La primera fiesta

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Capítulo IV

La primera fiesta

      El espejo reflejaba la silueta de una hermosa chica de tez blanca, pelo largo y marrón recogido en una coleta alta, caía liso por su espalda tal cual el agua de una cascada. La chica se ocupaba de maquillarse, su conocimiento sobre la sociedad actual no eran basto, pero sí suficiente, en los últimos meses había aprendido a actuar como una chica normal, eso era conocimientos sobre el vestir, hablar, maquillarse, los gustos de música e incluso actualidad. No le era tedioso, siempre había sido cautivada por ellos.

     Y ahora frente al espejo, vio que lucía más que hermosa, los que eran como ella tenían características que los hacían lucir bien, no había conocido al primero que fuera de facciones feas y ella siempre había pensado que se debía a su sangre.

—¿Sarah? —La llamó una chica desde el otro lado de la puerta— ¿Ya estas lista? Saldré en unos minutos, nena. Te espero en el vestíbulo de la torre.

—Claro, nena —La imitó, no le gustaba eso de llamarse "nena" pero debía encajar y por decirlo no moriría, estaba segura de eso—. Te veo allá.

     Sarah se terminó de preparar, tomó su bolso y caminó hacia el pasillo. Sus tacones, que para ser como la cuarta vez que utilizaba zapatos así caminaba muy bien, hacían ruido por el pasillo. Cuando llego al vestíbulo, Cara, una de las chicas que vivía en el mismo piso que ella estaba ahí, sentada en un sillón blanco, tenía puesto un vestido blanco de tiras que lucía bastante apretado con una licra que le llegaba por encima de las rodillas. Al verla soltó una maldición con una sonrisa cruzando su cara.

—¡Nena! Te ves preciosa.

—Gracias, Cara —Dijo Sarah honestamente—. Tú también.

—¿Estas lista?

—Nací lista.

      Ambas sonrieron y se encaminaron hacia la torre, iban justas de tiempo eran las siete y un tanto, no querrían ser las primeras en llegar, así que les dio tiempo para hablar, Sarah tenía que ser muy cautelosa acerca de lo que inventara sobre su pasado, la mayoría del tiempo solo sonreía y asentía, con alguna que otra risa, por supuesto, ya que el trabajo de hablar se lo llevaba Cara. Le había dicho que estaba emocionada, en esas fiestas siempre se armaban desastres, hacían juegos —Y no, no de los normales—, había bebidas, mucha "Locura, baile y descontrol" según Cara. Sus expectativas para la noche era besar al chico que le gustaba, las aspiraciones normales de una chica, mientras que Sarah quería probar de todo un poco y luego salir pitando de allí sin hacer el ridículo.

—Esa chica de allá te ha estado mirando por un largo rato —Dijo Yen a Cory, que volteo rápidamente.

—¿Aquella? —Señaló indiscretamente a la chica de rizos largos achocolatados, que lo miraba y sonreía mientras hablaba con sus amigas.

—Sí ¿¡Qué esperas!? ¡Ve a por ella! —Lo empujó Yen.

—Espera, Yen, no me siento bien.

—¿Lo dices por Zac? Oh, vamos, estará bien. Haciendo la tarea del año que viene o algo así —El comentario logró sacarle una risa a su compañero, bajó la guardia —. Ahora ve a por la chica.

    El chico rió, asintió y se dirijió hacia su admiradora. Yen sonrió por un momento y pensó "Se trabará en tres, dos, uno...". Y así fue, el chico entró en pánico y no supo que decir, la chica lo ayudó y se presentó hasta entablaron una conversación normal. Yen estaba sorprendido, fue con una sonrisa hasta la cocina del departamento a buscar bebidas, había mucha gente, música y un buen ambiente. Se estaba sirviendo cuando alguien más entro en la cocina.

Azul marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora