10. El camino.

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El recorrido de mi tienda a donde despegaría el avión fue silenciosa y algo incómoda. Yo, inmersa en mis pensamientos y Owen lo suficiente nervioso como para hablar sobre un tema en específico pero eso mejoró cuando Cassie, Ian, Thomas y Christopher aparecieron.

El avión era espacioso, se veía elegante, las sillas eran de cuero azul oscuro, casi negro, yo me había situado frente a Owen en silencio.

-Owen.- dije distraída mientras esperaba el despegue, aún se me hacía alucinante que ésta fuera mi primera vez no solo viendo un avión si no también abordándolo, no podía creer que realmente fuera a volar, esa era una de mis metas por cumplir en la vida. Cuando estaba con El Gobierno se me hacía imposible la idea de viajar si quiera pero ahora estaba aquí, esperando el despegue.

-¿Si?- preguntó levantando la vista de unos papeles que tenía sobre su regaso, se veía concentrado leyéndolos.

-¿Qué se siente?- pregunté. Owen sonrió.

-¿El qué?- puse los ojos en blanco, podía escuchar atrás las voces de los demás.

-El despegue,- Owen apretó sus labios intentando reprimir una risa- ¡ay vamos! ¡no te burles! jamás te vuelvo a preguntar nada.- declaré mientras me cruzaba de brazos y me dedicaba a mirar a la pista por la ventana. Owen rió.

-¡Vic por favor! ¡no seas aburrida!- aparté mi mirada de la pista, estaba sonriendo de oreja a oreja, me guiñó- no exageres, ¿de acuerdo?- intenté no reír, su expresión se sentía tan agradable a la vista que daban ganas de reír con él, ¿era tan imposible enojarme tan sólo cinco minutos con Owen?

- ¿Cómo quieres que no exagere si te estas riendo de mí?

-Vale, perdón, ¿aún quieres saber?- inquirió, sonreí.

-¿Tú que crees?- Owen dejó los papeles sobre una pequeña mesita que estaba frente a nosotros, se dirigió hacía mí.

-¿Qué haces?- inquirí, el simplemente podría decírmelo desde su asiento.

-Es que es un secreto.- me sonrió pícaro, ¿quë carajos estaba planeando? Se acercó a mi oído y sin esperarlo empezó a hacerme cosquillas, empecé a jadear para sacármelo de encima pero me era imposible con mis carcajadas y con mi débil fuerza.

-¡Ya está!- exclamé en forma de protesta pero a Owen no pareció importarle, ya me dolía el estomago de tantas carcajadas.

- Owen, para, tenemos que hablar.- sabía quien era sin tener que volver la mirada hacía el pasillo, claro que era Ian, con esa maldita voz impotente y escalofriante, Owen, por fin paró.

-¿Qué no ves que estoy ocupado?- sonrió.

- Eso no es estar ocupado, necesitamos hablar contigo por última vez antes de entregar la declaración. -Owen puso los ojos en blanco- No pongas los ojos en blanco, madura.- Ian parecía mas serio de lo normal, eso lo atribuí a los nervios. Owen lo miró sin ningún interés, tensó los labios hacia abajo, como si le diera asco algo y a continuación se acercó a mí otra vez.

- ¿Si ves?- preguntó susurrando- no era tan difícil hacerte reír, ésto no se queda así señorita Singer. - dijo alejándose de mi oído, se refería a mi estado de ánimo desde lo de Kennedy. Sentí el rubor en mis mejillas, eso sólo lo podría hacer el comandante, ni siquiera Axel hacía que me sonrojara de tal manera. Escondí mi rostro entre mis manos mientras que el piloto anunciaba el despegue.

***

-¿Qué tal el despegue?- inquirió volviéndose de nuevo a su asiento.

- Ni para que te cuento.- me había asustado tanto que había enterrado mis uñas en mi asiento, de milagro no perforé el cuero. Owen me sonrió mientras tomaba de nuevo los papeles de la mesita.

Los Solos [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora