✿ c u a t r o.

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Miku balanceo su peso de un pie a otro, mientras intentaba no mojarse en el recorrido

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Miku balanceo su peso de un pie a otro, mientras intentaba no mojarse en el recorrido. Tenía unas cuantas bolsas en sus dos brazos —aunque era algo que podía soportar—. Sus saltos sin control se detuvieron, causando sorpresa al rubio, quien ahora estaba a su lado, cargando las bolsas más pesadas y sosteniendo el paraguas. Sus mejillas se enrojecieron al recordar como Oliver le susurraba, a la vez que apuntaba hacia Len, haciéndole una simple pregunta.

— ¿Él es tú novio?

Sacudió su cabeza por millonésima vez, intentando que aquel recuerdo se hiciera polvo. Miro hacia adelante y como si nada hubiera pasado, siguió saltando, aun con el peligro de que el mandado cayera de sus manos y por aquello, ganara una represalia. Len suspiró, algo confundido. Desde que la había conocido se había dado cuenta que había veces en las que podía ser alegre, otras en las que se esforzaba mucho en su trabajo y también cuando se paraba a pensar, deteniendo lo que hacía o a donde iba. Aunque Len no pensaba nada malo sobre sus cambios de actitud. Simplemente era tan curioso.

Aun caminando, Len vio como Miku no le había dirigido la palabra desde su pequeña charla con Oliver. Hizo una mueca. ¿Ahora no iban a ser amigos?, pensó, un poco triste. Movió ligeramente su hombro, el cual golpeo levemente el de la aqua-marina. La ultima mencionada saltó más alto que de costumbre, haciendo que golpeara su cabeza con el paraguas.

— ¡¿Miku?! — Len vio, extremadamente preocupado, como la chica se encontraba sentada en el piso. Miku gimió adolorida en voz baja, queriendo irse de allí. Por la vergüenza... y por el dolor. — ¿Estás bien? — suavizo su voz. Miku le miro desde abajo, obteniendo la vista de un rubio, quien aparte de sostener el paraguas, había logrado que las bolsas no molestaran su mano derecha, la cual estaba ofreciéndole como ayuda. Miku asintió y sintió un dolor en su pecho.

«El peli-azul, quien antes le había regalado su abrigo como refugio, se paro, decidió y le extendió la mano a Miku, quien le miraba confundida. Aun no se conocían, pero la aqua-marina sentía que podía confiar ciegamente en él.

La joven, después de segundos pensando, tomo la mano del chico.

Estaba segura que nunca olvidaría aquella vista que Kaito le había entregado».

— Estoy genial — respondió, formando una sonrisa en su rostro. Se paro sin ayuda del rubio, el cual al instante se dio cuenta de su lejanía. — ¡Hay que llegar temprano a casa porque si no Mikuo nos ganara toda la comida! — grito, extendiendo su mano al cielo, viendo como las gotas de lluvia caían en la palma de su mano.

— Mhmm —asintió Len, viendo como Miku avanzaba más rápido de lo normal, con el peligro de mojarse. — Eres una dulce mentirosa — se susurro a sí mismo, logrando que solo él se oyera. Negó con su cabeza y levanto su mirada, agarrando la mano de Miku, quien se detuvo al instante de sentir como su mano se hacía cálida. Volteó su cara lentamente, encontrándose como Len le miraba, realmente preocupado.

Extremadamente dulce 【Miku x Len】.Where stories live. Discover now