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Me sentía muy tranquila y protegida en el interior de Mikel. Solo existía la luz rodeándome, no me podía pasar nada malo. También sentía cómo era Mikel en realidad, y sus sentimientos más profundos, y también cada vez que se alteraba.

Ahora mismo está muy alterado, ¿por qué será?

     —¡Mikaru! Continuas en el interior de Mikel, ¿no es así? ¡Por favor, respóndeme!

¿Qué?

Esa voz...

¿Luchia?

     —¡Así es, Luchia, he venido a salvarte y a luchar a tu lado, y también a rescatar a Mikaru del interior de Mikel!

¿Kaito?

     —¡Mikaru, te lo suplico, perdóname! ¡Siento que he fallado como hermano al no poder salvarte! ¡Pero esta vez no voy a huir!

¿Lixto?

¿Han venido... todos? ¿A salvarme... a mí?

Me alegro...

No podía verlos, pero los oía con total firmeza, y estaba muy contenta de que hubieran venido a por mí... pero ya era demasiado tarde.

     —¡Mikaru, aún sigues viva en el interior de Mikel, tu mente está intacta! ¡Di algo, Mikaru!

     —Kaito... —pronuncié yo.

     —¡Mikaru está ahí!

     —¡Imposible! —gritó histérico Mikel—. ¡Hace tiempo que la asimilé completamente! ¡No puede ser que siga viva a estas alturas!

Mikel creía que yo ya no existía, pero la verdad es que mi espíritu continuaba vivo dentro de él, y aún podía escuchar las voces de los demás. Era consciente de todo lo que pasaba.

     —¡Hermano!

     —¡Mikaru, menos mal, todavía estás viva! ¡Aguanta, esta vez vamos a salvarte!

     —¡Volved! Por favor... dejadme.

     —¿¡Pero por qué!? —me preguntó Kaito.

     —Aquí, en el interior de Mikel, siento que por fin voy a poder alcanzar la paz que deseo. Por favor, marchaos y dejadme con él...

     —¡Te equivocas! ¡No has encontrado la verdadera paz, es una ilusión!

     —¡Vete, Kaito! No digas nada más. Márchate, por favor...

     —¡Vuelve con nosotros, Mikaru! ¡Tienes que volver con nosotros!

     —Dime por qué... ¿Por qué eres tan buen conmigo? Ni siquiera puedo cambiar ahora mis sentimientos hacia ti...

     —Te aseguro que lo que sientes hacia él no es más que una consecuencia de que sea un descendiente de la tribu Panthalassa —me dice ahora Mikel.

     —Te equivocas. Eso no es verdad —le respondo yo—. Yo necesitaba... el espíritu de Kaito para vivir.

     —¡Este mundo es una ilusión! Panthalassa, las sirenas, no son más que alimento para los dos —me responde el ángel.

     —Entonces... ¿que es esta sensación cálida que siento brotar de mi pecho? ¿Qué es este sentimiento que me encoge el corazón?

     —Nosotros no tenemos ningún amigo... Tú y yo somos un solo ser, y estamos completamente solos en este mundo.

     —No... eso es mentira —enuncié, sintiendo compasión por él—. Tú no quieres estar solo, puedo sentirlo.

Era verdad que lo sentía. Mikel no era malo en absoluto. Simplemente su corazón estaba muy herido. Sin embargo, mis palabras lo hicieron enfadar muchísimo. Vociferó:

     —¡¡SILENCIOOOOOOO!!

Él no quería dar pena. Él no quería que los demás supieran que en el fondo está triste y dolido. Su corazón estaba destrozado. Él necesitaba paz, como yo.

De repente siento una melodía acompañada de unas voces.

     —¿Quién está cantando?

Cerré los ojos y escuché un poco más de esa canción, ¡eras las princesas sirenas!

     —¡Mikel! No estoy sola después de todo. Escucha, todas ellas están cantando mientras piensan en mí.

     —Si tú eres salvada por ellas... entonces yo me quedaré solo.

Podía ver al mismo Mikel dentro de su interior, en su propia alma, y estaba triste, como yo lo estaba antes.

Las princesas continuaron cantando, y ahora acompañadas de la Reina del agua. Era una melodía tan hermosa, tan pacífica, me sentía acogida y querida.

Ellas no estaban cantando con rencor, no querían herir a Mikel, querían hacerle saber que no estaba solo.

¿Qué es...?

     —¿Qué es esto que siento dentro de mi pecho? Cálido, suave... Es una sensación tan fuerte y tan grandiosa. Siento como si por fin mi corazón fuera cobrando vida —dijimos a la vez Mikel y yo.

Entonces, cuando la canción de las princesas sirenas terminó, apareció ante nosotros una luz acompañada de las voces de la raza antigua. Ellos decían que ya todo había acabado, que su desaparición era algo inevitable y que los humanos no tenían la culpa de ello. Decían que tenían un sitio para Mikel, y que fuera con ellos. Al yo estar aún en su interior, debía irme también, y despedirme de todos.

     —Luchia, perdóname. Querido hermano, gracias por todo. Y Kaito... te amaré por siempre. Adiós a todos...

Esas fueron mis últimas palabras.

Ahora iba a poder descansar en paz. Mi deseo se había cumplido, al fin.

Mi alma se fue junto con un ángel al cielo.

【Renacer】» Mermaid MelodyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora