Capítulo III

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Todos en la cafetería hablaban de la fiesta que se haría el viernes, a Zac no lo habían invitado, no sería la primera vez, pero Cory, Yen, incluso Sarah que había llegado hace unos días la habían invitado. Él no era de fiestas, o eso se decía a si mismo.

— ¿Alguno de ustedes sabe dónde comprar ropa para fiestas? —Preguntó Sarah emocionada.

— En la ciudad podrás encontrar muchas tiendas de ropa, Sarah. Es lo normal —Le respondió Cory, que aún masticaba su comida.

— ¿Y en el instituto no hay tiendas?

— Hay algunas tiendas, como librerías y eso, pero no hay tiendas de ropa, es un instituto no un centro comercial —Esta vez Zac le había respondido, revolvía su comida sin mucho ánimo.

Sarah lo miró y se dio cuenta de que algo iba mal con él. Tocó su hombro.

— Oye... ¿Todo va bien?

— Sí —respondió él instantáneamente, la miró— Si quieres comprar ropa puedes tomar tu teléfono y preguntarle al GPS.

— ¿Ge pe qué?

— ¿No sabes qué es un GPS? —él se carcajeó hasta que ella le dio un puñetazo— ¡Auch! Está bien, está bien. Un GPS es una tecnología que permite a través de satélites saber tu posición y la posición de lugares en La Tierra.

— ¿Y mi teléfono tiene eso? —Ella miró la cosa aplanada examinándola por todos lados, era uno de esos teléfonos de última generación.

— Sí, la mayoría de los teléfonos desde hace un tiempo lo tienen.

— Increíble. Ahora ¿Dónde consigo la ropa?

Zac tomó el teléfono y empezó a teclear con habilidad, frente a él se iluminó un mapa, luego tecleó otra vez y unos puntos rojos aparecieron en la pantalla. Le mostró a Sarah los lugares y como llegar a ellos.

— Pero... Hay un pequeño problema —Dijo él.

Ella lo miró esperando la respuesta.

— Necesitas un permiso del director para poder salir, solo los da cuando tienes que salir por algo importante, o cuando estés muy grave de salud.

— De eso me encargo yo —Sonrió ella— Tu ni te preocupes. Nos vemos mañana en física ¿No?

El chico asintió, con una media sonrisa pensó "Esta chica es lo máximo". Se despidieron con un beso en la mejilla y la chica salió caminando como una triunfadora. De hecho no le fue tan difícil conseguir el permiso, coacción por aquí y por allá, unos minutos y tenía una carta con puño y letra del director, ponía además —Por creatividad de la chica— que podía salir cuando quisiera por "asuntos familiares". Luego de salir tomó unos cuantos buses, luego el metro y en minutos se encontraba en una de las tiendas que Zac le había marcado en su teléfono.

— ¿Qué crees que debería usar para una fiesta en un instituto? —Le pregunto a la chica que la atendía, era de mirada tímida y grandes ojos marrones, su cabello caía negro en rulos hasta el cuello.

— ¿Qué clase de fiesta?

— Uhm, no lo sé, no voy a muchas ¿Qué vestirías si te invitaran a una fiesta en un departamento?

La chica se llevó el dedo al mentón, pensando. Miro el techo blanco con bordes que le hacían recordar a Sarah los de los templos griegos, finalmente le sonrió a Sarah por primera vez y se fue a buscar varios conjuntos. Una falda negra con una camisa sin mangas que a Sarah le pareció muy "descubierta", un vestido amatista con escote que le llegaba poco más arriba que las rodillas "muy formal", un pantalón marrón oscuro con una camisa ligeramente holgada de color verde y una chaqueta de cuero muy bonita. Ella sonrió.

— Sí me queda —Le guiño un ojo a la chica— me lo llevo.

Mientras se cambiaba en el pequeño vestidor trató de recordar lo que tenía que hacer de la escuela para ese día, debía entregar varios trabajos para el final del semestre, algunos ejercicios de mates y física que seguramente no se resolverían solos, varios libros tediosos de literatura antigua por leer, exposiciones que organizar. Ella suspiró dentro de aquellas rojas paredes, la escuela no era tan genial si se veía de esa forma, pero por algo existía. Se imaginó un mundo de brutos simios que peleaban por cualquier cosa, el mundo no era tan diferente, solo que en este caso los brutos simios ahora tenían armas y tecnología de punta.

Al final, después de comprar su conjunto, decidió tomarse el día libre, salir a caminar por Londres no le haría daño a nadie, al menos eso esperaba ella. El clima era un poco más cálido de lo habitual, ese tipo de transición cuando se acaba la primavera y va dejando paso al verano. Era finales de mayo y la ciudad estaba en pleno apogeo. No importa donde estés, si hay vida, habrá movimiento. Turistas, locales, animales, había de todo en esas calles, hacía sonreír a Sarah, todo era tan común y a la vez tan especial. En los cafés había tanto como gente sola como gente que hablaba por sus aparatos electrónicos, había risas, desolación, todos trataban de disfrutar su vida lo más que podían ¿Cómo no amar la humanidad? Eso que los hacía especiales, diferentes incluso entre ellos mismos, esa diversidad ¿Cómo no llorar con sus penas y perdidas? Porque todos perdían aunque fuera una vez, la vida no era justa, ni con ellos ni con nadie, pero también la vida era hermosa y perfecta. Todo depende del ángulo en que lo veas.

Y en el ángulo de Sarah se hacía tarde, trotó por las calles y lucho para entrar al metro, llego justo a tiempo al instituto y cuando entró en su habitación solo pudo romper en risas, había sido un día genial, diferente, por primera vez se había sentido normal. Quería quedarse allí para siempre, pero no podía, debía cumplir su misión e irse, pero por ese momento, por ese dulce momento, disfrutó la vida.

Zac se preguntó dónde estaba Sarah, tal vez le habría pasado algo malo, su mente corría de aquí para allá y de allá para acá pensando que le habría pasado, no prestaba suficiente atención a la clase de física, pero se sentía incompleto con el asiento de atrás vacío. "Zac, son solo veinte minutos de retraso, la chica debió quedarse dormida o algo" Dijo intentando calmarse

"Londres no es un lugar tan peligroso ¿Lo era?"

"Tal vez para una turista"

"¿Y si se había perdido?"

Oh, vamos eso es ridículo —Se respondió a si mismo.

Pero ¿Y si lo había hecho? Sería culpa de Zac, por no enseñarle como usar un tonto GPS. Cuando sintió su cabeza a punto de explotar una chica de pelo castaño liso y ojos azules que al entrar al salón de clase se fijaron en él, se disculpó por la tardanza y se dirigió hacía su puesto.

— ¿Qué pasó? Casi muero de la preocupación

— Oh vamos, Zac ¿Te estás haciendo suave y viejo? ¿Necesita que lo lleve a su cama, señor Morgan, le traigo su avena en hojuelas? —Le dijo en tonó burlón. Él le dedicó una mirada asesina.

— Es en serio ¿Dónde estuviste? ¿Lograste irte y comprar la ropa?

— Solo me quede dormida, tonto —Ella le dedicó una sonrisa sincera— Y si, compre lo que tenía que comprar, nunca me había sentido tan viva, tan libre.

— Genial ¿Quieres hacer un libro sobre ello o prefieres prestar atención a la clase?

Ambos rieron luego de que ella le pegara suavemente en el hombro, Ella suspiró y se dedicó al pizarrón.

FIN DEL CAPÍTULO III

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Me encantaría oír que piensan de la historia, no duden en comentar, seguramente me alegraría el día. se que dije que subiría capítulos cada miércoles, pero este fluyó bastante fácil, ojala les guste tanto como a mí. Saludos ;D

Azul marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora