...Platform 9 3/4

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Y es allí donde todo comienza...

Ese era su gran día, allí empezaría aquellas aventuras que ninguna persona, que hasta ahora había conocido, podía haberse imaginado.

Había pasado leyendo acerca de ese mágico mundo del cual iba a formar parte, y a decir verdad cada palabra, cada concepto, todo le resultaba sencillamente fascinante. No podía esperar a empezar clases, inclusive ya había resuelto cómo hacer algunos, aunque básicos y sencillos, encantamientos. Estaba completa de alegría, pero, le entristecía no poder ser acompañada por su padre a su partida a dicha aventura. Porqué bien es cierto, según lo que ella había leído sus padres eran "normales" o más bien dicho "muggles"–término que por cierto le resultaba extraño–, y por aquella razón no podía cruzar las fronteras al mundo mágico.

Aquella pequeña familia se encontraba justo en frente de la nombrada Plataforma 9 3/4, cosa que a ella le dio un brinco de nervios.

Tenía ya todo listo, solo le faltaba una pequeña cosa...

— ...Rapunzel. — llamó su padre. Hombre de contextura delgada, rubio, de ojos castaños, de peculiar bigote. A decir verdad, lo único que había heredado de él eran tres cosas: su cabellera, esas pequeñas pecas de su nariz y su testarudez.

Aquel padre miraba a su pequeña niña con ternura, quien ya tenía sus enormes ojos esmeraldas ya cristalizados. A ambos no les gustaban tanto las despedidas, inclusive podría decirse que las detestaban, ya que les daban–aunque por orgullo no lo admitirían–un aire de inseguridad...

—Adiós, padre. —se abalanzó la nombrada sobre su querido padre, dándole un abrazo, casi estrujando su pecho con su rostro.

—Adiós, mi solecillo. —dio un cálido beso sobre la frente de la dorada. Acto seguido con un gran impulso atravesó aquella pared. Sentía su corazón palpitar a paso veloz. Es la primera vez que veía a tantos jóvenes magos cerca de ella.

—¿Lista? — preguntó la dulce voz de su madre. Ella asintió.

Ahora que lo pensaba bien...

¿Por qué su madre podía acompañarla y su padre no? Y ahora que lo recordaba, ¿por qué a su madre no le resultó tan extraño como a su padre todo esto de la magia? Le resultaba un tanto raro. Y además de eso... ¿Qué era lo que tenía que hacer su madre en el Callejón Diagon?

—Querida, está por llegar.—la voz de su madre la sacó de sus pensamientos. Desde que había recibido la carta no había sentido tanto ¿miedo? No... Estaba muy nerviosa.

—Todo saldrá bien, y mejor de lo que esperas. —dijo mirándola a sus esmeraldas ojos. — No te olvides de escribirnos, ¿vale? —ella asintió. —Te amamos. —dijo separando un de sus lisos dorados mechones de su rostro.

—Y yo a ustedes. —dijo abrazándola.

—Tengo que ir con papá, ya debe estar volviéndose loco allá solo. —río por lo bajo. Ella asintió con una gran sonrisa. Se despidió de su madre, quien desapareció entre la multitud.

Y allí estaba ella, entre la multitud esperando a arribar aquel tren.

Algo le llamó la atención, a decir verdad, alguien. Un hombre rubio de porte alto y elegante, pero con una mirada indiferente, y la señora rubia ondulada, porte elegante y muy bella, aunque en su mirada había entre alegría y tristeza, y entre ellos un niño de más o menos su edad. Ella lo observó detenidamente: platinado, un tanto bajo-bueno al parecer un par de centímetros más alto que ella-contextura delgada, pero algo logró notar...

Se veía cabizbajo.

Podría ser su compañero. Seguro iría a hablar con él, a lo mejor se convertiría en un buen amigo suyo...




  

--Hola!!

Al fin puede actualizar... Bueno en fin sé que es corto pero espero que les guste, 😅y si es así 🌟🌟!!! Y si no... Pues ya saben también 🌟... Y no se olviden comentar! 

Nos leemos pronto, Arrivederci! 

--J.1412

¿Hogwarts?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora