CAPÍTULO IV

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Narra ______.

A la mañana siguiente desperté muy emocionada, a pesar de que no recordaba nada, estaba agradecida de haber despertado y de haber tenido una segunda oportunidad de vivir.

Un nuevo día para mí era una nueva oportunidad de descubrir mil cosas, de volver a conocer a esas personas maravillosas que tenía a mi lado y de conocerme más a mí misma.

Baje a desayunar con mi familia y ya todos estaban despiertos, mi madre estaba en la cocina y mi padre y mis hermanos acomodaban la mesa.

- ¡______ despertó! - Gritó la pequeña Sami y corrió hacia mí. Todos voltearon y me saludaron con una gran sonrisa.
- Ya casi está el desayuno, hija. - Gritó mi madre desde la cocina.
- ¿Cómo te sientes? - Preguntó mi hermano Martín.
- Mejor gracias. - Contesté alegre. Por la noche me había dolido la cabeza, fue un dolor muy fuerte, pero Piero me dijo que, después de tanta información, solo debía descansar y tenía razón.

Mi madre salió de la cocina y colocó la comida en la mesa, todos tomamos nuestros lugares, bueno yo tomé un lugar pero no estaba segura de si era el mío o el de alguien más.

- Estás en mi lugar. - Dijo Rubén con seriedad.
- Oh, lo siento. - Respondí apenada, tomé mi plato y cuando me iba a levantar me detuvo.
- Es broma enana. - Dijo alborotando mi cabello.

Empezó el desayuno, todos estaban muy callados, el silencio era abrumador.

- Que rica comida mami. - Dije y todos me voltearon a ver, tal vez no se debe de hablar en la mesa.
- Gracias hija. - Dijo fríamente.
- ¿Te gustó la pequeña fiesta de ayer? - Comentó mi hermano Rubén.
- Claro, muchas gracias.
- Todos te extrañábamos mucho. - Dijo Sami tomando un bocado de su comida.
- Y supongo que yo a ustedes. - Dije provocándoles una risita a mis hermanos.

Ya no hubo tema de conversación, el silencio volvió y se quedó ahí el resto del desayuno. Terminando, Martín me impidió lavar los trastes, pero aún así le hice compañía en la cocina.

- Todos estuvieron muy callados, ¿pasa algo? - Pregunté, era obvio que por mi culpa, todos eran tan fríos, mi padre en ningún momento me dio un abrazo ni nada y mi madre estaba más callada que antes.
- No, es solo que todos estamos muy confundidos con lo que pasó y, debemos asimilarlo. - Dijo nervioso.
- Lo lamento, sé que es mi culpa pero...
- No digas eso, tú no tienes la culpa de nada. - Dejó los trastes a un lado y miró.
- ¿Cómo fue el accidente? ¿Qué pasó ese día? - Pregunté después de un momento, él guardó silencio y siguió con su labor.
- Hablaremos de eso después, ahora debes ir a arreglarte, Piero pasará por ti en un rato. - Evitó mis preguntas, se me hizo un poco extraño pero no lo pensé demasiado y fui a mi habitación a ducharme.

Salí y busque mi ropa, el olor de mi closet era muy peculiar, un olor a madera y a un suave perfume, cerré mis ojos e inhalé una vez más ese olor y de un momento a otro perdí el equilibrio y caí sentada en el suelo, no sé que sucedió.


Cuando el mareo pasó, me incorporé y terminé de arreglarme, me puse algo agradable y supongo que de mi estilo, cepillé mi cabello y lo dejé suelto.

- ¡______! - Dijo Sami llorando mientras entraba a la habitación.
- ¿Qué te pasa Sami? - Respondí.
- La manita de mi muñeca se rompió. - Explicó dejando su muñeca en mis manos, me senté con ella en la cama, observé la muñeca y, por suerte, sí tenía solución, inserté de nuevo el brazo de la muñeca y se la entregué, ella me dio un tierno abrazo.
- ¡Gracias! - Gritó emocionada. - Te extrañé mucho. - Continuó. - ¿Ya no te vas a ir, verdad? - Dijo mirándome fijamente.
- Claro que no. - Sonreí.
-

[PAUSADA] Más Allá De Todo (Piero Barone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora