Enfrentamiento en el aire.

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¿Exasperada? Eso era poco.

¿Agobiada? Podría ser.

¿A punto de mandar al infierno todo y escupir encima de este?¡Si!

Exactamente así se sentía aquella rojiza en el Gran Comedor. Aquellos trillizos insaciables la agotaban, y estaba ya harta de escuchar tantas idioteces seguidas. ¡Apenas comenzaba el día!

Suspiró.

Su celeste mirada encontró a cierto castaño en una entretenida conversación con un azabache oscuro, allí, a una mesa de la suya, Hufflepuff. Tenía dos opciones:

a) Quedarse y continuar escuchando las idioteces de sus parientes, mientras las intentaba ahogar con comida. O b) Ir a la mesa de los eufóricos tejones y saludar a su amigo. Y, como es de esperar, la segunda fue la opción elegida. Así que se levantó de su mesa y se dirigió hacia esta.

— Mira Ler, dice que se intentó asaltar una bóveda en Gringotts. oyó al castaño comentar ya cerca de él.

—¿Y eso que tiene? — interrogó la rojiza una vez ya sentada en un espacio vacío a la derecha del castaño.

Como resultado, logró que este se exaltará y su compañero azabache la mirará con extrañes.

—Me has asustado Mer...— comentó Hiccup, rascándose ligeramente la nuca.

—No seas llorón. — comentó divertida.

—¿No deberías estar en la mesa de tu casa? —interrumpió el azabache presente.

—Tal vez... ¿No puedo estar aquí? — enarcó su ceja.

—Nunca dije eso...— se disculpó.

— Pues, lo pareció, Uni. concluyó haciendo un empalagoso tono en la última palabra.

— Pero, ¿cómo... ? ¿quién...? — Le parecía bastante extraño que supiera ese apodo ya que solo muy pocas personas conocían ese vergonzoso apodo, contando su abuela, y ahora, Hiccup.

—Los payasos rojizos. — señaló al trío de la mesa de los leones.

— Debí haberlo supuesto...— comentó más para sí mismo.

—Y volviendo al tema principal... ¿Qué hay con Gringotts?

—No lo sé parece que una bóveda iba a ser asaltada, o al menos eso dice aquí. — señaló una de las hojas de periódico El Profeta.— Lo curioso es que Estoico... — se detuvo a pensarlo.—¿No era la misma que él vacío aquel día? —se preguntó por lo bajo haciendo que solo el par a su alrededor y una curiosa, muy curiosa, dorada lo oyera.

***

—¡Arriba! — se escuchaban las voces de los estudiantes de primer curso al intentar elevar su escoba del suelo.

—¡Arriba! —ordenaba una exasperada dorada.

—Al parecer tienes problemas...— comentó divertido cierto platinado.

—¿Enserio? No me había dado cuenta. —bufó sarcástica mientras lo fulminaba con la mirada.

—Vamos, no seas tan amargada. No es tan complicado...

—Dilo por ti...—bufó por lo bajo.

—Mira: ¡Arriba! — Y cómo si aquella escoba tuviera oídos, obedeció las órdenes del platinado y se posó en sus manos. —¿Lo ves?

¿Hogwarts?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora