Te busqué debajo de las cortinas, debajo de las maderas de esta habitación. Te busqué afuera de una biblioteca, te busqué dentro de un bar. Debajo de una roca, encima de un tablón. Te busqué en un atardecer, te busqué en las olas del mar. Te busqué en el fondo del cono de mi helado. Te busqué hasta en mis lágrimas. Te he buscado dentro y fuera de mí. Te busqué en el final del arco iris, y también en el de mis ojos. Y nada. Nada de ti.
—D.M.