—La srita. Brisa por favor. Extendió el sobre. El mayordomo lo llevó inmediatamente a la bella novia, con motivó de su boda llegarían muchos más.
Srita.
Le suplicó desesperado que me conceda unos minutos para despedirme y expresar todo lo que mi corazón ha guardado. La casita del jardín.Brisa sintió el corazón dolerse ante esas palabras era un último intento de ese hombre y ella lo amaba siendo tan ruin ¿como podría seguir amando un hombre tan ruin? fue una pregunta que quedo suspendida en el aire, ella estaba lista no bajaría.
Ruben estaba seguro.
— Bajará. Sino lo ama deseara saber lo que es entregarse por amor –dijo con aire victorioso cegado por su vanidad, Ruben hombre promedio, de rasgos atrayentes y personalidad arrebatadora, eran ese tipo de hombre que sin ser algo extraordinario tenían la capacidad de volver loca a una mujer con un encanto misterioso, he ahí el motivo que Brisa no lo olvidará después de cinco años. Años de rabia y de dolor.La rabia fue menos que el dolor de su traición de querer sus besos cuando se casaría con otra, jamás sus padres olvidarían el rostro desecho de Brisa cuando se anunció la boda, no lo atribuyeron a él porque ella no leía los periódicos, pero Constanza si, su amiga de infancia con la que no guardaba secretos.
Recordó sentir que perdía la cordura; se abandono de la realidad, jamás podría olvidar lo fuertes que eran sus sentimientos, recordó el instante en que soltó el brazo de su madre como si quisiera entrar en un trance que le llevará a donde Ruben quisiera, roto precisamente por su querida amiga Constanza cuando dijo:
— He visto a unos enamorados en el jardín, que desgracia para una señorita caer en una situación así, era Miss Lany, se que no fui la única que la vi hay un hombre en la otra terraza por eso volví aquí las terrazas no son seguras para mí -recordó perfecto casi como si estuviera de nuevo ahí, en aquel mismo momento cuando se aferró aún más a su madre, sabía que al llegar a la terraza volvería con su madre pero el hecho de pensar en las palabras de Ruben y el estilo hipnótico de su voz... Tenía que admitir que le daba miedo mucho miedo la posibilidad de ceder.**********
— Constanza, él vino y me mandó esta nota -no quería inmiscuir a la chica pero no tenía remedio, necesitaba ayuda y en nadie más podía confiar que no fuera ella.
— No irás, yo iré, lo pondré en su lugar y tú irás radiante a la iglesia.Constanza fue a la casa donde ella y Brisa jugaban cuando eran niñas.
Lo miró ahí estaba Rubén haciendo su mejor trabajo de actuación; desgastado, con lágrimas de dolor, Constanza sintió algo parecido a la duda pero dijo con autoridad cuál si pudiera expresarse tan digna y propia como su madre Lady Wellington:
— No vendrá así que márchese.
— Dígale que la ame y la amaré siempre y que deseo que sea feliz -Ruben no cambió su actitud desolada y decidió ceder necesitaba alimentar la duda en Brisa de que estaba arrepentido, no pensaba rendirse.Constanza dio la vuelta y no respondió, aunque el corazón se le contrajo al ver el dolor de aquel hombre que consideraba el peor de todos, no perturbaría a Brisa.
Ruben se dio por satisfecho co
n su actuación, sabiendo que conmovió a la amiga de Brisa y si ella decía algo a Brisa probable la chica no se resistiría a verlo deseaba hacerla su amante aunque fuera después de que aquel hombre la hiciera mujer y no él, se había encaprichado.— Vamos ya es hora -dijo el padre de Brisa.
— Le dije que te dejará en paz y asintió -mencionó Constanza en susurró, mientras avanzaba al lado de izquierdo de Brisa, del lado derecho iban Sir. Rustey con un elegante traje azul y su madre con un traje color bronce.
— Gracias– el rostro de Brisa reflejo dolor, quizás no quería que él renunciara pensó Constanza pero desechó esos pensamientos (lo mismo sintió Brisa con una duda fugaz que se perdió al vislumbrar su futuro, aunque no era exactamente el futuro que alguna vez soñó).Ahora tendría un buen esposo, una mascota, los libros de poesía; los leería con él y sus pensamientos ya no serían para Ruben lucharía para olvidarle, Camil lo merecía.
Subió al carruaje y de pronto su corazón sintió temor de la vida que le esperaba. Como le cambio la vida aquel hombre embustero. ¿Por qué ella?
Bajó del carruaje y su padre se llenó de alegría que rebozó en lágrimas su única hija se casaba.
Llegaron al altar y todos estaban conmovidos por Sir Rustey, un hombre bonachón que era apreciado por su gentileza. El conde la esperaba irradiando amor, la parroquia estaba adornada con arreglos finos de alcatraces y la elegante concurrencia ataviada en sus mejores trajes y vestidos, con los más finos perfumes haciendo una fiesta de aromas agradables y místicos, la ceremonia fue muy emotiva.
La fiesta concluyó apaciblemente salvo que se coló entre los invitados un hombre que no se daba por vencido.
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La Vida Después De Una Traición (Completa)
Ficción históricaBrisa se enamorada de un hombre con deseos de elevar su economía; fácilmente se olvidó de aquella a quien entusiasmo para casarse con otra. El conde Rustey la pide en matrimonio y esta es comprometida con él, su padre sir Charles Julls sabe que su h...