Bryn ➳ c.h

10

Cuando el timbre resonó en la casa, Calum no pudo haber corrido más rápido para abrir la puerta, encontrándose con una Bryn más bella de lo que él recordaba.

Había aprovechado que su familia se había ido y así poder tener la casa para ellos solos sin ser molestados.

—Hola —saludó, con una sonrisa que ocupaba casi la mitad de su cara.

Bryn lo miró divertida a la vez que pasaba el umbral.

—Hola —contestó cuando Calum cerró la puerta y se colocó a su lado.

Él la volvió a mirar y ella le devolvió la mirada. Los dos soltaron una risita tonta antes de que Calum pasase su brazo por su cintura para dirigirla a su habitación, la cual se había encargado de ordenar para aquella ocasión.

Bryn se sentó en el medio de la cama, cruzando sus piernas, mientras él cogía su bajo para colocarse delante suyo.

—Bien, a ver que te parece.

Comenzó a tocar las notas de Hysteria de Muse, sin poder evitar tararear, bajo la atenta mirada que ella mantenía sobre él.

Calum no podía apartar los ojos de su sonrisa. Sus ojos brillaban de una manera que lo hacía sentir una felicidad diferente a cualquier otra que hubiese sentido antes, recorriendo su cuerpo. Una felicidad que no quería que acabase.

Los últimos acordes sonaron y la habitación se llenó de silencio. Lo único que hicieron fueron mirarse durante unos minutos, sin dejar aquella sonrisa embobada de lado.

—¿Crees que he conseguido que prefieras a los bajistas? —Calum cortó el silencio finalmente.

Bryn soltó una carcajada que acabó cuando se tiró encima suyo, haciendo que cayese de espalda y ella quedase sobre su cuerpo.

—Sólo a uno —admitió antes de pegar sus labios a los de Calum y sentir como sonreía.