Capítulo 10

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Hermione se empezaba a escabullir a lo que el tan hermoso crepúsculo matutino empezaba a surgir. Había dejado su paga en la mesa que estaba debajo de aquella horripilante cabeza de puerco. Se puso la capa de invisibilidad y empezó a caminar sobre la densa nieve, dejando huellas de su presencia. No sabía hacia donde se dirija, se dejo llevar por un gran camino de piedras que se perdía en la inmensidad.

Pov Narrador.

-¡Entonces crees que Hermione pueda estar en peligro!-chillo Ron. Harry solamente asentía.

-Y hay algo mas-sentencio Harry.

-¿Qué, ¿Qué pasa?

-La capa de mi padre no esta-a Ron le tomo un poco poder procesar aquella información, la preciada capa de invisibilidad que era del padre de Harry no estaba.

-¿Tú crees...?

-Si Ron, estoy cien por ciento seguro que fue Hermione-se acerco a la ventana y se dejo reposar por el alzefair de la ventana.

-¿Entonces que haremos?, como saldremos del castillo a buscarla sin la capa. Filch nos castigaría y que digo de la señora Norris.

-Calma Ron. Encontraremos la solución-Harry veía como caía la nieve y sentía que tenía en la punta de la lengua la solución.

Pero en cambio Snape en su frivolidad; era optimista. Cada palabra, cada recuerdo, incluso cada parte de su despacho le recordaba a ella. La anhelaba y su cuerpo también, anoche había soñado que la hacia suya una y otra vez. Maldecía los momentos en los cuales no la trato bien, pero no se quedaría de brazos cruzados, cruzaría medio mundo con tal de encontrarla a ella. Salió en su búsqueda, movilizándose en los carruajes halados por los Thestral con dirección a Hosgmeade.

Una lágrima de tristeza, un mar de sentimientos, cosas que Severus jamás pensó pasar. Ni siquiera con Lily, si le hubiesen preguntado antes respondería que ella era su gran amor épico. Ahora, no había ningún punto de comparación era como pensar en la vida y la muerte.

••••

Mientras tanto en los rincones solitarios y olvidados de Hogwarts, se hallaban tres mujeres murmureando un plan. Una de ellas, la respetada profesora McGonnagall habló en voz baja.

-Señoritas Parvati y Lavender, necesito que espien a Potter y a Weasley si es necesario. Por que según lo que me contaron, una estudiante de Gryffindor se puede encontrar en peligro.

Ellas asintieron como marmotas, mientras eran espantadas por los brazos de su querida profesora.

La profesora McGonnall estaba asustada por Granger, una de sus mejores alumnas eso no tenía objeción. Pero desde que había visto por primera vez a aquella jovencita castaña, le pareció muy dulce y tierna. Ella la había llegado a apreciar como una hija, nisiquiera cuando era estudiante tenía tanta determinación y amor por el colegio como Hermione. Movió su varita y al instante se convirtió en un hermoso gato.

-No puedo creer que seamos unas ratas-habló Ron en chillidos, ósea idioma ratil.

Pensaron que la mejor idea era pasar desapercibidos era convirtiéndose en cualquier otra cosa, pero no cayeron en cuenta que las ratas tienen muchos depredadores y uno muy en especial.

Llegaron a la gran puerta del castillo, después de lo que les pareció una eternidad. Harry no soportaba más tener una cola más grande que el cuerpo.

-Ya no quiero ser una rata-pero Ronald estaba empezando a ruñir la puerta de madera.

-¡Que haces!-dio un gran chillido.-El hecho de que seamos ratas, no significa que tengamos que actuar como tales.

Fire (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora