Tres

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Ya habían salido del elegante lugar, se encontraban parados en el aparcamiento privado del mismo.

Seguía lloviendo pero no tan fuerte como hace un rato, igual seguía haciendo demasiado frío.

Llevaban en ese mismo lugar, sin moverse, al rededor de diez minutos, hasta que uno osó por romper el silencio sereno en el que se encontraban atrapados.

—Bueno... —Habló SeokJin sin saber muy bien qué decir—. Deberías irte a casa ahora, podrías pescar un resfriado.

—Está bien. —Miró al rubio con una mirada llena de tristeza—. Te acompaño hasta tu auto, si gustas.

—Oh sobre eso... —Rió un tanto avergonzado—. Ayer fui y lo dejé arreglando en un taller, no sé qué le pasa a las llantas.

—¿Piensas tomar un taxi?

—¿Taxi? —Bajó su mirada hasta su reloj de muñeca—. Ya no hay taxis a esta hora, Kim NamJoon. —Rió dulcemente.

—Me acabas de decir que pescaré un resfriado —El otro asintió—. Pero tú te irás caminando con este clima.

—Es verdad, perdón... —Jugó con sus dedos— . No vi el clima hoy en el noticiero.

Nam sonrió de lado y tomó de la muñeca a SeokJin, el cual se quedó inmóvil hasta que NamJoon comenzó a caminar hacia un auto, su auto, para ser específicos.

—No, no. —Canturreo y se soltó Jin—. Vivo muy lejos, tú deberías ir directo a tu casa a descansar.

El peliverde puso los ojos en blanco durante una milésima de segundo y habló despreocupado.

—A mi casa, entonces. —Se adelantó y le abrió la puerta del copiloto al rubio.

—No quiero ser una molestia. —SeokJin se sonrojó por la sorpresiva invitación—. Yo no tengo problema en irme a pie.

—Pues yo sí. —Habló Nam dejándole sin opción, haciendo así que se subiera de mala gana.

Jin se terminó poniendo el cinturón de seguridad, mientras que Nam parecía buscar impaciente alguna estación de radio en especial.

—Espera te doy mi dirección. —Dijo y sacó su móvil en el Google Maps.

—Hey, no. —Nam bajo lentamente el celular del otro—. Ya dije que a mi piso.

Y esta vez, Jin fue el que rodó los ojos.

[...]

—¿Por qué haces esto?

Habló Jin después de quince minutos mirando hacia la ventana, admirando las pequeñas gotas de agua que se deslizaban rápidamente del cristal.

—¿Qué cosa? —Nam lo miró con las manos sobre el volante.

—Dejar que me quede en tu casa y eso. —Mirando hacia sus piernas, un tanto avergonzado.

—Es sólo que... —Hizo una pausa y pensó—. Con lo que pasó hoy necesito a alguien que me haga compañía, creo que me excedí en esto, apenas hoy te conocí. Lo siento.

—Entiendo, yo habría hecho lo mismo. —Sonrió de lado—. Gracias, Kim NamJoon.

—Basta, dime Nam. —Le dio una pequeña palmada en la rodilla jugando.

—Está bien, Nam.

—Me alegro, Jin. —Dijo y miró de reojo al rubio—. ¿Te puedo decir así?

—Claro. —El mayor le despeinó la cabellera a NamJoon.

Ambos sonrieron un tanto embobados, no se dieron cuenta de la cara del otro pero la sonrisa y el rubor estaba ahí, les quemaba la cara. El resto del camino fue de ese modo, disfrutar del silencio sereno, con cara de tontos.

Chef ҂ NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora