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Kaito llevaba varios días que salía durante muchas horas. La última vez descubrí que queda en secreto con Luchia en su casa. No he podido pensar en otra cosa desde entonces.

Lo vi parado frente a mi hermano, quien dejó de tocar el piano frente a las palabras del peli-castaño:

     —Lixto, quiero hablarte de algo.

     —¿De qué?

Tuve un mal presentimiento. Kaito nunca sonaba tan serio. ¿Y si iba a decirle a Lixto que había vuelto con Luchia? ¿O que quería abandonarme?

No podía permitirlo. Me acerqué a ellos dos.

     —Oye, hermano, ¿podrías conseguirnos entradas para asistir a tu concierto de mañana?

     —Claro. Dalo por hecho.

     —Vayamos juntos, Kaito.

     —Ah... Claro.

A Kaito le pasaba algo, estaba desanimado. Llevaba así muchos días, pero en aquel entonces se le notaba bastante más.

Seguro que es Luchia y sus recuerdos. Yo solo quiero que se olvide de ella y que viva aquí, conmigo y con mi hermano. Estamos bien los tres juntos, o al menos eso es lo que pienso. Ellos son las personas que más amo en esta vida, quiero tenerlos cerca a ambos.

     —Por cierto —Llama la atención Lixto—. En el camino me encontré con Luchia y sus amigas y les regalé entradas para el concierto. Seguramente las veréis allí.

Luchia... ¿Eso quiere decir que no podré estar a solas con Kaito?

[ . . . ]

Kaito estaba en el despacho de mi hermano junto con él. Yo estaba en la pared escuchando, de manera que ellos no sabían que yo estaba ahí.

     —¿Sobre qué querías hablarme, Kaito?

     —Bueno, lo primero es daros las gracias. Mikaru y tú me ayudasteis tras mi accidente en Hawái. Pero no puedo seguir aprovechándome de vuestra amabilidad para siempre. Me gustaría volver a mi casa, si no te importa.

¿¡Volver a casa!? Kaito... ¡Esta es tu casa ahora!

     —Me parece correcto, pero ¿no estás cómodo aquí?

     —No, no se trata de eso. Es que... siento que necesito volver a mi casa. Aunque ya sé que no voy a recuperar la memoria de la noche a la mañana.

     —Entiendo. Si eso es lo que quieres hacer no intentaré detenerte.

Kaito quiere abandonar esta casa y a mí...

Estuve con ese mal pensamiento todo el día, pero no tuve más remedio que disfrazarlo con una sonrisa, como a menudo hago.

Kaito, Lixto y yo nos preparamos para ir al concierto. Una vez en el recinto, mi hermano fue a su camerino. El peli-naranja y yo nos encontrábamos conversando tranquilamente, cuando de pronto vi al grupo de Luchia, Hanon y Rina cerca de nosotros. Intenté distraer a Kaito, pero él se dio cuenta de la presencia de las chicas y se acercó...

     —Hola, chicas. Lixto me dijo que podríamos encontrarnos aquí.

Otra vez el rostro de Luchia... Cada vez que me veía era como si le acabaran de dar una mala noticia.

El concierto iba a empezar pronto, así que nos dirigimos a nuestros asientos, uno al lado del otro. Mi hermano nos consiguió un buen sitio. Al menos Luchia y las demás no estaban tan cerca.

De pronto, mi compañero dijo que tenía que ir un momento al baño. Miro para atrás y me doy cuenta de que están Hanon y Rina, pero no Luchia... Eso solo podía significar una cosa.

Kaito lo había vuelto a hacer, una vez más. Me pone una excusa para quedar a solas con ella. A veces preferiría que no me hiriera tanto y me lo dijera directamente...

No pasó demasiado tiempo para que él volviera, aunque para mí fueron unos minutos eternos. Poco después empezó el concierto.

Cerré los ojos e intenté, con ayuda de aquella melodía, olvidar lo de Luchia y lo de que Kaito se iba a mudar, pero no podía... Me comía la cabeza. Era algo imposible de ignorar. Todo mi mundo se estaba tambaleando.

De pronto empecé a encontrarme fatal. Sentía que la cabeza iba a explotarme en cualquier momento.

     —¿Mikaru? ¿Qué te pasa? —Kaito agarró mis hombros—. ¡Mikaru!

Aún seguía encontrándome bastante mal. Todo me daba vueltas. Estaba tan mal que incluso sentí que las paredes temblaban.

Espera.

¡Estaban temblando de verdad! ¡El edificio se venía abajo!

¿Tenía que haber un terremoto justo ahora?

Las personas perdieron la estabilidad, todos corrían como locos por sus vidas. Todos gritaban y llamaban a otras personas, era horrible, y encima con el malestar que yo ya tenía creía que iba a desmayarme en cualquier momento.

     —Tenemos que salir de aquí. —Oí decir a Kaito entre todo el barullo.

Al final conseguimos salir y ambos nos sentamos en un banco una vez fuera. Yo apoyé mi cabeza en su hombro, agotada.

Aquella experiencia fue aterradora.

     —Kaito... Siempre estarás aquí para protegerme, ¿verdad? Dime que estarás conmigo.

Necesitaba escuchar esas palabras de sus labios, me sentía muy mal.

     —Mikaru...

Eso fue lo único que pronunció de manera triste. No me dijo que estaría ahí para protegerme.

     —¿Eh? ¡Luchia!

Estaba tan cansada que apenas pude entender qué estaba pasando, pero sabía que ella estaba cerca, mirándole.

     —Kaito, vámonos a casa.

Nos levantamos y él me ayudó a andar. Nos encontramos con Lixto, me alegré mucho de que estuviera bien, al igual que él por mí. Solo quería llegar ya a casa y tocar la cama.

Al llegar, mi hermano me preparó una manzanilla, es muy considerado, como lo era antes Kaito...

Antes estaba muy pendiente de mí, pero ahora es como si yo fuera invisible para él. Se pasa la mayor parte del tiempo en el balcón, mirando a la nada, o en su casa.

【Renacer】» Mermaid MelodyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora