Capitulo 3: Recién Empieza.

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Evitar.

Era la palabra clave en los últimos días.

Evitar a toda costa al señor Mellark.

Cada vez que él estaba en la casa, que él me buscaba, yo iba por compañía. Si no me la pasaba con la señora Delly, que gracias a Dios era la mayoría del tiempo, de ahí me iba donde Annie cuando la señora Mellark dormía.

Pero Peeta Mellark no se cansaba.

Me había abordado en diferentes lugares y situaciones. En el pasillo, en el cuarto de su esposa e hija, en la cocina e incluso cuando estaba en mi cuarto, lo escuchaba llamarme pero me hacía la dormida, cuando el abría la puerta yo estaba "dormida" en la cama y él se iba a los pocos minutos. Varias veces comenzó hablarme del tema de esa vez en mi dormitorio con Annie dormida en mi cama, pero siempre algo ocurría y dejábamos de hablar del tema, como una llamada, el sonido del timbre, el llanto de Annie e incluso el horno cuando el señor Mellark cocinaba. Pero no podría huir para siempre.

Y heme aquí.

Acompañando al señor Mellark, los dos solos, al pequeño cortijo, justo atrás de la casa. Era como una pequeña casa, pero que servía como bodega.

La señora Delly se había tomado sus pastillas que la hacían caer como piedra a la cama, estaba muy enferma. Había decaído notablemente, pero ella se hacía la fuerte, fuerzas que casi ni le quedaban. La pequeña Annie se había ido a un cumpleaños de la hija de un trabajador de panadería. Llegaba antes de las 5 de la tarde, faltaban casi dos horas para que ella regresara. Ya quería que estuviera aquí, sino, no estuviera con el señor Mellark acompañándolo hacia aquel lugar.

Ni bien la señora Delly se quedó dormida, él, me dijo que le ayude con los implementos. Vi que mentía, lo supe por sus ojos, cuando me dijo que lo acompañe al cortijo dude, pero aún así lo hice, lo estaba haciendo. Caminando, llegando hacia la puerta del cortijo con Peeta Mellark adelante mío.

Al llegar a la puerta, él, como todo un caballero, me permitió el paso primero.

Al entrar un pequeño olor a humedad y madera inundó mis fosas nasales, pero no era molestoso el olor. Por fuera estaba pintado perfectamente de blanco, pero por dentro, se había dejado el color natural de la madera del cual fue construido. Entre incómoda mirando alrededor. Lo poco que había estaba bien ordenado, había incluso, un montón de paja aglomerado cerca de una de las grandes ventanas del lugar.

-Katniss-ligeramente temblé al escuchar llamarme. Me viré para verlo. Había cerrado la puerta, me miraba de forma intensa mientras analizaba seguramente mi expresión- he querido hablar con usted al día siguiente de aquella noche en su cuarto, pero ha estado alejada totalmente de mi presencia-

Miré el suelo incómoda.

-usted me gusta Katniss, la quiero y la deseo para mi-

-pare!-dije asustada-pare, por favor-lo miré-soy la enfermera de su esposa, la que cuida de su hija, como puede decirme eso!-

-usted no me pasa desapercibida, Katniss. Por muchas años disfruté de las mujeres, pero nunca me enamoré ni he amado. La única mujer...bueno...niña que daría mi vida y amo con todo mi ser es a mi hija. Pero contigo, Katniss, no me pasas desapercibida...-

-su esposa...-me alejé tres pasos atrás cuando el dio uno.

-ella se ha dado cuenta que yo a usted la quiero, lo sé y no me puede reprochar para nada. Puedo rehacer mi vida y esta vez casarme enamorado...como nunca he estado ni lo he hecho-

La Enfermera-TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora