guerra de dioses: el violinista del inframundo

REYES DE LOS CAÍDOS

Después de aquella pelea en el bosque muerto, estuve buscando una salida del infierno, después de unas semanas de viaje para atravesar lo que quedaba del bosque me encontré frente a una enorme puerta, parecía delimitar la entrada, creí que era mi salvación por lo que me apresure a abrir la, deseaba tanto salir, pero cuando se abrió un frío que congela hasta el alma recorrió mi ser, era aún peor que la muerte, cuando intente alejarme una ventisca me arrastró al interior y de un golpe la puerta se cerró, al otro lado un hombre observaba mi infortunio, -no puedes escapar de tu destino, no lo permitiremos- cuando se volteo y empezó a alejarse de la puerta siluetas de personas empezaron a emerger, después de caminar algunos metros se volteo y dijo -mis capitanes,¡ líderes de los seis escuadrones malditos ! preparen a sus tropas, partiremos pronto- desapareció en el acto, entonces bel líder del 3 escuadrón se sobre saltó diciendo -¿qué es esto? ¿cómo se atreve a desviarme de mis importantes investigaciones para mandarme a la guerra- entonces sitka líder del sexto escuadrón le interrumpió con un tono serio pero alterado -si tanto te molesta renuncia y lárgate de aquí escoria- bel no lo tomo muy bien así que tomo a la capitana del cuello en un intento por arrancarle la vida pero fue detenido por otro capitán que los separó a ambos con un solo golpe -deberían tomarse esto con calma o terminaran muertos- en un desenfrenado ataque de ira el capitán bel respondió -tú eres quién debería calmarse, maldito, que seas el líder del segundo escuadrón no te da derecho a mandarme- empezó a caminar y su sombra se desvaneció -lo siento mucho kit- dijo sitka no quería entrometerte, ignorando aquellas palabras dio la orden de retirada, a lo que las sombras de los demás capitanes desaparecieron fundiéndose en la oscuridad, entonces las sombra de kit se encarnó, era un hombre joven de apariencia descuidada que vestía ropas sencillas, cualquiera lo hubiese confundido con una persona normal salvo por su gabardina negra que lo cubría, -la tensión aumenta cada día este lugar pronto será un caos- se recostó en aquel lugar frente a la puerta -que nos depara el futuro en esta guerra sin final- cerró los ojos y se perdió en su sueño.