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Aquel día no me encontraba tan mal como de costumbre, así que decidí dar un paseo por la orilla de las increíbles playas de Hawái. Me miré una última vez en el espejo y bajé las escaleras.

     —¡Me voy a la playa! ¡Volveré en un rato! —avisé al abrir la puerta.

     —¡Señorita Mikaru! No puede irse sola, ¿qué pasa si se encuentra mal de repente? —avisó la sirvienta mientras se acercaba a mí con nerviosismo.

     —Si eso pasa, avisaré a alguien para que me ayude a regresar. La playa está llena de gente, así que no hay de qué preocuparse, Natsuki.

     —Su hermano me confió sus cuidados, sigo pensando que no debe ir sola.

     —¡Pero mi hermano ahora no está! —grité, inflando los mofletes. Cerré la puerta de una buena vez.

Caminé tranquilamente hacia la playa. Se podía ver muy bonita desde donde estaba, y estaba segura de que de cerca iba a ser mucho mejor.

Solo quiero sentir la brisa marina en mi cara y el agua de la orilla acariciando mis pies un momento, ¿es tanto pedir?

Siempre he estado encerrada en casa, tomando medicinas y sin poder hacer amigos, por lo que si alguna vez me siento un poco mejor, me gusta aprovechar al máximo la ocasión, ¡y ahora me encuentro perfectamente! ¿Por qué no aprovechar?

Sé que tanto Natsuki como mi hermano se preocupan por mí, pero tengo muy pocos momentos tan buenos como el de ahora y no me gusta dejarlos pasar. Quiero salir, mirar el cielo, oler el mar, captar por mis cinco sentidos el mundo que me rodea...

Una vez llegué a la playa, me quité los zapatos para sentir la arena bajo mis pies. Es una sensación muy relajante. Cerré mis ojos y dejé que el viento alborotara mi cabello. Respiré una vez más profundamente el aroma del océano. Sé que suena raro, pero siento como si yo tuviera alguna conexión con el mar, de alguna forma.

Al abrir los ojos vi que alguien estaba tirado en la arena, pero no parecía para nada que lo hubiera hecho intencionalmente, más bien parecía haber tenido un accidente. Corrí hacia esa persona y me puse a su altura. Era un chico de pelo anaranjado con ropa de surfista, supuse que se había caído de la tabla y las olas lo llevaron hasta la orilla.

     —¿Te encuentras bien? ¡Despierta, por favor!

De un momento a otro, aquel chico abrió los ojos lentamente y me miró cansado, aturdido. No sé qué habría ocurrido, pero parecía que de verdad necesitaba ayuda.

     —¿Q-qué ha pasado...? —balbuceó, poniendo una mano en su cabeza.

     —Tranquilo, te ayudaré —le ofrecí, mostrándole una sonrisa.

No podía dejarlo allí tirado. Con mi ayuda, logró dar lentos pasos y así llegar al lugar donde yo residía en ese momento. Avisé a Natsuki y esta lo dirigió a una habitación libre, donde se quedó a descansar en la cama.

Le dimos algo de agua y tras pocos minutos parecía estar mucho mejor. Me dijo que su nombre era Kaito y yo también me presenté. Parecía buena persona.

[ . . . ]

Algunos días habían pasado desde que Kaito tuvo aquel accidente en el mar. Entré un momento a su habitación para ver cómo seguía. Él estaba jadeando y sudando, al parecer estaba teniendo una pesadilla... otra vez. Las había estado teniendo cada día desde que le conocí.

Me acerqué a él y toqué suavemente su mejilla con mi mano, estaba tenso.

     —Vuelves a tener pesadillas... Tranquilo, ahora estarás bien.

     —Mikaru... —pronunció mi nombre al despertar y reconocerme.

     —Te he preparado café, ven a sentarte conmigo.

     —Gracias, Mikaru.

Nos dirigimos al salón y merendamos tranquilamente. Kaito me contó algunas cosas más sobre él. Parecíamos coger confianza rápidamente, y eso me gustaba. Era agradable conversar con alguien, y reconozco que él me atraía mucho.

Me dijo que había algunas cosas que no conseguía recordar. Por ejemplo, la razón por la que estaba en Hawái. Él vivía en Japón y aún era estudiante, así que era un poco raro que estuviera en Hawái a mitad de curso. Bueno, yo estaba pasando por lo mismo, pero yo estaba allí para intentar recuperarme.

Tenía toda la pinta de que lo que le pasaba a Kaito era amnesia.

Él ni siquiera sabía porque tenía un traje de surf si, según él, no surfeaba. Al parecer, ha olvidado las cosas relacionadas con el accidente, ¿tal vez por el trauma tan grande? Sea como sea, quiero ayudarlo. Él es una persona muy amable y está haciendo que mi estancia en Hawái no sea tan aburrida, me alegro mucho de haberlo conocido.

【Renacer】» Mermaid MelodyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora