CAPÍTULO 14. - UN NUEVO INTEGRANTE

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Capítulo 14 -Un  nuevo integrante

El olor a huevos con  tocino  y café inundaba la pequeña cocina de aquel departamento. El doctor Gregory House leía la columna deportiva del periódico local, su equipo favorito  de basebal iba perdiendo epicamente,  soltó un bufido molesto,  pero un beso en la mejilla lo aterrizó  en la realidad. Su hija Elizabeth  una bella chica de 21 lo saludaba como cada mañana desde hacía cinco meses antes de que toda la familia desayunaran juntos.
Lucía la madre,  aun con su bata de dormir servía en los platos los huevos y el tocino,  Alejandro terminaba de poner el pan tostado y la fruta picada. Quien diría que aquellas cuatro personas hacia siete meses que se trataban, como si el tiempo no los hubiera separado, como si siempre hubieran llevado aquella dinámica.
_Saliendo del trabajo hay un partido de fútbol- le dijo su hijo a House desde el otro lado de la mesa.
El doctor Gregory embarro un poco de mantequilla a su pan y le sonrió encantado por la idea.
Cada jueves padre e hijo buscaban alguna actividad para hacer por la tarde-noche,  así platicaban y se ponían al día,  se sentía orgulloso que su hijo se acoplara tan rápido a aquel país,  había conseguido un buen empleo como ayudante del chef en un restaurante de cinco estrellas,  el era el encargado de preparar las pastas y sopas, la paga era buena y podía llevarse cada noche comida que sobraba en el restaurante. Su hija Elizabeth también había conseguido  trabajo en el hospital donde el laboraba como jefe del departamento de diagnóstico médico,  aveces la buscaba y almorzaban juntos pero siempre viajaban en su auto,  como un padre que lleva a su princesa todos los día al colegio.
Al terminar el desayuno padre e hija se fueron al hospital,  Alejandro terminó  de arreglarse y se despidió  con un beso en la mejilla de su madre. Lucía terminó de lavar todo, puso la colada en la lavadora, sacudió un poco la sala y se recosto a descansar con la tele en un volumen bajó,  una arcada la sacudió, la mujer de cabello castaño se enderezo pero sintió como la habitación daba vueltas,  tomó aire pero las náuseas se incrementaron y tuvo que huir al baño, inclinada devolvió el desayuno en el retrete,  poco a poco el color inundó sus mejillas, jaló la palanca y se metió a bañar, pero en la ducha de nuevo sintió náuseas.  ¿Habría sido el desayuno?,  la mujer rogaba por que a su familia no le cayera mal.
Una hora después estaba acostada,  con un dolor de estómago,  la sensación era horrible, pensó en llamar a su hija, pero no quería alarmar a su marido, solía ser muy exagerado en cuanto a sus pacientes, ya se veía en un hospital con la espalda doblada  siendo picada para extraer líquido cefalorraquideo, o bajo el escáner de tomografía. Ya mejoraría, eso esperaba.  Pronto el dolor cedió y estaba tan bien como cuando despertó,  terminó de vestirse y fue por su auto para ir al super,  quería comprar ropa nueva, tenía una sorpresa para Gregory,  la mujer metió la mano en su bolso y le dio una palmada a los boletos que estaban en un sobre dentro de este. 
Quince minutos después la mujer caminaba por la seccion de ropa buscando un vestido informal, la dependienta le ayudó y le mostró un sencillo vestido azul con escote cruzado, Lucía agradeció y fue al probador más cercano,  se desvitio y paso el vestido por su cabeza y brazos,  pero no bajaba de la cintura,  le quedaba muy apretado apenas y podía respirar,  se había equivocado la señorita con la talla, rápido se quitó la prenda y revisó la etiqueta, pero en ella era muy claro que si era su talla ¿Había subido de peso?, no podía creerlo,  llevaba una alimentación balanceada y por las tardes se ejercitaba con la bicicleta estática y algunas pesas en la sala. Seguro estaba inflamada por el desayuno,  con calma se vistió y agradeció a la chica,  tal vez  sería buena idea que mejor se probará zapatos, bien así esperaba que el desayuno o lo que quedaba de el se procesará y su abdomen se desinflamara,  pero sucedió lo mismo,  ningún zapato de su medida le entró.

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_Siempre te invito de mis comida- súplicas haciendo puchero el doctor de barba grisacea.
Wilson suspirando le extendía un molde con pasas cubiertas de chocolate a su amigo, quien estaba plácidamente sentado con los pies arriba de su escritorio,  con la respiración de este un botón de su camisa se abrió mostrando la playera interior, el oncólogo elevó una ceja sorprendido y le dirigió una mirada divertida a su colega. House se percató e intento abotonarse la ropa.
_El matrimonio te está engordando -recalcó Wilson la obviedad del asunto.
Subió también sus pies al escritorio y pico más papistas con chocolate
_No tengo la culpa que ninguna de tus mujeres cocinará tan rico como la mía - alardeo el otro dándose golpecitos a la barriga.
_Lucia te va a dejar por gordo- bromeó el castaño aventando una pasa al aire y atrapandola con la boca
House aplaudió e intento imitar lo mismo pero su pasita resbaló y mancho la camisa
_Soy un gordito pachoncito,  ella me ama - replicó 
Wilson asintió por que sabía que aquella mujer amaba a su mejor amigo con locura, pero de todos modos le quitó el molde con pasitas y le abrio la puerta a para poder seguir trabajando.
_Te esta convirtiendo en un osito cariñoso,  tierno y gordito - bromeó intentando esquivar el golpe con el bastón
House  salió y camino hasta su oficina,  indicó que realizarán un estudio de resonancia magnética y encontraron que su paciente presentaba el síndrome del corazón  roto.  Indicó el tratamiento y luego fue en busca de su hija al área de Pediatría.
House evitaba esa área , pero su hija estaba encantada trabajando ahí en lo que presentaba su examen para la especialidad médica, la busco entre unos cuneros y la hayo sentada dando un biberón  a un bebé  envuelto en una cobija rosada. Pronto sintió una punzada de celos,  la escena le provocó pensar en su esposa y en que seguramente así hubiera lucido cuando sus hijos eran unos bebés;  Foreman caminaba hacia la chica y cargaba a la bebé,  los dos médicos sonreían parecían una familia, esa palabra retumbo más fuerte en su cabeza, sabía que Elizabeth  pronto buscaría su independencia,  era cuestión de años, quizás de meses para que tal vez ella se mudara al departamento del neurólogo y no pudo evitar que la tristeza de nuevo lo embargara, podría estar construyendo nuevos recuerdos, pero eso no cambiaba 21 año de ausencia.
_¿Te sucede algo papá? - pregunto la chica desde el otro lado de la habitación.
La palabra padre de nuevo endulzo su corazón  y alivio un poco sus temores. Gregory  House negó con la cabeza y camino de regreso a su oficina dispuesto a ver alguna novela en espera que el turno de su hija acabará.  Dos horas después la chica de cabello rizado y color chocolate lo abrazaba.
_Podemos irnos a casa
Ambos caminaron hasta el estacionamiento, subieron al convertible,  antes de arrancar la chica posó una mano en el volante que su padre sujetaba, sus miradas se cruzaron y de nuevo el corazón de aquel hombre de ojos azules  se encogió.
_Foreman me propuso ser oficialmente su novia - le dijo
House la miró pero no dijo nada
_Me pidió también que viviremos juntos en su departamento
El hombre sonrió al acertar su teoría y ahora el envolvía  en su manos la delicada mano de su hija.
_Si eso quieres yo creo que ni tu madre ni yo nos opondremos- respondió  intentando no demostrar un poco de su dolor

_Le he dicho que si a ser su novia,  pero aun no quiero vivir con él - confesó ella con la mirada cabizbaja
House la abrazo y beso el cabello de su hija acunandola en su pecho.
_Aun quiero convivjr con esta familia  que se acaba de formar- añadió ella-padre- la chica volvió a su postura ergisa y continuo mirándole - ¿hay manera que busquemos una casa más grande y Eric viva con nosotros? - pregunto ella intentando no parecer suplicante.
Eso no lo esperaba,  que vivir con aquel neurólogo,  aunque le admiraba que fuera inteligente y un buen elemento de su equipo, respetuoso con su hija no se imaginaba viviendo con él,  pero sabía por que la chica lo pedía,  se estaba debatiendo entre dejar el nido o construir uno nuevo y buscaba incluir a ambos.
_No creo que Foreman quiera despertar y verme todos los días en boxer,  voy a terminar pareciendole irresistible - bromeó el médico,  sacando una risotada a su hija- creo que para estar en pareja necesitas independencia,  no te corro de la casa, quiere o tenerte conmigo siempre,  pero también quiero que seas feliz- dijo el médico
_Creo que Eric hará lo que le pida- dijo ella-tal vez no una casa para los cinco pero puede que dos cercanas y con una comunicación entre ambas para que yo pueda estar cerca de ustedes siempre,  no quiero imaginar mi mundo separada de ti o de mamá -alegó  ella.
House le dio una palmada  en el hombro y encendió el carro.
_Lo hablamos luego-dijo el moviendo el freno de mano y echando el auto en reversa.

Veinte minutos más tarde aparcaron el auto afuera del departamento, Elizabeth  cargaba su mochila y una bolsa con víveres.  Al entrar sentadas en el sofá Lucía y la nueva novia de su hermano Alejandro,  Rebeca,  platicaban animadamente y bebían un poco de té,  en la cocina el hermano mayor cocinaba un poco de pasta con carne.
House saludo a su esposa con un beso en los labios tan apasionado que las tres mujeres se ruborizaron.  Cuando la cena estuvo lista cada uno ocupó su lugar en la mesa,  House rebano un poco de pan.  La velada fue divertida  entre algunas bromas del médico sobre la virginidad de la chica y varios reproches de su esposa, luego Alejandro se ofreció a llevarla a casa y Elizabeth se acostó a dormir,  House y su esposa Lucía,  se abarazaban en el sofá y de vez en cuando se robaban más besos,  cuando otra arcada sacudió a la mujer y edata tuvo que correr al baño a vomitar,  House la acompañó y le dio un vaso con agua,  la mujer bebió ya se sentó en un banquito mientras su marido la veía desde el marco de la puerta preocupado.
_Hay que estar atentos por si a alguno de nosotros nos cae también mal la cena- dijo sin apartar sus ojos azules de la mujer que ahora estaba pálida.
_He estado así desde la mañana- confesó ella bebiendo un poco de agua
House casi se tira del cabello molesto y con dificulta se arrodilló frente a su mujer.
_Debiste avisarme a ti o a Elizabeth -reclamó enojado y preocupado
_Estoy bien ya se pasará- dijo la mujer con voz apagada
Sin darse cuenta se quitó los zapatos que ya comenzaban  a apretarle,  Gregory la ayudó y vio que los pies de Lucía estaban demasiado edematizados

_Tus pies- insistió el pensando en todas las enfermedades que causaban un cuadro similar
_Estuve caminando,  debe ser por eso- insistió ella haciendo un esfuerzo por calmarlo.
_A nadie se le hinchan  los pies como pez goblo así como asi- reclamó él.
_Vas a despertar a Elizabeth - pidió ella
House negó pero aun así mantuvo silencio,  cuando las náuseas desaparecieron la ayudó a ir a la cama,  la mujer se rescató y dio la espalda a House avergonzada.
Gregory seguía repasando listas de posibles diagnósticos hasta que la imagen de Elizabeth cargando a la bebé de mantas rosas le atraveso  por la mente.
¿Era posible?,  no podía,  bueno el no se cuidaba y si tenían relaciones cada dos días,  pero su esposa ya tenía 46 años era algo casi improbable.
Pero luego estaban las náuseas y los pies hinchados,  ahora veía a Wilson  burlándose de el por subir de peso y recordó que también su mujer estaba aumentando de peso,  sus pechos eran más grandes y susd caderas más anchas.

Cerró los ojos desechando la idea pero esta volvía  a golpearlo como gritando que era la solución,  por otro lado no estaba realmente seguro de querer lidiar con un bebé,  cuado tenía dos hijos mayores de los cuales recompensar los años perdidos. Además se se tia viejo,  y su pierna cada día dolía más,  no podía darle una calidad a un bebé.
_Greg- interrumpió su mujer que ahora lo contemplaba en la oscuridad- hace dos meses que no me llega la regla, pensé que la menopausia  me había llegado pero yo ahora no estoy segura- dijo

Todo de pronto se volvió más claro.

LA HIJA DEL SARCASMO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora