Los cuatro se quedaron allí de pie, sin poder articular palabra alguna, fascinados con la presencia de su inesperada visitante. Al ver que ninguno se sentía amenazado o actuaba con hostilidad, Mathia volvió a dirigirse a ellos.
- Hace varios milenios, mi planeta natal se encontraba moribundo a causa de una plaga invasora conocida como el "Vexillatio"; una fuerza demoníaca que recorre el universo reclutando razas con la promesa de darles poder y destruyendo a aquellas que la rechazan. Mi maestro se enfrentó a ellos pero fue violentamente asesinado por su líder. Entonces, cuando estaba a punto de matarme a mi también, me dio la posibilidad de elegir: Servirle como su nueva discípula y cumplir la voluntad del Vexillatio, o sufrir el mismo destino que mi maestro mientras mi planeta se perdía en el olvido. Sin familia, hogar ni amigos acepté su oferta esperando encontrar mi destino.
Mathia se pausó durante un momento, como si aquello que estaba compartiendo fuera muy doloroso. Cerró los ojos, respiró profundamente y volvió a hablar.
- Durante el tiempo que estuve bajo su tutela, el líder del Vexillatio me instruyó en las artes oscuras que utilizaba para dirigir sus tropas. Con el tiempo mis poderes fueron creciendo hasta que, un día, se volvieron tan buenos como los de el. Cuando esto sucedió quiso hacerme una confesión sobre algo que nadie mas sabía. Me dijo que los poderes que usábamos utilizaban nuestras almas como combustible, y que después de tanto tiempo a la cabeza de su ejercito demoníaco la suya estaba por desvanecerse. También me comentó que existía un artefacto con la forma de una piedra de color lima, conocida como Ambrosía, que era capaz de absorber almas ajenas y almacenarlas para utilizarlas en nuestra magia.
En ese momento el Profeta recordó lo que había dicho Xat en la cámara: "Coloqué mi alma en la piedra para poder transmitir este mensaje a futuras generaciones". Si eso era cierto, lo que estaba en esa bóveda era nada mas ni nada menos que la Ambrosía, y el había roto la barrera que la mantenía escondida. No podía dejar que Mathia supiera donde estaba.
- Entonces mi maestro me cedió sus poderes junto con los remanentes de su alma para convertirme en la nueva líder del Vexillatio, con el fin de hallar la Ambrosía y gobernar toda la creación.
En ese momento Konker volvió en si, impulsado por aquellas palabras que representaban una amenaza para los suyos, y se dirigió hacia Mathia.
- Entonces eres la diligente de una fuerza demoníaca, que busca un artefacto de poder incalculable, ¿y pretendes que te ayudemos a conseguirlo?. Como Conquistador de los kuumis, representante de sus fuerzas armadas y responsable de su seguridad, no puedo permitirlo. Debo pedirte que regreses por donde viniste, a cambio nosotros no te atacaremos y olvidaremos tu visita.
- ¿Tengo que tomar eso como una amenaza, pequeño guerrero?. Piénsenlo bien, a cambio de su ayuda y sus servicios, yo puedo concederles un poder aún mayor a los que ustedes podrían imaginar. Solo pido que entreguen lo que me pertenece.
- Tienes razón, mi señora - aceptó Cazh -. Sería una insensatez negarnos a tu generosa oferta. Déjame servirte a cambio del gran poder que ofreces.
- ¡¿Que estas diciendo, Benefactor?! - gritó el Profeta, mientras notaba como Cazh se acercaba lentamente hacia Mathia -. ¿Como puedes darle la espalda a tu gente en un momento así? ¿Acaso no tienes valores?
- ¿Valores? - contestó -. No necesito valores, mi amigo. Tenemos ante nosotros una entidad extremadamente poderosa que puede darnos todo lo que alguna vez soñamos, y solo pide a cambio que le demos una asquerosa piedra escondida en alguna de nuestras ciudades. Mi destino es mucho mas grande que ser el Benefactor. Escuchar todo el día los mundanos problemas de seres insignificantes y estar recluido a una oficina... no. Soy mucho mas que eso, y al fin tengo la oportunidad de demostrarlo.
- Inteligente decisión - dijo Mathia -. Tu seras mi nuevo general. Lideraras mis tropas en este y los demás mundos, mientras haces cumplir mi voluntad. Conquistaras todo en mi nombre, y a cambio yo te concederé todo lo que anhelas.
En ese momento comenzó a mover sus manos, cada vez más y mas rápido, hasta que estas comenzaron a brillar con un tono dorado. Mientras más rápido las movía, más intenso era el brillo que desprendían, hasta que detuvo en seco aquel extraño conjuro y ese hermoso brillo dorado se transformó en una niebla verde nauseabunda que se dirigió hasta Cazh. Este inspiro profundamente, dejando entrar aquella sustancia en su cuerpo con total seguridad. Fue entonces cuando cayó de rodillas al suelo, sintiendo un dolor abrumador que lo recorría de arriba a abajo. Los demás lo observaban, con una mirada que combinaba miedo, enojo y preocupación, mientras Cazh sufría las consecuencias de aquella bruma. Sus ojos se volvieron completamente negros, su piel se cubrió de escamas rojas incandescentes como si se trataran de hierro caliente. De su espalda crecieron dos grandes alas llameantes, su altura y músculos ahora eran mucho mas grandes, y coronando su cabeza ahora se erguían tres cuernos retorcidos.
- Muy bien, ahora que terminamos aquí - continuó Mathia -, es hora que me ponga en marcha. Puedo sentir que la Ambrosía no esta muy lejos de aquí. Mi nuevo general, tu elimina a estos y luego vuelve a mi lado, tenemos trabajo que hacer.
- Si, mi señora - respondió Cazh -.
Mathia extendió sus alas lo más que pudo y, con un fuerte aleteo que levantó una inmensa nube de polvo, desapareció en en cielo. Konker, por su parte, dirigió la vista a lo que antes era su camarada, que ahora se había convertido en un demonio que cargaba contra el a toda velocidad. Sacó una navaja que llevaba oculta en su cinturón y se dispuso a hacerle frente.
- ¡Corran! - grito -. ¡Deben proteger a los otros y asegurarse que ese demonio no consiga la Ambrosía! Yo detendré a este traidor tanto como pueda. ¡Váyanse!
Todavía consternado por lo que había sucedido, el Profeta solo estaba ahí, de pie, viendo como uno de los gobernantes de su pueblo ahora buscaba exterminarlo. Fue Gipp quien, habiendo estado exiliado tanto tiempo, no le dió tanto peso a las acciones de Cazh y tomó al Profeta del brazo para salir corriendo del Llanto rumbo a Igken. Corrieron tan rápido como pudieron hasta cruzar el puente de tierra que habían levantado anteriormente. Una vez del otro lado, voltearon para ver si Konker los había seguido, pero lo único que podía verse a esa distancia era la silueta de aquel traidor tomando al Conquistador por el cuello mientras este luchaba por zafarse, mientras iba perdiendo sus fuerzas hasta que, al final, ya no le quedó ninguna.
Gipp se apresuró a destruir el puente para cortarle el paso y continuar con su huida, mientras que el Profeta veía, con sus ojos repletos de lagrimas, a quienes habían sido sus compañeros dirigentes durante toda su vida caer ante la amenaza que Mathia trajo a su mundo. Y ahora, lo único que podía hacer era volver junto a Xat, y rogar poder hacerlo antes que ella.
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Z'kum, paz de cristal
FantasyCuando la armonía domine todo lo que conocen, cuando la paz abunde sobre el viento y la tranquilidad parezca no tener fin, será cuando el miedo se haga presente. Z'kum, un mundo lejano que alberga a los kuumis, una raza avanzada que dominan la magia...