Besarte era la prueba fehaciente de que lo que se siente no son mariposas, sino un miedo irreparable por dentro. Que ilusa fui al no percatarme de que esa era la primera señal de que no eras bueno para mí. Que me destruirías de una manera irreparable. Y ahora sé, que el miedo que sentí la primera vez, es de lo que huyo cada vez que beso otros labios. Pero irónicamente es lo que siempre quiero sentir. Porque desde que te fuiste, o me fui, ya no siento nada. Ahora sé lo que no debes de sentir al enamorarte. Pero es que no puedo llamarle a eso amor, si lo que yo hice fue aferrarme a unas manos que no me sostenían. A unos ojos que no me veían. Me aferré a un cuerpo podrido como era el tuyo. Y eso no es amor.
— H.M.