CAPITULO XI, ELEGIR

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Para quienes llegaran hasta aqui por el gusto a los Faraones.                                                                 

CAPITULO XII, ELEGIR

AK SIMKAR, REINO DE LA TIERRA.

Suaves vientos soplan en el reino. La luna llena ilumina el extenso desierto. Los vientos comienzan a agitarse lentamente hasta producir una gran tormenta de arena, que parece venir hacia el rostro del Faraón.

—! Ah! —exclamo Kefren, el Faraón, despertando de un perturbador sueño. El sudor en su frente y su agitada respiración daban cuenta de la desagradable pesadilla. Se levantó, e Inmediatamente se dirigió dónde Sefu, su geomante.

—Sefu —exclamó.

— ¿Otra pesadilla?

—Sí, pero esta vez ha sido mucho más real. Seb viene hacia acá.

— ¿Estás seguro que es él?

—Lo veía volando hacia acá. Quién más podría ser —comentó.

Sefu se arrodilló poniendo sus manos sobre la arena. Y comenzó a decir extrañas palabras. La arena se movía como si tuviera vida propia.

— ¡Es verdad! Vienen hacia acá—dijo Sefu, interpretando lo que la tierra le decía.

— ¿Vienen? ¿Quienes? Dímelo.

—No lo sé. Pero Seb lo ha elegido, veo su rostro claramente junto a él.

— ¿Mi rostro?

—No. El de su hijo.

— ¿Cuál de los dos Sefu? ¿Cuál de los dos? ¡Necesito saberlo!

—El que desarrollara el arte de la tierra.

—Pero ninguno de los dos lo ha hecho hasta ahora. Como lo sabré.

—Tendrá que elegir entre uno de ellos… La expresión en la cara de Seb… pareciera, estar muy enfadado.

— ¿Enfadado conmigo?

—Si… él ha escrito el destino para ustedes y le ha dado una misión hace bastantes años, pero usted, ha esperado hasta el último momento. Además de no cumplir con las leyes de FATA.

—Lo sé… Pero son mis hijos. No puede hacerme elegir.

Sefu quitó las manos de la tierra y mirándolo a los ojos, le dijo.

—Es el castigo por no respetar las leyes. Le aseguro que la furia de un Dios es mucho más poderosa que la de cualquiera de sus hijos.

El Faraón como cualquier padre estaba muy preocupado por sus hijos. Onuris y Micerinos eran gemelos. Por tanto, uno de ellos desarrollaría el arte de la tierra y el otro no. Hasta el             momento ninguno lo había hecho. En sueños, Seb muchas veces le dijo que debía desterrar a uno pronto o llegaría a buscarlo. Pero aún no sabía a cuál debía desterrar. Para él, aunque lo supiera, le costaría hacerlo.

Sefu se puso de pie y perdió el equilibrio.

— ¿Estás bien? —preguntó Kefren.

—Sí. Sólo ha sido una última visión.

—Que has visto Sefu, dímelo por favor.

—Al parecer… mañana… si mañana llegaran.

— ¡Mañana! ¿Estás seguro?

—Sí. Debe elegir pronto Señor. Sólo tiene hasta mañana al amanecer. Los niños cumplirán diez años el tiempo se agotó.

Dunas, dunas y más dunas que parecen no acabar, es ese el camino hacia la ciudadela del reino de la tierra. El desierto se extiende en su inmensidad para esconder y confundir a cualquier extraño que se atreva a ir en busca del templo de Ak Simkar, hogar del Faraón, y principal lugar de culto al Dios Sol.

FATA     (SAGA Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora