Aitana empezó a despertar poco a poco, notando la ligera presión de una venda sobre su pata delantera izquierda. Se sentía descansada, lo cual era un alivio: significaba que no había hecho ninguna estupidez durante la noche. Pero eso sí: tenía un dolor de cabeza brutal. Abrió los ojos; la luz que entraba por la ventana no le molestaba a la vista, lo que significaba que no era resaca. Repasó todo lo que recordaba de la noche anterior, por si había algún momento perdido, pero no fue el caso.
—Hombre, al fin despiertas. ¿Estás bien?
Aitana se giró hacia la voz, donde encontró a Macdolia tendiéndole un casco para ayudarle a levantarse.
—Perfectamente. ¿Y tú?
La yegua marrón aceptó la ayuda y se levantó pero, al mirar a su compañera se dio cuenta de que Macdolia la miraba muy seria. Aitana maldijo su estampa, sabía lo que iba a preguntar.
—¿Qué pasó anoche? ¿Qué es esa brújula?
"Bingo".
—Mira, lo único que importa es que estamos bien, ¿vale?
—No, Aitana, no esquives la pregunta. Anoche te levantaste, estabas como poseída, y durante un instante parecía que me ibas a atacar.
En ese momento Aitana recordó que había sido dominada durante un instante cuando dormía. Maldita sea.
—Mira, solo es un objeto que me permite hacer magia, ¿vale? ¿Quieres dejar el tema de una puta vez?
—¡Aitana, objetos así no existen! —respondió Macdolia—. A duras penas existen objetos capaces de mejorar la magia de un unicornio, ¿cómo van a existir brújulas baratas capaces de darte poder mágico? ¡Eso no es posible!
—¿Qué va a saber una esclava, o una guardaespaldas de todo esto? ¡No es de tu incumbencia cómo hice magia, y te recuerdo que te salvé la vida!
—¿Crees que no puedo reconocer la nigromancia cuando la veo?
La arqueóloga se quedó en silencio. Ahora esa yegua sabía también de las artes prohibidas de la magia, ¿qué más sorpresas guardaba?
—Mira Aitana, eres lo bastante inteligente para darte cuenta que soy mucho más de lo que te he dicho. Anoche te levantaste en sueño y me hablaste en el antiguo idioma de Egiptrot.
—¡Venga ya, ahora me vas a decir que puedes reconocer un idioma muerto cuando lo....!
—"Ak-tir nara maltok, ak molnara mawantolk. Ak-tir nara maltok" —tras repetir las palabras que dijo Aitana, poseída, Macdolia las tradujo—. "Pronto seré libre, y mi venganza empezará por esta yegua. Pronto seré libre".
Lo que había hecho Macdolia iba más allá de meramente repetir las palabras que había escuchado la noche anterior: las había dicho con una entonación y una pronunciación que ningún ente viviente debería conocer. El antiguo idioma de Egiptrot llevaba milenios muerto, y solo se conocía por sus transcripciones en otros idiomas igualmente muertos. Sin pensarlo dos veces, la arqueóloga metió un casco en la bolsa que descansaba sobre el montón de paja que hacía de cama y la sacó con una daga asida al mismo, la cual posó amenazadoramente contra el cuello de Macdolia. Esta no pareció hacer ademán de defenderse.
—¿Quién eres? ¿Qué eres?
—Soy tu amiga, Aitana.
—¡Y una mierda! —respondió la aludida—. ¡Casi nadie puede entender ese idioma, mucho menos hablarlo! ¿Quién eres? ¿Qué eres?
—¡Soy una poni, te estoy intentando ayudar!
—¡He visto demasiados monstruos disfrazados como ponis!
ESTÁS LEYENDO
La guerra en las sombras
फैनफिक्शनEquestria es un principado conocido por la paz: las princesas gobiernan, asegurando la felicidad y prosperidad de su nación, y las guardianas de la Armonía velan por acudir a la llamada cuando sea necesario. Mas pocos conocen la auténtica verdad que...