Capitulo-9

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Llevaba tantos días encerrada que había perdido por completo la noción del tiempo, las noches parecían días y las horas parecían minutos todo pasaba tan rápido y lento al mismo tiempo que hacía que mi cabeza me diera vueltas sin detenerse, todos los días era igual, despertaba segada por la luz incandescente de la habitación sin saber si era de día o de noche, me permitían cinco minutos en el baño y me daban ropa limpia, era una simple camiseta azul que me llegaba un poco arriba de las rodillas, mi cabello era un desastre, en los pies solo tenía medias y me habían quitado mis zapatillas porque podía llegar a utilizarla en su contra o eso dijo James la última vez que hablo por los altavoces, el aun no sabía que yo había descubierto su secreto pero pronto se enteraría. Jonathan me visitaba cada que podía y me hablaba de Julie y lo mucho que extrañaba su antigua vida, me hablo de sus padres, fue muy doloroso escucharlo decir que ambos habían muerto en un accidente de autos hace tres años cuando Julie tenía tan solo dos años y él tuvo que encargarse de ella hasta que su tía se enteró de lo sucedido y se mudó de Egipto a Forks para poder cuidarlos ya que ella estaba soltera y tenía mucho dinero. Cuando conocí a Jonathan creí que era un perfecto patán y mujeriego pero ahora que he podido llegar a conocerlo, tal vez no de la forma más adecuada y cómoda pero si funciono, me hizo ver el gran chico que puede ser, cada día que me acompañaba admiraba sus ojos y veía lo perfectos que eran además de ser de aquel hermoso verde iridiscente que me hacía tener escalofrías, su mirada se había vuelto amistosa e incluso tierna, su sonrisa era cálida y cuando me descubría mirándole podía incluso llegar a jurar que veía el brillo de sus blancos dientes asomarse por sus labios. Probablemente no era el mejor compañero pero estaba tan solo al igual que yo. Nunca llegue a pensar que mi secuestrador pudiera llegar a convertirse en un aliado, un amigo, un hermano o incluso mi héroe. Admiraba su valor y tenacidad además de su esperanza en la libertad que a veces incluso me hacía querer destruir todo y salvarlos de aquella pesadilla que ninguno de los dos se merecía vivir.

Un torrente de brisa invernal se colaba por la parte de debajo de la puerta e inundaba cada rincón de la habitación, mi piel erizada de frío, mis dientes castañeaban y retumban en las paredes como un chispazo eléctrico, me acurruque en el colchón y me puse en posición fetal abrazando mis piernas con mis brazos y metiendo la cabeza entre ellas. Los altavoces llevan apagados mucho tiempo, tanto que cuando los volví a escuchar me sobresalte.

-hermosa, conque tienes frio-dijo james riendo-que lastima, adivina, tu familia está pidiendo recompensa-estallo en carcajadas.

Había esperado por días a que hablara pero todavía no estaba dispuesta a relevar mi secreto, tenía que aguantarme las ganas de parar su horrible juego, tan solo por unos días más.

-creo que tendremos que deshacernos de la niña para poder dedicarte más tiempo hermosa, este juego se ha tornado más divertido de lo que creí-dice arrogante y orgulloso-debería enviarte a Jonathan y divertirme un rato viéndolos discutir.

Se me escapo una pequeña risa traviesa, si tan solo se imaginara lo que está pasando por mi cabeza en estos instantes, no puedo dejar de pensar en otra cosa que no sea el colgado por el cuello, o con una daga en el 'pecho, después que este muerto. Me he vuelto un poco sanguinaria pero eso solo se puede satisfacer cumpliendo con lo que mi cabeza me ordena hacer. Matarlo. No se detiene y sigue hablando, y trato de restarle importancia a lo que está diciendo, en estos momentos puede pasar cualquier cosa y no me interesaría en lo más mínimo.

-¿Por qué tan callada bombón?-dijo sacándome de mis pensamientos asesinos.

-¿Qué quieres que te diga?, ¿Qué estoy muriendo aquí dentro?, ¿Qué prefiero morir antes que estar un día más aquí?, acaso esperas que te ruegue me liberes, o que jure hacer lo que tú quieras para que me sueltes-dije seca y seria-pues no, ya te lo había dejado claro, oh eso me parece, no creas que me voy a rendir para complacer tus caprichosos.

-palabras fuertes para alguien que está en tu posición-dice tratando de esconder su tono estupefacto-recuerda que en esta cadena yo estoy a la cabeza y tú te encuentras por debajo de mí, tantos eslabones cómo es posible.

Una sonrisa de ironía se dibujó sin aviso en mi rostro, no sabía porque reía, solo lo hacía y sé que si lo hubiera tenido de frente su rostro habría sido igual que una pintura, tan paralizado que podría no parecer real.

-no estés tan seguro-dije con autosuficiencia-las posiciones se pueden invertir y sería yo quien quedara a la cabeza. Si tanto te divierte este juego, ten por seguro que pronto también será así para mí, tengo una carta bajo la manga.

Un silencio inundo la habitación por completo, era mi momento y no desperdiciaría tal oportunidad para hacerlo sudar.

-tal vez comienza a descubrir tu juego, veamos, eres un completo extraño o un conocido, si eso tal vez, eres alguien que alguna vez fue allegado a mí, tal vez más de lo que creo-dije puyando sus debilidades-eres un maniático asesino serial o eres un sufrido desconsolado y sin amor, quizás un rechazado.

-estas muy lejos de descubrir mi identidad-dijo nervioso-nunca me has visto, ni lo harás.

-que aburrido, pensé que sería como en las películas, el villano se oculta tras una máscara y después revela su identidad dejando a todos sorprendidos, aunque la protagonista siempre supo quién era.

Los altavoces y la cámara de video se apagaron, por primera vez en todo el tiempo que llevaba aquí, apagaron las luces, todo estaba en silencio, escucho un portazo y me estremezco, miro sigilosamente y compruebo que la puerta aún sigue cerrada, escucho el pomo girando bruscamente y luego la puerta chocando con la pared por la fuerza con la que fue lanzada, no veo nada pero sé que es el, todo esta tan oscuro que tan solo puedo poner atención a lo que escucho, es como si estuviera ciega, pero con la audición más desarrollada, escucho su respiración sofocada al igual que la mía, siento como su cuerpo se tensa sin tener que tocarle, huelo su ira que inunda por completo mi alrededor como si fuera una oleada de fuego rodeándome para quemarme. Trato de enfocar mi vista y lograr ver algo pero solo obtengo perderme aún más en la negrura.

Todo sigue en silencio pero sé que no se ha ido, es entonces cuando siento que me toma por la barbilla haciendo ponerme de pie con dificultad, mis rodillas tiemblan y mis palpitaciones aumentan, siento su respiración en mi oído, pero no me puedo zafar de su agarre, mi mandíbula comienza a doler por la fuerza con la que está siendo sujetada, muevo mi cabeza en ambas direcciones, pero es imposible, mis manos sujetando sus muñecas con fuerza para tratar de arrancar sus manos de mi rostro pero no puedo, en ese momento levanta su mano y después solo siento un ardor en mi cachete izquierdo, luego en el derecho y así repetidas veces, mi boca comienza a sangrar y su sabor es salado y amargo como oxido, las palabras no salen de mi garganta, lagrimas caen por mis mejillas pero no hago absolutamente ningún sonido, no grito, no sollozo, mi mente resiste el dolor tanto como puede. Mi vista comienza a nublarse y tornarse negra, escucho un aullido y sé que proviene de lo más profundo de mí ser, grito mientras me agoto cada vez más y más, el dolor es inmenso, no sé cuántas cachetadas me ha dado pero no se detiene, me dejo invadir por el dolor que recorre todo mi ser. Se detiene, mi rostro está botando sangre por todos lados, siento como mi cara cubierta de rojo se vuelve pegajosa. Caigo sobre mis rodillas, ahora me toma por el cuello, asfixiándome, no he soltado sus manos, siento como su rodilla me pega con fuerza en el estómago, una, dos tres veces seguidas y luego me lanza contra la pared, haciendo chocar mi cabeza con ella, siento como sale más sangre, ahora de la parte derecha de mi cráneo.

-¿no quieres matarme de una vez?-dije con la voz afligida por el dolor-no lo harás, porque eres muy cobarde.

Eso fue lo último que tuve que decir para colmar su paciencia y obtener otro golpe en el estómago, esta vez fue una patada, caí por completo y entonces me patio la espalda.

Enamorada del errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora