Eres ella?

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«amiga, ¿Cómo podemos ser cercanos?, deseo saber cómo poder llamarte
-Martin »

Le escribí con una sonrisa impregnada en mi fabulosa cara, haría que apareciese su género y su nombre.

«Dime Dy, estoy pagando tu amabilidad de hace un tiempo. Debes de 'escucharme' en todo lo que te diga
-Dy»

Una risilla se escapó de mis atractivos labios al comprobar que no había intentado cambiar el haberla llamado Amiga. Oí un ruido en la esquina frente a la entrada de la cafetería fijándome en una chica de anteojos y cabellos castaño con destellos claroscuros, estaba siendo demasiado fácil el descubrirla.

«querida Dy, es extraño poder verte en la mañana, sé que puedes ser certera en muchas cosas pero el quedarte viendo a este fabuloso semi Dios salido del mismo Olimpo me desgastará

-Martin »

Envié el avión por la ventana mientras observaba con cautela cada movimiento de la chica.

«lamentablemente Para ti no soy tu acosadora, te sugiero que al igual que esa chica empieces a usar gafas.
Posdata: que esas no sean falsas.
-Dy»

Mi cara debía ser todo un precioso y erótico poema, giré con velocidad mi cabeza y la chica seguía en la misma posición.

«una cosa más, tengo la completa idea de que a Dakie no le gusta que la miren tan intensamente. ¿Ya la tienes en tus manos?, ¿Qué hiciste?
-Dy»

Duré unos cuantos segundos tratando de entender el mensaje: atraje de alguna manera la atención de la ojos de ámbar, se está volviendo lentamente una acosadora, su diminutivo es Dakie; además... De que le quedan muy bien esas gafas.

«no te lo dije? Ninguna chica se resiste a mis notables atributos.
Posdata: sé que también eres una
Posdata:  Te apuesto a que caerá, aceptará mi invitación y haré que muestres tu carota... *~*
- Martin »

Sonreí satisfecho lanzando el azulado avión, la verdad había esperado que fuese más difícil.

«Yo no puedo ser una chica.
Louise, si quieres demostrar todo ello no lo apuestes de esta manera tan vana y vil.
-Dy»

Me encontré frunciendo el ceño, el/ella no creía en mis palabras. Se lo demostraría.
Caminé con soltura sonriendo a las damas que pasaban junto a mí, mi sonrisa se ensanchó aún más por los suspiros de estas.

-Hola- dije con mi tono de voz seductor.
Esperé su respuesta al observar cómo se levantaba y extendía su pálida y pequeña mano.

-Hola...-

Aviones a papel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora