capítulo 15

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Cuando cumplimos cuatro meses me regaló una pulsera de plata. Tenia nuestros nombres grabados, nuestra fecha y un infinito. Me puse a llorar como una idiota cuando me la dió. Me contó que me la iba a dar cuando cumplieramos medio año, pero acabábamos de tener una discusión y era su forma de pedirme perdón. Ni siquiera era su culpa por lo que discutimos, simplemente aveces me rallaba sola pensando que no era suficiente para el, que merecía algo mejor, que yo solo le hacia daño y el solo me decía que me quería, que no me dejaría ir, que le hacia feliz... Yo solo quería lo mejor para el y si que es cierto que habría renunciado a el si yo no le hacia bien. Pero es que yo le hacia bien y mucho, nos complementabanos perfectamente y los dos sacabamos lo mejor el uno del otro, no entiendo porque los demás no lo veían. Eramos felices, mucho.

Madura, IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora