5. "La vida real podía ser una perra."

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¿Han sufrido alguna vez tanto que solo deseáis apagar el dolor? Así se sentía Alex mientras estaba tirada en el sofá de la casa de su mejor amiga viendo películas románticas que tenían que terminar en perfectos e irreales finales.

— Mentiras, — gruñó arrojando un cojín hasta la pantalla justo donde los protagonistas compartían un épico beso en París. — Nada de eso pasa en la vida real, esta solo es un pozo sin fondo de dolor y desilusiones hechas por estúpidos rubios mal teñidos... ¡Joder, que paren ya! ¡Están buscándose las cuerdas vocales entre ellos!

Kayle la observaba desde la puerta con preocupación, siempre había tratado de que Alex no sufriera nada que no fuera necesario pero había cosas que ella debía decidir y esta fue una que no terminó bien. Habían pasado dos días y ya mañana tendrían clases nuevamente, por lo que le preocupaba el como ella fuese a reaccionar ante la idea de volver. No quería verla como ermitaña durante una semana nuevamente.

Pero, como que era una rubia natural, Kayle juraba que le haría daño a Megan si intentaba hacer sufrir a su amiga aún más en público. Empezando por arrancarle esas feas extensiones y romperle la nariz operada, por ejemplo.

— ¿Sigue mal? — Kyle, su hermano mayor, la miró con esos ojos azules cargados de preocupación. — Lleva dos días gritándole a la pantalla, Dylan está preocupado, sigue durmiendo en su auto esperando ver mejorías en su hermana.

— Tengo miedo de que vaya mañana.

El admitirlo ayudaba, pero se sentía más tranquila a que fuera con su hermano. Sí, su relación nunca había sido de telenovela pero se querían y sabían que el otro estaría ahí para apoyar cuando fuera necesario, sobre todo después de que Jake se fuera a Afganistán y su madre anduviera histérica por media casa. Kyle era un idiota, pero un buen hermano a final de cuentas si lo pensabas bien.

— Lo sé. — Kyle le dio un beso en la frente. — Pero vas a estar ahí para ella, no puedes evitar que sufra pero puedes apoyarla para que lo supere de la mejor forma.

[...]

El tener que ir nuevamente a la escuela provocó tensión en el auto. Dylan estaba conduciendo en silencio por primera vez en su vida y solo podían oírse el sonido de las respiraciones de todos además del ruido de la calle.

— Basta. — dijo Alex, harta de tanta tensión. — Están así por mí y lo entiendo pero tengo que hacer esto. Es un ciclo que tengo que cerrar y no quiero que vea cuánto me dolió, no le voy a dar esa satisfacción a nadie.

Su amiga le regaló una cálida sonrisa mientras posaba una mano en el hombro de la castaña. — Lo sabemos.

El camino se hizo más corto cuando todos parecieron relajarse. Las risas, peleas y habituales comentarios absurdos hicieron que Alex sonriera con ganas, alegre de sentir que nada estaba mal y que nada había cambiado, que seguían siendo los mismos niños que se habían conocido en la primaria, que sobrevivieron la secundaria y que por fin habían llegado a la preparatoria.

Pero la realidad tenía que volver pronto. Y la vida real era una perra cuando se lo proponía.

Apenas bajaron del coche todas las miradas se clavaron en Alex. Algunos murmuraban tratando se ser discretos pero otros parecía importarles un soberano pepino que ella se diera cuenta. Casi pensó en devolverse, en quedarse en el auto como si todo su valor la hubiera abandonado, pero Kyle le dio la mano en gesto de apoyo y le regaló una sonrisa extremadamente bonita.

No, se dijo, Tengo que quedarme porque hay quienes creen que valgo más que esto, es por ellos que no debo dejar que me afecte porque solo su opinión importa.

— Oh Jones. — Megan Storn estaba de pie en la entrada, casi como si esperase a que ella apareciera. — Una pena la ruptura con tu novio.

Kayle hizo amago de querer estrellar su mochila contra la cara de la porrista pero la detuvo, aferrando los dedos en torno a la muñeca.

— No. — le dijo. — No vale la pena que alguien tan grandiosa como tú pierda el tiempo con alguien que debe herir a otros para sentirse bien porque nunca ha podido experimentar lo que es ser amado. Puede que me hayan roto el corazón, Megan, pero puedo seguir porque hay personas a quienes les importo y que me aman incondicionalmente y no solo por algo físico. No necesito a Will para ser feliz, solo me necesito a mí misma y a quienes me aman desinteresadamente. Es una lástima que tú tengas que conformarte con algo tan bajo como sexo para sentirte amada, pero eso nunca te ha quitado lo perra desgraciada.

Y avanzó. Pasó por enfrente de la chica y nadie dijo nada al respecto para impedírselo. Su grupo fue a los lockers a buscar las cosas y Alex fue incapaz de borrar la sonrisa que pintaba su cara.

[...]

— Fue muy valiente lo que hiciste. — le dijo Kayle a la hora del almuerzo cuando iban a la cafetería. — La enfrentaste tu sola y le cerraste la boca solo con palabras.

Se sentaron en la mesa en lo que Tyler iba por los almuerzos. Era la tradición, cada semana eran dos los que se encargaban de ir a comprar la comida y esa semana le toca a él junto a Dylan.

— West. — ambas levantaron la mirada cuando el escuadrón de zorras, liderado por Megan, se detuvo frente a su mesa. — Venimos a ofrecerte una vacante nueva, aprovéchala.

— No la quiero. — dijo, sorprendiendo a quienes secundaban a las porristas. — No quiero ser parte de algo que me impide estar con mi mejor amiga y para lo que tengo que ser cruel con el resto. Si quieres tú hazlo, pero no es lo mío.

Alex sonrió, orgullosa de su mejor amiga,

— ¡Miren lo que trajo el viento! — Alguien empujó a Megan del camino y se apoyó en la mesa de las chicas con una amplia sonrisa. Ese era Max. — ¿Qué? ¿Ya no saludan acá?

Pero ambas le abrazaron con fuerza antes de que soltara otro comentario. Ales sentía que casi todo el grupo volvía a estar unido nuevamente y eso era de que alegrarse, a pesar de que aún faltaran. Lo de Will aún dolía, pero había más cosas por las que sonreír que por las que llorar.

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Escribir este capítulo ha sido algo demasiado emotivo para nosotras.

¿Qué opinan de la actitud de Alex? ¿De cómo le cerró la boca a Megan? ¿Qué creen de Max?

Nos leemos en otro capítulo, lectores. ¡Amor para ustedes!

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Cómo ser adolescentes y no morir en el intento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora