capítulo 2

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Brisa le pidió a su doncella no comentar el incidente, ya que no tenía importancia, aunque distaba mucho de la realidad. Cerro la puerta puso seguro y sólo entonces se soltó a llorar, si él no estuviera casado se echaría a sus brazos, sólo un segundo y desecho la idea; ella lo sabía él era un desgraciado, lo sabía, él fue a torturarla como se había enamorado de un hombre sin escrúpulos, era consciente de que no era un hombre digno de su cariño, la lucha que llevaba en el corazón la envejeció, debía estar agradecida con sus padres y con el conde por poner sus ojos en ella.

- Debo mantenerlo lejos de mi. Es lo menos que merece el conde, Ruben no tiene buenas intenciones y por algo se acercó a mi- dijo mientras se miraba al espejo.

Bajo con los ojos hinchados y no hicieron preguntas sabiendo que ella no estaba enamorada, a eso lo atribuyeron, se colocó en el asiento frente a su madre que la miro con cierto recelo, apenas probó bocado pero necesitaba la compañía de sus padres, el aroma de las frutas envolvió sus sentidos reconfortando su desazón. Su futuro esposo por motivos de negocios pasó muy alejado de ella a pesar de que deseaba todo lo contrario. Le anunciaron que llegaría a la cena del día siguiente para saber cómo estaba todo lo referente a la boda.
- Hija mía debes tener mejor semblante mañana, tu prometido no debe verte así.
- Él sabe que no correspondo a sus sentimientos.
- No se ha manejado de manera incorrecta, por favor compórtate, te amamos, esto es lo mejor para ti, que pasar el resto de tus días melancólica cuando tengas tu primer hijo verás las cosas de manera diferente.- dijo su madre.

- Ojalá tengas razón.
- Antes que eso espero gane tu cariño hija esto no lo hacemos por egoísmo - dijo Sir Rustey. Se retiró hacia la terraza para fumar en su pipa hacía mucho que no fumaba pero la situación de Brisa lo inquieto tanto que lo necesitaba.

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-Quiero que cada detalle esté tal como lo he indicado, he estado impaciente por este momento y por fin está tan cerca.

- Lo se cariño. Su tía Margot Trinot una mujer de aproximadamente 40 años de cabellos castaños de ojos verdes de figura gruesa pero excelente contorno dijo emocionada al ver realizado el sueño de su sobrino que era tan noble, a pesar de que muchas jovencitas se acercaban a él nunca alimentaba falsas esperanzas, su experiencia era suficiente con mujeres que no buscaban compromisos pero que recibían el trato que pocas recibían con la discreción adecuada.

-Llevo unos presentes que espero le agraden tía. Ella le sonrió con empatía
Llegaron a la residencia de los Rustey una casona en buena ubicación de la ciudad de colores sobrios en la fachada pero el interior contrastaba perfecto,minutos después fueron anunciados.
-Srita. Rustey - hizo una reverencia Brisa, noto el brillo en los ojos de Camil su traje era impecable y elegante azul con su plastrón blanco satinado haciendo lucir aún más atractivo al hombre y los rasgos de su cara, acto seguido solicitó 15 minutos para entregar los presentes y detallar algunas cosas después de la cena. Cenaron alegres envuelto por el aroma de las rosas que adornaban el lugar, ella sonreía con dificultad, la tía del conde sabía que ella no mostraba entusiasmo pero eso cambiaría con la convivencia.
- Cariño ve al despacho con tu prometido, ya están los presentes según informó el lacayo donde dispuso. Brisa se encamino al despacho con su vestido color lavanda con recogido a la altura de las rodillas y sostenido con pequeñas flores elaboradas en el mismo tono.
- Sí madre. El conde Camil la esperada tomo su mano y la introdujo al despacho.
- Srita. Rustey deseaba mandarlo en mi ausencia disculpe si he sido desconsiderado, abra este por favor. - dijo tomando una caja mediana. Ella desató los listones y encontró dentro una correa rosada muy mona y ella esbozó una sonrisa.
- ¿Qué es esto?¿yo no tengo mascota? -Brisa realmente se sintió confundida esperaba flores alhajas, pañuelos; no una correa, Camil realmente resultaba cómico y audaz.
- ¿segura?
- Temo que mi madre lo ha informado mal. - dijo con cierta pena hacia él.
- Abra esta caja. La abrió y ahí estaba un cachorro de un perro maltés realmente encantador su corazón quedó enamorada de su nueva perrita sus padres jamás consintieron mascotas en casa debido a la alergia de su madre.
- Gracias sr. Conde es un lindo detalle. Sus ojos brillaban como nunca antes jamás el conde vio ese brillo en ella.
- Lo llevaré a nuestro futuro hogar, cuidaré de él hasta tu llegada,- dijo acercándose a ella, lo cual la puso nerviosa. Tomo su mano y le dio un pequeño libro, otra vez su sonrisa apareció.
- Es demasiado generoso.
- No lo soy él acercó sus labios rozando los suyos y ella bajó su rostro y dijo:
-Debemos volver. Camil no se mostró molesto por la situación, se despidió con un beso en su mejilla y en su mano.
Brisa se sentía incómoda con cada roce de su piel con la de Camil, este hombre con sus detalles merecía su cariño pero su cariño hacia mucho que le pertenecía a otro.

La Vida Después De Una Traición (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora