Capitulo 4-

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Al llegar a casa de Jonathan me baje y quede sorprendida por el tamaño de su casa, la mía no era tan pequeña pero esta era gigante, tenía un muro que rodeaba un jardín hermoso que semejaba un bosque encantado, la puerta de metal se abrió y comencé a caminar por un angosto camino de piedras, llegué al porche de la casa y toque el timbre, se escuchó una voz y una mujer pequeña de cabello negro y piel oscura asomo la cabeza, llevaba un vestido celeste claro hasta más debajo de la rodilla con un delantal en la cintura y su cabello corto caía a cada lado de su rostro, su sonrisa era amigable y humilde, se le formaban pequeñas arrugas al sonreír pero era claro que en su juventud había sido muy bonita, sus ojos azules aún brillaban jóvenes he hipnotizadores.

-Usted debe ser la señorita Marie, mucho gusto mi nombre es Sofía, soy la ama de llaves de la familia Harrison-dijo tendiéndome la mano.

-mucho gusto-dije tomando su mano y sonriendo.

-el joven Jonathan la estaba esperando, pase por favor.

Abrió la puerta dejándome pasar, quede maravillada, la casa era aún más bella por dentro, tenía todos los muebles ubicados simétricamente, estaban recubiertos de gamuza blanca y otros de cuero, todos estaba impecable y pulcro, había una escalera de caracol en medio de la casa que llevaba a la segunda planta donde estaban las habitaciones, era un lugar tan mágico que parecía sacado de un cuento de Disney, Sofía me condujo a una sala amplia que supongo es el recibidor, mes senté en uno de los enormes sofás y ella salió rápidamente y subió corriendo las escaleras. En el medio de la sala había una mesa con un florero lleno de rosas rojas, las paredes estaban recubiertas de anaqueles repletos de libros y fotos de la familia, me levante y me acerque a leer los títulos, este lugar era verdaderamente fantástico, tenían libros de todo tipo. Me quede viendo una de las fotos, en la que aparecía Jonathan de pequeño disfrazado de Superman, corriendo por el jardín, en otra aparecían sus padres (supongo), mirándose con amor y sosteniendo una copa de vino, en otra salía Jonathan jugando en la playa con su padre...

-¿Admirando mi pasado preciosa?-escuche esa voz seductora y no tuve que voltearme para saber que ya había entrado y me había atrapado viendo sus fotos.

-son muy lindas, antes parecías ser tierno-dije tomando una de las fotos y enseñándosela.

El solo rio y se sentó en el sofá, dio palmaditas a su lado para que me sentara, pero yo me senté en el otro sofá frente a él, volvió a reír agachando la cabeza.

-¿Qué es tan gracioso?-dije mirándolo seria.

-como te alejas de mí como si fuera un asesino, cuando sabes que no te puedes resistir a mí-comenzó a reír más fuerte.

Iba a contestarle pero en ese momento apareció Sofía y se paró en la puerta.

-¿me puedo retirar ya o necesita algo más joven Jonathan?-dijo sosteniendo un pequeño bolso en sus manos.

-no gracias, estamos bien Sofía, puedes irte-dijo sin dejar de mirarme.

-muy bien, hasta mañana y fue un placer conocerla señorita Marie-dijo sonriendo y agrego-espero volver a verla por aquí pronto.

-para mí también fue un gusto-conteste ignorando su comentario anterior.

Salió de la sala y pude escuchar como cerró la puerta, mire a Jonathan y aún tenía su mirada clavada en mí, trate de evadirla pero era realmente cautivadora y brillante.

-¿entonces quieres hacer el trabajo o prefieres hacer otra cosa?-dijo sonriendo arrogante.

-maldito pervertido-dije mirando a otro lado.

-maldito pervertido pero atractivo-dijo con su tono sínico-vamos a mi habitación, debemos comenzar.

Se levantó y no me dio tiempo de negarme, sujeto mi mano y un calor abrazador se extendió por mi cuerpo, me arrastro a seguirle hasta las escaleras, subimos aún sujetados de las manos, había pasillos repletos de puertas a ambos lados de la casa, caminamos por el de la izquierda y entramos a la última puerta me soltó la mano y nos adentramos en su habitación, era verdaderamente grande, no era lo que me esperaba, creía que me encontraría con un tiradero de ropa pero no, estaba incluso más ordenada que mía, tenía un escritorio con una laptop Apple y unas bocinas, en la pared más grande había un anaquel con libro y en otra había dos puertas, una debía ser la del baño y la otra del walking closet, había un pequeño puf cerca de la cama que era tamaño matrimonial tenía sabanas azul oscuro que iban a juego con las cortinas y la puerta que supongo daba al balcón. Se sentó en la cama y tomo un cuaderno, yo me senté en el puf y saque mi libreta de una pequeña mochila que cargaba, tome un bolígrafo y lo lleve a mi boca, tenía la tendencia de morder la tapa del bolígrafo para concentrarme, Jonathan tomo un lápiz y miro la hoja en blanco, se rasco la cabeza y comenzó a morder la goma del lápiz, yo me reí y comencé a escribir lo primero que se me ocurrió, el también comenzó a escribir, paso una hora en la que estuvimos así en completo silencio lanzándonos miradas furtivas y examinando cada uno de los movimientos del otro. Tome mi celular y vi que ya eran las nueve y yo había llegado a las cinco y media, habían pasado cuatro horas y media y no me había percatado de nada.

-oh por Dios, es tardísimo, creo que debo irme-dije guardando mis cosas en la maleta.

-pero si apenas han pasado unas horas-dijo el tomando su celular y poniendo cara de sorpresa al ver la hora-por Dios, llevamos casi cinco horas así.

-debo irme, hasta luego-me levante y el me siguió-deberíamos hablar con la profesora y pedirle más tiempo.

-sí, ¿quieres que te lleve a casa?-dijo con una sonrisa tímida.

-no te preocupes, dormiré en casa de Katy-conteste y él puso cara de preocupación-no está lejos, queda a unas calles de aquí puedo irme caminando sola.

-está bien, cuídate-dijo y me rodio en un abrazo, se separó rápidamente, compartimos una sonrisa tímida y salí de las casa, cuando se cerró la puerta de metal, me di la vuelta y lo vi parado en el porche, levanto una mano despidiéndose y yo le respondí.

Comencé a caminar y todo estaba oscuro, las luces de las farolas parpadeaban y todo se veía verdaderamente aterrador, comencé a caminar más rápido, solo faltaban unas casas para llegar a la de Katy, me metí en un callejón para cortar camino, escuche pasos detrás de mí, y comencé a caminar más rápido sin mirar atrás, escuche un ruido metálico y me di la vuelta, me tomaron con fuerza por la espalda tapando mi boca, sentí un aroma fuerte en mi nariz como alcohol, mis ojos comenzaron a cerrarse y mi respiración se volvió lenta y pesada, caí en un profundo sueño.

Enamorada del errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora