfecta dentadura, yo estaba atrapada en su rostro, hasta que escuche su voz tan hermosa como él:
-¿te encuentras bien, preciosa?-dijo con una vez seductora que me quito el aliento y no pude contestar.
Me puse de pie rápido y lo mire mientras él esperaba una respuesta de mi parte.
-¿eres muda o sorda?, te pregunte si estás bien, preciosa-repitió impasible.
-lo siento, estoy bien gracias y no me llames preciosa-dije con enojo, tratando de ponerme firme.
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Enamorada del error
Novela JuvenilMi nombre es Marie Cooper tengo 16 años y vivo en uno de los lugares más lluviosos de Estados Unidos, Forks, era un pueblito desconocido y lleno de bosques y leyendas que podían ser tan ciertas como que la tierra es redonda. Mi vida es extremadament...