Tú no ves la desesperación que tengo por volver a encontrarte, sentado junto a esas plantas verdosas, que guapo té veías ahí, siendo tú. Me siento frustrada al pensar la vaga idea de que no vuelvas a perforarme con tu mirada, como lo hiciste rozándonos una y otra vez con los ojos, llenos de ganas. Así que he decidido vomitarte estos versos. Así que empezaré por decirte; Querido Roma. Te he puesto así porque tú nombre comienza con la letra R. También porque la palabra es grave, e hiciste que mis ruinas temblaran, siento que ahora mis ruinas están en ti, querido Roma. Y bueno, al revés es amor, algo tan estúpidamente precioso. Ahora estoy fumando de la manera más condenadamente rápido, para ver si logro hacer pasar el tiempo y se llegue el día en que nos volvamos a encontrar.