Educa

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La soledad es hermosa.
En la soledad uno conoce su luz, su oscuridad. Uno no finge, uno goza sentirse flojo, flojo de cuerpo, de espíritu. Y en un momento incalculado nos deja de importar qué dice la gente porque aunque tengan cientos de neuronas aún desarrollándose, alguien le dio demasiado aceite a sus mandíbulas.
Así que la soledad no es mala, la soledad nos educa. En la soledad somos maestros y aprendices.

VigiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora