La clase magistral de Biología Aplicada transcurría con normalidad en otro edificio del campus. Los alumnos se afanaban en tomar apuntes cuando uno de ellos alzó la cabeza y miró alrededor, extrañado al sentir un hormigueo en la nuca. Una yegua cercana hizo lo mismo instantes después, seguida al poco por el resto de la clase. La profesora se percató del extraño comportamiento de sus alumnos.
—¿Qué les ocurre, jóvenes?
Y entonces ella lo notó también: el corazón se le desbocó sin razón, y el pelaje de su nuca y espalda se erizó. Un miedo irracional la invadió... y entonces se escuchó el aullido.
Los estudiantes abandonaron la facultad de historia y arqueología, siguiendo las instrucciones de evacuación al sonar la alarma de incendios. Todo parecía en calma y no se veía fuego por ninguna parte. Algunos empezaron a augurar que se había tratado de una falsa alarma cuando se escuchó un grito desde el primer piso.
—¡¡Manresht, bonito, que dicen que no eres de verdad!!
Un par de segundos después, el profesor Pones salió del edificio galopando sin prestar atención a los congregados, seguido de cerca por su hija. Tras las ventanas de la sala de entrenamiento mágico se escucharon varios gritos histéricos... y el aullido más terrorífico que habían escuchado jamás. Los alumnos echaron a correr, alejándose del fenómeno, y las ventanas estallaron cuando el doctor Trottinghoof y los periodistas saltaron por estas, algunos de ellos envueltos en las cortinas que no se habían molestado en apartar.
Y el infierno se desató.
Las llamas aparecieron de la nada, girando dentro de la estancia como un torbellino. Las ventanas que seguían intactas no se rompieron, sino que sus cristales se tornaron rojos antes de fundirse y caer por su propio peso. Los presentes huyeron por sus vidas, sin entender qué estaba pasando, mientras el torbellino crecía en fuerza y velocidad. Y, cuando parecía que no podía volverse más violento, hubo una deflagración de llamas a través de la cual apareció una criatura cuadrúpeda.
La imponente figura de Manresht saltó desde la ventana y, cuando estuvo en el suelo, se alzó sobre sus patas traseras, aullando. Alto como el más grande entre los de su raza, su musculatura era un fiel reflejo del poder demoníaco que le había sido concedido. El pelaje, negro como la noche, se agitaba violentamente con las ráfagas de fuego que iban surgiendo a su alrededor; frente a él, los ponis echaron a correr, alejándose de la monstruosidad.
Hubo gritos en el aire cuando algunos estudiantes pegaso vieron a una patrulla de guardias en la distancia; un grupo de tres soldados, uno por cada raza poni, llegó al campus y corrió en contra de la corriente de estudiantes. Durante un instante se quedaron parados, sin saber bien cómo actuar; no era común ver lobos de Los Reinos en Equestria, y mucho menos verlos utilizar una magia como aquella. El unicornio tomó el mando y repartió instrucciones entre sus compañeros; a continuación lanzó un hechizo al aire para pedir refuerzos, antes de interponerse entre Manresht y los estudiantes, preparado para rechazar cualquier ataque. El pegaso y el poni de tierra guiaron una apresurada evacuación del campus, que solo fue ignorada por aquellos que se escondieron donde pudieron y por los periodistas que esperaban redactar la noticia del año.
Mientras tanto, Aitana llegó a la taberna y, tras unos segundos, salió de la misma con una sidra en la pezuña. Su padre seguía observando la escena, resollando.
—¿Hace un trago, papá?
—Hija... ¿eres consciente de que vas a ir a la cárcel, verdad?
—Sí. Por eso disfruto de mi última sidra en mucho tiempo.
Manresht avanzó unos pasos. El guardia unicornio se puso frente a él y le ordenó que se rindiera. El milenario hechicero conjuró varias saetas de fuego impío que lanzó contra el guardia; este se defendió con una barrera que a duras penas logró desviar el ataque, recibiendo alguna quemadura. Rapidamente respondió lanzando un rayo mágico que el lobo atrapó con una garra.
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La guerra en las sombras
FanfictionEquestria es un principado conocido por la paz: las princesas gobiernan, asegurando la felicidad y prosperidad de su nación, y las guardianas de la Armonía velan por acudir a la llamada cuando sea necesario. Mas pocos conocen la auténtica verdad que...