Yeodeolb. Chen

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¡Hola bellos mortales! Oh, son mujeres... Lo siento, creí que habría un chico... ¡Oh! Allí hay uno, ¡¡HOLA AMIGO!!

Bien, no vengo a molestar ahora, si no que como todos están contando sus historias respecto a un tema que a mí también me da hilo, quise ser parte de la trama de narrador.

Mi nombre es Kim Jongdae, pero para las damas y los caballeros, soy sólo Chen.

Me contaron que Chanyeol ya les habló un poco sobre mí, por lo que mi vuelta al pasado no será tan abrumadora como esperaba.

¡Ah! Antes de todo, les aclararé que no soy sordo ni ciego, ni me falta ninguna extremidad o tengo algún retraso... ¡Soy un chico común! O, más o menos común.

Desde pequeño siempre he adorado a los dinosaurios, bien, ¿a qué viene ese dato? Ahora les explico.

Los dinosaurios eran mi perdición, los amaba y tenía una gran colección con todos ellos. Tenía libros que me enseñaban y explicaban la existencia de cada reptil carnívoro del jurásico, y películas infantiles con las cuales pasaba horas pegado a la televisión.

Tanto era mi fanatismo, que mis padres y mis tíos me llamaban "Chensaurio" y me decían que era una especie de dinosaurio inmortal que había sobrevivido a la extinción.

¡¿Se imaginan mi felicidad?!

En mi primer año de escuela, descubrí que era propenso a caerme y dañarme el cuerpo, además de que me molestaban muchísimo. Al perecer amar a los dinosaurios ya estando en primaria no era una gran idea. No era el jardín de infantes al fin y al cabo.

Pero entonces él apareció...

Mi rodilla estaba bañada en sangre a la par que yo lloraba sentado en las escaleras para entrar a la escuela. Mi mochila yacía en el suelo y mis cuadernos con dibujos de dinosaurios estaban esparcidos por todo el piso.

—¿Estás bien? ¿Por qué lloras? ¿Te duele mucho? ¿Quién te pegó? ¿Quieres una? —Fueron muchas preguntas de golpe, pero eso no evitó que yo levantara la cabeza y viera al pequeño niño frente a mí.

Pequeño, bastante gordito, mejillas rellenas y unos ojos que me transmitían... Algo...

—Soy Kim Minseok... ¡Dime Xiumin! —El niño me sonrió y se sentó junto a mi, ofreciéndome una galleta casera. —Las hizo mi mami-papi...

Bien, yo no había entendido qué era un mami-papi, pero al ser un niño, no le di mayor importancia y sólo asentí para luego tomar la galleta en mis manos.

—Papi Xing cocina muy llico. —Yo asentí y luego le sonreí.

—Me llamo... —Dudé. Joder, dudé en decirle mi nombre, y al ser un pequeño niño sólo escupí lo primero que se me vino a la cabeza. —Chensaurio...

Los años pasaron, y fuimos creciendo. Minseok se mudó a la capital, pues sus padres habían encontrado trabajo por ahí, y básicamente nos fuimos distanciado. Pasé bastantes años sin él, pensándolo cada día, y sufriendo cada vez más ante el bullyng.

Mi cuerpo era débil, y aprovechaba eso para hacerlo más débil aún. Me cortaba, no comía, y me auto odiaba.

Viví así bastante tiempo, acortando mi "estúpido" apodo, a uno menos ridículo: Chen.

Pero todo se detuvo al conocer a Chanyeol, un chico de mi edad con alguno que otro problema peor que los míos.

Un mudito alto bastante agradable si te dabas el tiempo de conocerlo.

No fue difícil hacernos mejores amigos, por lo que no tardó en saber todo de mi y yo todo de él. Incluso volvió a llamarme Chensaurio en ciertas ocasiones.

Todo iba genial, hasta que mi depresión por Minseok se volvió a instalar en mi alma. Me concentré en encontrarlo a toda costa... Y lo logré.

—"Escuela de Sordos de Seúl", blah blah blah, director... Kim Junmyeon... —Sonreí. Bien, su padre estaba de director en una escuela para incapacitados auditivos. —Alumnos... "A", "B" "Byun", o que lindo apellido... Blah blah blah... ¡"Kim"!

Estuve metido en el sitio de esa escuela todo el día, regodeándome en mi orgullo al ser un hacker profesional y encontrar a mi primer amor.

Pero, despedirme de Yeol fue horrible... Ver su rostro contraerse en una mirada seria, y su silencio sentenciándome me hacía sentir la peor criatura en todo el universo.

—¡Me voy del instituto! —Me lancé sobre él, joder, lloraba e hipaba abrazando su cuello, pero es que separarme de mi mejor amigo era... Un martirio. —Perdóname hermano... Perdóname por favor, no quiero dejarte Chan... No me od... —Entonces nada.

Sólo sus labios contra los míos en un casto y dulce beso, tal vez porque hablaba demasiado, pero eso ya no importa en este momento.

Con sus manos... Con sus manos me advirtió que no importaba, que no me odiaba por dejarlo. Que seguía queriéndome y que no dejaría de hacerlo por irme a Seúl.

Entonces se despidió de mí, con un nuevo beso en la boca. Uno y nada más.

En fin, deje mi vida atrás, y me dispuse a mirar a adelante. Llegué a Seúl y me matriculé en esa escuela de sordos.

El primer año fue difícil, pues era muy silencioso y no podía hablar bien con los estudiantes, por lo que hacer amigos no era muy buena idea. Me concentraba en mis estudios y siempre salía con sobresaliente.

La pregunta es: ¿encontré a Minseok? La respuesta es sí. Lo encontré, claramente muy cambiado.

Había crecido un poco, y sus kilos de más habían desaparecido por completo. Seguía siendo un tanto más bajo que yo, pero era muy... No, DEMASIADO, popular como para acercarme a charlar.

Porque sí, Minseok sí escucha y es como yo.

Él se enteró de mi existencia en la biblioteca, cuando yo leía un libro de lenguaje de señas, y él iba a tomar una siesta... Muy romántico, ¿no creen? Pues yo no.

Minseok al parecer no me recordaba por completo. Entablamos una pequeña conversación esa vez, la cual me abrió más el corazón y me hizo quererlo más... Pero la cual me despertó bastantes dudas también.

Él recordaba a un niño bastante débil en su escuela primaria, un chico –sin nombre– el cual adoraba a los dinosaurios y le había parecido lindo.

Pero no me recordaba. No quise decirle que estaba hablando de mí, por que, ¡hey! Sería muy extraño.

Por lo que me guardé todo eso y escondí mis sentimientos en una cajita cerrada con llave, oculta en el fondo, muy adentro de mi corazón.

Así pasé ese año, escondido entre las burlas y el bullyng, observando a Minseok desde lejos.

¡Ah! El apodo "Xiumin" quedó en su pasado al parecer, pues ya nadie le llamaba así, y no sería el primero de todo el instituto en decirlo.

Entonces, el tiempo pasó y con él mi mala suerte se comenzó a ir. Recuperé a mi mejor amigo, y también comenzaba a hacer unos nuevos... Sólo me faltaba algo...

Y eso era Minseok...

Continuará...

Sweet Breath  *ChanBaek*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora